Aranda del Duero celebra otro año más su tradicional e icónica Bajada del Ángel: las anécdotas del momento

La 'Bajada del Ángel', la tradicional ceremonia que hunde sus raíces en los autos sacramentales del Siglo de Oro, ha anunciado un año más la Pascua cristiana en Aranda de Duero (Burgos).

El protagonismo este año ha recaído en Valentina Arranz, una arandina de cinco años, alumna del colegio Simón de Colonia de la capital ribereña, quien ha sido la elegida por la Cofradía Nuestra Señora de la Misericordia-Virgen de las Candelas, organizadora del acto, para ejercer como el ángel que retira el velo de luto a la Virgen y le anuncia que Jesús ha resucitado.

El ritual que desde hace siglos se representa en la plaza de Santa María

"Cuando se abra el globo tengo que soltar las palomas, quitarme la corona, quitar el velo a la Virgen y patalear todo el rato, hasta que me bajen al suelo". Casi como una de las letanías que durante toda la Semana Santa han estado tan presentes en los oficios religiosos, Valentina repetía lo que tenía que hacer minutos antes de que empezara 'la Bajada'.

Y tal cual lo ha hecho, siguiendo el ritual que desde hace siglos se representa en la plaza de Santa María, frente a la espectacular fachada -retablo, ejemplo del gótico isabelino, del principal templo arandino, en uno de los actos que más afluencia de público concentra y más emociones despierta.

Con unos minutos de retraso sobre el mediodía, algo inusual en esta cita en la que, por cierto, siempre brilla el sol, se ha abierto la compuerta de la caja que representa el cielo, dejando ver el globo azul y blanco en cuyo interior se ha escondido Valentina.

Las anécdotas del momento

En el centro de la plaza esperaba desde hacía unos instantes la imagen de la Virgen de las Candelas cubierta por el manto negro. Frente a ella, el Resucitado de la Hermandad de la Resurrección de Cristo, lo primero que verá María cuando la niña-ángel le quite el velo de luto.

Unos segundos han sido necesarios para que el globo, suspendido por unas cuerdas, recorra la decena de metros que le separa de la imagen mariana y, cuando se ha situado sobre ella, se ha abierto el receptáculo, mostrando a Valentina, vestida toda de blanco, apareciendo con una lluvia de confeti.

Desde ese momento, como suele ser habitual, todo se ha sucedido conforme a lo previsto. El ángel ha descendido, ha retirado el velo negro y ha subido y bajado varias veces, gracias a la tramoya instalada para la ocasión antes de que, tras ser posada ya en el suelo, haya ocupado su lugar bajo las andas de la Virgen para participar en la procesión.

La anécdota, este año, ha llegado de las dos palomas blancas que acompañaban a Valentina en su particular viaje en globo. En lugar de salir volando, como suele ocurrir, en esta ocasión han preferido quedarse contemplando lo que ocurría desde la posición privilegiada que les ha otorgado el interior del globo.

Algo en lo que ha podido influir el consejo que el ángel de 2023 ha recibido de su hermana Jimena, que asumió ese mismo rol en la ceremonia de 2016. "Me ha dicho que sujete muy fuerte a las palomas", ha reconocido Valentina antes de ejercer su papel protagonista.

A medio camino entre una ceremonia litúrgica y una representación teatral, la Bajada del Ángel está declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Junto a Tudela (Navarra) y Peñafiel (Valladolid) es una de las pocas localidades españolas que siguen celebrando este curioso ritual el Domingo de Pascua.