Que nos guste pasar miedo tiene una explicación: "El problema no es sentirlo, sino cómo respondemos ante él"

¿Por qué nos gusta pasar miedo en Halloween? Para la psicología hay una profunda explicación
Terrasa paraliza la adopción de gatos negros por miedo a que sean utilizados para "rituales de Halloween"
¿Por qué nos atrae pasar miedo en Halloween? ¿Hay alguna explicación psicológica? ¿Es beneficioso o, por el contrario, afecta de alguna manera a nuestro cuerpo? Seguramente recordarás alguna ocasión en la que te has animado a ver una película de miedo o a disfrutar de una experiencia en algún túnel del terror o parque de atracciones temático. También es posible que no pudieras dormir la misma noche o las posteriores por pesadillas o miedo a que alguna de las escenas vistas te pudiera ocurrir a ti.
Durante el mes de octubre, muchos fanáticos del miedo celebran en todo el mundo el Día de los Muertos y Halloween, tradiciones muy arraigadas en lugares como Irlanda (donde se cree que pudo originarse), Estados Unidos o México. En España poco a poco también va popularizando esta tradición decorando calles y casas, disfrazándose y pasando miedo. Sin ir más lejos, en octubre se celebra uno de los festivales más longevos dedicados al cine de terror, el Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya, cuya primera edición fue en 1968.
El miedo, protagonista indiscutible de estos días, cumple una función muy concreta, ya que es una emoción básica que ha tenido una función adaptativa a lo largo de la evolución: nos prepara para reaccionar ante el peligro. Sin embargo, en contextos seguros esa activación se convierte en una experiencia estimulante.
"Desde la psicología del aprendizaje, podríamos decir que el miedo se asocia a la activación fisiológica (el corazón se acelera, aumenta la atención, se intensifican las sensaciones...), y ese nivel de activación puede llegar a resultar reforzante en sí mismo. Es decir, el cuerpo “se enciende” y muchas personas disfrutan de esa descarga de adrenalina cuando saben que en realidad no corren peligro", explica Luz María Peña, Psicóloga Sanitaria en Center Psicología, un centro de psicología de Madrid.
"En una película o atracción de miedo, el contexto es seguro; por tanto, una vez pasa el susto, llega una sensación de alivio o euforia"
La función del miedo: nos enseña cómo actuar ante el peligro
El miedo, por lo tanto, tiene una función en nuestro cuerpo, ya que prepara el cuerpo para la huida o para gestionar una posible amenaza. "Nos mantiene alerta y orienta nuestra conducta hacia la protección y la seguridad. En ese sentido, no es una emoción “negativa”, como se suele decir, sino una señal útil que nos informa de que algo podría ser peligroso y que debemos actuar. El problema no es sentir miedo, sino cómo respondemos ante él".
Cuando estamos viendo una película de miedo o viviendo una experiencia terrorífica en algún entorno controlado, nuestro cuerpo reacciona igual que si estuviera ante una amenaza real: el cerebro activa el sistema nervioso simpático, liberando adrenalina y cortisol. El corazón late más rápido, la respiración se acelera, los músculos se tensan y la atención se centra en los estímulos potencialmente amenazantes. "Pero en una película o atracción, el contexto es seguro; por tanto, una vez pasa el susto, llega una sensación de alivio o euforia. Esa alternancia entre tensión y liberación es justo lo que muchas personas encuentran placentero", añade la psicóloga a Informativos Telecinco.
Además, este tipo de películas cumplen una función muy clara, por qué si no aumentaron las descargas y visualizaciones de películas sobre pandemias durante la COVID-19 o por qué en determinados contextos sociales se estrenan películas que se parecen mucho a la realidad: guerras, exterminios, secuestros, cambio climático, etc. Los expertos aseguran que este tipo de experiencias no reales nos permiten aprender en caso de que se produzcan situaciones al límite como las que vemos en el cine, es decir, nos ayudan a gestionar la incertidumbre que nos generan.
"Ver una película de terror en muchos casos nos permite experimentar emociones intensas sin riesgo real, y eso genera curiosidad. Además, muchas personas usan ese tipo de experiencias para regular su activación emocional, incluso como una manera de liberar tensión o estrés. Es decir, se podría entender como una forma segura de exposición a estímulos que despiertan sensaciones fuertes, sin exponerme al peligro real", añade la psicóloga.
Por el contrario, hay personas a las que no les gustan nada este tipo de películas ni estas fechas. ¿Qué explicación hay detrás? "Para algunas, las sensaciones de activación o vulnerabilidad que genera el miedo resultan aversivas porque, en su historia de aprendizaje pueden estar asociadas, por ejemplo, con experiencias negativas reales o con una sensación de pérdida de control, mientras que para otras personas no existe tal asociación, lo que permite una sensación de disfrute".
También influye el umbral de sensibilidad emocional, es decir, hay quienes perciben los estímulos amenazantes como más intensos o difíciles de tolerar y hay quienes lo perciben de una forma más leve o incluso entretenida. En definitiva, no es una cuestión de fortaleza, sino de historia personal y de cómo el cuerpo y la mente responden al miedo. Por lo tanto, en un contexto global, donde la ansiedad afecta a más de 350 millones de personas -según datos de la Organización Mundial de la Salud-, también hay que controlar los efectos del miedo y nuestra exposición a él. Si de por sí, padecemos problemas de estrés o ansiedad, durante estos días, quizá lo más razonable es no exponernos a situaciones que agraven o nos generen más ansiedad aún. Por lo tanto, se puede pasar miedo en Halloween, pero siempre con las dosis justas.
