Las niñas de Tenerife siguen desaparecidas 24 días después y los investigadores temen lo peor

  • Anna y Olivia fueron vistas por última vez el 27 de abril

  • La última vez que los padres hablaron él le aseguró que nunca volvería a verlas

  • La hipótesis del asesinato cobra fuerza para los investigadores

Las dos niñas de Tenerife desaparecidas desde la noche del pasado día 27 de abril en la isla canaria siguen ilocalizadas a pesar de los esfuerzos de Policía Nacional y Guardia Civil reforzados por equipos de la Unidad Central Operativa (UCO) desplazados desde Madrid. Los investigadores buscan su rastro no solo en las aguas costeras sino también en África y el Caribe. Mientras tanto, Beatriz Zimmerman, madre de las hermanas de 1 y 6 años lanza mensajes para ayudar en su localización. Todo apunta a que Tomás Antonio Gimeno, padre de las pequeñas, podría haberlas secuestrado para alejarlas de la madre que había comenzado una nueva relación sentimental que desaprueba.

Han pasado 24 días desde que Tomás hablaron por última vez sobre la hora de entrega de las niñas tras pasar un día con su padre. Nada hacía presagiar los posteriores sucesos porque ambos progenitores acordaron una entrega y un retraso sin problemas. Pero en un tercer contacto Tomás hizo saltar las alarmas en Beatriz al decirle que jamás volvería a ver a sus hijas.

A partir de ese momento se sucedieron una cascada de acontecimientos que la investigación ha ido sacando a la luz a través de imágenes de cámaras de seguridad, testimonios de testigos y el rastreo de dispositivos móviles.

Los protagonistas: Tomás, Beatriz y sus hijas Anna y Olivia

Tomás Antonio Gimeno, de 37 años es el malo de esta película. Procede de una familia tinerfeña acaudalada aunque él se dedica al negocio de la floristería que gestiona a través de varias empresas a su nombre. Sus amigos destacan su carácter afable pero con su familia mantiene diversos enfrentamientos que los mantiene alejados. Tampoco ayuda sus problemas con la justicia por peleas y robos.

Beatriz Zimmerman es la víctima de un presunto secuestro materializado a través de sus dos hijas. Su relación con Tomás era considerada "perfecta". Muchos los veían como "chicos guapos, inteligentes, la típica pareja ideal", aseguran algunos amigos. El matrimonio recién casado vivió durante años en la finca familiar situada en la zona de Guaza, en Arona, pero desde hacía un año y medio se habían trasladado a Igueste de Candelaria, hasta separarse.

Desde hacía meses, Beatriz había rehecho su vida con Eric Domb, un empresario de origen belga con empresas en la isla. Esta nueva relación está en el origen de la desaparición de Tomás con las niñas ya que no aceptaba que sus hijas convivieran con un hombre de 60 años y menos aún que se las pudiera llevar a Bélgica junto a su madre y separarlas de él.

Anna y Olivia, las hermanas de 1 y 6 años, respectivamente, son también víctimas a las que su padre usa en su pelea con su exmujer. Divertidas y alegres como la mayoría de niñas de su edad, han vivido una vida rodeada de comodidades y del amor de sus padres. Los vídeos compartidos por su madre las muestran vivaces y compenetradas.

¿Secuestro o asesinato?

Desde el primer momento tras la alerta de la desaparición, los investigadores tratan de desentralar el nudo de pistas y evidencias falsas y reales que Tomás Gimeno dejó detrás de sí. Básicamente se trata de descubrir si mató a las niñas y después se suicidó o si se las ha llevado consigo para alejarlas de la madre.

La Justicia lo considera el caso como una desaparición de alto riesgo y por ello trabaja sobre la hipótesis principal de un secuestro ya que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar inició diligencias previas por la presunta comisión de un delito de secuestro. La investigación se ha declarado secreta. Tampoco se descartan otras hipótesis.

Los investigadores han ido reconstruyendo los últimos pasos de Tomás Gimeno la noche del 27 de abril. Las cámaras de seguridad de Marina de Tenerife captaron a Tomás entrando y saliendo varias veces del recinto con su vehículo solo, sin sus dos hijas antes de que su barco zarpara y fuera hallado horas más tarde sin ocupantes y a la deriva.

Además, un vigilante vio cómo sacó de su vehículo y cargó en la embarcación bolsos, maletas y bolsas de ropa, según contó el capitán de puerto de Marina Tenerife, Enrique Alonso.

