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La erupción volcánica en la isla de La Palma se ha convertido en una tragedia natural que está afectando a miles de personas. Muchas familias han visto cómo en cuestión de días han perdido todo lo que tenían. Por si fuera poco, el hecho de no saber con exactitud cuánto tiempo durará la erupción acentúa su incertidumbre y sufrimiento.
Quedarte sin tu casa o tu trabajo supone un drama personal pero también provoca un estrés postraumático en la persona que puede durar muchos años. El psicólogo clínico Rafael Santandreu explica a EFE que los desastres naturales como tsunamis, terremotos, lluvias torrenciales o erupciones volcánicas causan estrés postraumático y dejan durante años cuadros de ansiedad, ataques de pánico y depresión secundaria.
Por ello, el psicólogo recomienda que los evacuados no se guarden "el trauma ni intenten evitarlo" porque hacerlo empeoraría el trastorno y "crea un fantasma de dimensiones increíbles" que, finalmente, acarrea graves consecuencias a largo plazo. En este sentido, Santandreu anima a los afectados a acudir a los psicólogos y apela a la colectividad y al apoyo de la red social que tenga cada individuo e insta a las autoridades de la isla a ejercer ese apoyo comunitario. "Todo eso es muy sanador", explica.
Javier Rodríguez, psicólogo clínico y presidente de la Sociedad Española de Psicología de Emergencias y Catástrofes (SEPECA), explica a Diario de Avisos que "el ruido constante les está afectando mucho, pero el problema no es el ruido, sino el miedo que te genera, porque además "el volcán cambia cada día, y eso asusta más".
Según Rodríguez, ya es palpable la existencia de trastornos, ansiedad o estrés, fundamentalmente debido a la incertidumbre: "Hay miedo a que ocurra algo más grave. El sonido que produce el volcán en sus fases más explosivas emite una frecuencia que se sitúa entre uno y cinco hertzios y no es periódica". Esta especie de rugido, que muchos comparan con el de un avión al despegar, se produce de manera aleatoria. Como apunta el experto, lo que ocurre con un ruido periódico es que al final te acabas acostumbrando a escucharlo, "pero cuando es aleatorio, estás siempre en tensión".
Sobre el terreno, psicólogas como Cristina García, coordinadora del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes (GIPEC), aseguró a varios medios que lo que más están percibiendo en estas primeras semanas de erupción son cuadros de ansiedad y alguna persona con un estado de pánico bloqueante. "Hay mucho estrés, mucho miedo, rabia, impotencia y mucho llanto", indica.
"La gente está asustada. Y muchas veces no puedes hablarle de duelo a alguien que acaba de perderlo todo o que está a punto de hacerlo", asegura Rodríguez.
Una carretera es la única vía que comunica a los vecinos de La Laguna con sus viviendas. El avance de la lava impide el acceso por Tazacorte pero todavía les da una tregua para seguir rescatando parte de la vida que construyeron en ese barrio.
Resignados a los designios del volcán, los evacuados reciben una ayuda representada por camionetas y furgones como los que ha cedido la empresa Agro Rincón. Sus trabajadores se han puesto al volante para ayudar a los vecinos mientras la nave de esta empresa, la única que sobrevive en el polígono industrial del Callejón de la Gata, está acorralada por la colada. Pese a la desgracia, aquí nadie se rinde y todos continúan dispuestos a resistir.
La Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias ha anunciado que este próximo lunes, 18 de octubre, se reanudarán las clases en los centros educativos de los municipios de Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte, medida que afecta a 4.606 alumnos y 583 docentes, algo que puede servir para recuperar una cierta normalidad en medio de semejante tragedia.