Mikel Lorente, el guarda vasco del refugio más alto del Pirineo, muere al caer desde 300 metros de altura

Mikel Lorente nació en 1986 en Bilbao pero llevaba 17 años en tierras aragonesas.. Redacción Euskadi
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BilbaoEn enero de 2024, Mikel Lorente, el guarda vasco del refugio de Cap de Llauset, el más alto del Pirineo aragonés, relataba a la web de Informativos Telecinco cómo era su vida a 2.425 metros de altitud. Jornadas de 15 días consecutivos, en soledad, no le habían convertido en una persona huraña, al contrario, su voz al otro lado de la línea telefónica sonaba cercana y alegre, tal vez, porque Mikel estaba hecho de otra pasta: de esa que permite a algunos sobrellevar la soledad para dar cobijo a quien se aventura en pleno invierno por la montaña helada. Solo 14 meses después, vuelve a protagonizar aquí un artículo, esta vez, lamentablemente, para decirle adiós. Mikel Lorente ha fallecido esta semana tras sufrir una caída mortal desde 300 metros de altura.

Ocurrió este pasado martes por la tarde, las alertas se dispararon cuando el guarda, de 39 años de edad, no regresó al refugio a eso de las seis y media. Sus compañeros presumieron que algo malo había pasado.

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No sería hasta el día siguiente, a las 11.30 de la mañana, cuando el operativo de búsqueda desplegado por el equipo de rescate del GREIM de Benasque y la Unidad Aérea de la Guardia Civil de Huesca, localizaban y recuperaban su cuerpo sin vida.

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Solo, a menos 12 grados, y “sin ver ni un alma” en días, Mikel admitía que su trabajo era “duro” y que “podía hacerse cuesta arriba” a quienes no estuvieran acostumbrados. No era su caso, apasionado de la montaña, trabajó una década en el refugio catalán de Colomers y desde hace ocho años, era, junto a Martín y Raúl, uno de los tres socios que gestionaban este refugio oscense, propiedad de la Federación Aragonesa de Montaña y del municipio de Montanuy (Huesca). Un vasco, un checo y un murciano, “parece un chiste”, bromeaba entonces.

Un bilbaíno que llevaba 17 años en Aragón

Los guardas de montaña realizan una labor fundamental, con la recopilación de datos de temperatura y humedad con los que la Agencia Española de Meteorología, Aemet, pueda hacer sus previsiones meteorológicas y alertar, por ejemplo, del riesgo de avalanchas.

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En un refugio, relativamente nuevo, como el de Cap de Llauset, pero de grandes dimensiones, Mikel siempre tenía pequeñas chapucillas que hacer, le gustaba mantenerse activo, hacer “listas para todo” y se imponía una rutina que raramente rompía. Cuando tras quince días le llegaba el relevo de uno de sus compañeros, Mikel emprendía una caminata de tres horas hasta llegar a su casa en la localidad de Senet (Lleida), allí le esperaban su pareja Helena y su hijo Joan, de 11 años.

Esta vez Mikel no regresará. El guarda del refugio más alto del Pirineo, quien en tantos rescates participó y que a tantos montañeros acogió en el refugio, ha fallecido mientras descendía por la ladera del Pico Russell Oriental, en el Parque Natural de Posets-Maladeta, en Montanuy. Un paraje, tan bonito como inhóspito en invierno, que Mikel logró convertir en su hogar y en el de todos los montañeros que precisaron de su cobijo. Agur, Mikel.

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