Eso fue a las 21.30 horas, cuando el padre llegó por primera vez al recinto portuario en su vehículo y lo aparcó frente al pantalán.

Veinte minutos más tarde, según la reconstrucción de los hechos en base a las grabaciones y al testimonio del vigilante, zarpó y regresó a puerto a las 23.30 horas.

Se subió a su coche y se acercó hasta una gasolinera cercana, en el barrio de María Jiménez, donde compró un cargador para el móvil, ha detallado Enrique Alonso.

Entonces, le pidió al vigilante si podía enchufar el cargador en su garita, donde permaneció durante unos quince minutos, y luego volvió a zarpar por segunda vez a las 00.30 horas.

El vigilante, según apunta el capitán de Marina Tenerife, lo notó "nervioso, con ganas de salir" al mar con su embarcación, de nombre 'Esquilón' y de seis metros de eslora.

Tras cargar la embarcación zarpó, y su teléfono lleva a los investigadores al sur de la isla, área donde hoy se realiza una intensa búsqueda. Los investigadores han detectado que su teléfono móvil estuvo tiempo parado en el mar en un punto de esa zona. Por eso, otra gran incógnita es qué pasó en ese lapso temporal, y en ese punto en su primera salida en la lancha, antes de regresar después a puerto para buscar un cargador de móvil.

Todo ello hace pensar que Gimeno tenía un plan premeditado.

Los hallazgos que preocupan a los investigadores

Las pistas que van recabando los investigadores no logran despejar las grandes dudas que rodean este caso. Agentes de la Unidad Central de Operaciones (UCO) de la Guardia Civil se han sumado sobre el terreno a las labores de rastreo. Son los mejores y están especializados en el búsqueda de personas desaparecidas como es el caso de Diana Quer, Asunta Basterra o Gabriel Cruz.

Entre los principales hallazgos encontrados por los equipos que trabajan en el esclarecimiento del caso están restos de sangre hallados en la embarcación de Tomás hallada a la deriva en guas de la costa orientas de Tenerife. Los análisis posteriores confirmaron que pertenecía a Tomás y no a las niñas.

También se halló un sillita portabebés en la zona en la que fue localizada la barca a la deriva. La familia de las niñas confirmó posteriormente que pertenecía a la pequeña Anna.

Tampoco se ha localizado el ancla de la embarcación. En un primer momento, los investigadores trabajaron con la hipótesis de que Tomás la usara para lastrar el cuerpo de la niñas.

El Instituto Oceanográfico ha desplazado hasta la zona un sonar y un robot submarino cedidos que están siendo usados en las labores de búsqueda.

También se ha rastreado un velero que realizó un recorrido atípico entre las islas y la costa de África durante las primeras horas de la desaparición de las niñas. La embarcación desactivó el GPS al tiempo que se mantuvo alejada del resto de barcos.

Unos de los últimos indicios fue una señal de radio en la que se escucharon los balbuceos de un bebé del que solo se distinguían dos palabras: "Papá, tiburón", algo que apuntaría en la dirección de que las niñas podrían estar vivas.

Los investigadores temen una 'casa de los horrores'

En las últimas horas, las fuerzas de seguridad han regresado a la vivienda de Tomás Gimeno. Lo han hecho con los perros especializados en la búsqueda de restos biológicos. Se trata de Junco y Bill capaces de marcar el olor de un cadáver.

Por ello, su tarea en la casa de Tomás Gimeno es vital. Cada vez toma más fuerza para los investigadores la hipótesis de que el padre pudiera acabar con la vida de las niñas en esa vivienda.

La búsqueda ha sido complicada porque en el caso de que su padre las hubiese matado en la casa, estarían allí muy poco tiempo y todo está sucio y desordenado. No creen que las enterrara aunque se revisan terreno removido.

Los investigadores creen que Tomás usó las mismas bolsas de basura en la que transportó objetos para ocultar los cuerpos dentro de los petates que llevaba y captaron las cámaras del puerto. Los perros revisarán también el maletero del coche y la lancha en la que piensan que las arrojó al mar lastradas con el ancla

Hay un testigo que ha aportado el dato revelador y con todo eso el juez ya sí autoriza que se incorpore a la búsqueda en el mar. Además, el teléfono de Tomás lo sitúa perfectamente por eso la investigación ha descartado que hubiera cerca otros teléfonos y no hay contacto o dato que apunte a un barco que ayudara en una fuga.