Todo falló en el asesinato de Jordi: incomunicación judicial, ningún aviso, ni sospechas en la familia

  • El asesino tenía una custodia compartida y las visitas suspendidas al mismo tiempo, pero los jueces no estaban al tanto

  • Una prima de la madre del niño, de 11 años, aseguran que el pequeño quería ver a su padre y nunca sospecharon que pudiera ocurrir algo así: "Nos hizo creer que le quería"

  • Distintas fuentes jurídicas hablan de un problema de comunicación y de la suma de circunstancias fatales

Jordi ha muerto a los 11 años, acuchillado por su padre, porque todo ha fallado: el hombre seguía viendo a su hijo pese a que las visitas estaban suspendidas, porque el juez que le dio la custodia compartida (que no se cumplía) no sabía que el asesino era un agresor. La falta de comunicación entre juzgados, la ausencia de aviso por parte de los abogados, y el hecho de que el asesino hiciera creer a su exmujer y su entorno que "quería al niño", han acabado en el peor crimen que se pueda imaginar.

Dos jueces consultados por NIUS, coinciden en que hay un problema en la comunicación entre órganos judiciales, aunque difieren en la solución. Joaquim Bosch asegura que este tipo de casos "excepcionales" se podrían solventar con un sistema de alertas entre juzgados. Sin embargo, Jorge Fernández Vaquero, portavoz de la Asociación Francisco de Vitoria, cree que una reorganización de la estructura judicial sería más eficaz. Fernández Vaquero, que es especialista en violencia de género, sí conoce casos en los que la falta de comunicación ha propiciado situaciones similares, aunque nunca con un resultado ni remotamente parecido.

Fuentes del Ministerio de Justicia aseguran a NIUS que se va a estudiar este caso a fondo para saber qué ha ocurrido, pero que todavía es pronto para sacar conclusiones y tomar decisiones "en caliente". En la misma línea, Igualdad. Irene Montero ha hecho hincapié en la necesidad de llegar a tiempo y desplegar todos los mecanismos necesarios para "llegar a tiempo".

El caso es que a todo se ha sumado que los abogados no pusieran en antecedentes a los jueces que vieron los dos asuntos, el de violencia de género y el del divorcio, lo primero que se había planteado. Fernández Vaquero as

Por su parte, Marta Tur, prima de la madre del niño, asegura que el pequeño quería ver a su padre y que nunca pudieron imaginar que fuera a hacer algo así: "Había convencido a su exmujer de que quería al niño", respondía Marta ante las cámaras, mientras pedía que esto se juzgue como un caso de violencia vicaria, matar al niño para hacer daño a su madre. A su juicio: "La Justicia ha fallado".

Dos sentencias en dos juzgados

Todas las partes consultadas aseguran que las fechas de denuncias, sentencias, etc. tampoco han ayudado a evitar lo sucedido, porque fueron muy seguidas. Los dos juzgados, uno civil y otro penal, están en la misma localidad, en distintos edificios, pero muy cerca el uno del otro.

El primer juez que vio el caso fue el civil. En julio de 2021, la pareja acudió al juzgado con una demanda de divorcio de mutuo acuerdo, en la que habían pactado la "custodia compartida", según ha explicado Marta Tur, que también es regidora de Igualdad en el Ayuntamiento de Cullera, a nueve kilómetros de Sueca.

Un mes después, ella le denunció a él por malos tratos y hubo un juicio rápido en el juzgado de lo Penal, que puso una orden de alejamiento sobre la expareja del hombre, aunque no sobre el niño. Eso sí, las visitas quedaron suspendidas y la patria potestad en manos de la madre.

Sin embargo, cuando en septiembre los padres de Jordi ratificaron el convenio de separación, nadie informó de que se había celebrado un juicio por violencia de género, ni de que se habían suspendido las visitas.

A eso, Jorge Fernández Vaquero añade que habría que saber si el abogado de la madre para el divorcio y el de la violencia de género eran dos o si era el mismo. Y además, añade que si la comunicación siempre es dificultosa, para el juez de lo civil es casi imposible acceder a los datos penales del maltratador.

"Nunca amenazó al niño"

Este lunes, Marta Tur -la prima de la madre de Jordi- insistía una y otra vez en que nunca pudieron imaginar algo así. A preguntas de los periodistas, respondían que el pequeño jamás les habló de amenazas; que él quería ver a su padre; y que la madre y su familia, creían que era bueno para Jordi que lo visitase.

Fuentes jurídicas aseguran que de haber habido un aviso, se podría haber protegido al niño y a la madre, pero esto nadie lo esperaba. "Sí agredió a su exmujer, pero nunca al niño", afirmaba Marta al tiempo que lamentaba que su prima ha sido "condenada a seguir respirando" pese al asesinato de su hijo.

Si hubieran conocido cualquier tipo de amenaza -insiste- "no habríamos accedido nunca a llevárselo". Ante la falta de sospechas, le llevaban al niño durante unas horas los domingos por la tarde. De hecho, pese a la custodia compartida firmada en el convenio, no se estaba llevando a cabo porque el asesino "no estaba en condiciones". También ha relatado que, "últimamente" Jordi iba a las visitas menos "convencido", aunque nunca asomó una sospecha similar.

Este domingo, era uno más. Marta Tur explica que el padre se había enfadado días atrás porque quería pasar con su hijo el sábado, el día del cumpleaños de Jordi, pero al final acordaron que lo vería el domingo. Todo ocurrió "cuestión de minutos", poco después de dejarle, el padre de Jordi llamó a la madre para que fuera a recoger a su hijo recogerle. Ella volvió, pero "en el trayecto debió hacer la barbaridad que hizo", aseguraba Tur.

Al llegar, la madre se encontró con la puerta cerrada y llamó a emergencias, que al entrar se encontraron en mitad de la escena de un crimen donde la suma de factores convirtió a Jordi en la primera víctima de violencia vicaria de este 2022.