Gau beltza, el Halloween vasco que renace tras décadas de olvido
Anterior a Halloween servía para despedir la vida en la naturaleza hasta el despertar de la primavera
Leyendas inquietantes que estremecen a los vascos menos escépticos
BilbaoA veces no son necesarios elaborados maquillajes de payasos asesinos, ni disfraces de esqueletos o de míticos asesinos de cine para lograr que se erice el vello de propios y extraños. En Euskadi, una vez al año, durante su noche más negra, basta con colocarse un trapo viejo sobre la cabeza con un par de orificios abiertos a la altura de los ojos, unas ropas ajadas y alguna tela de saco para despertar el pavor ajeno. Así es el 'dress code' de las monjas de Estíbaliz para Halloween.
No es que este pequeño territorio del mundo haya permanecido ajeno a la aplastante maquinaria comercial de Estados Unidos, que ha exportado con éxito su Halloween por prácticamente todo el mundo.
Aquí también se oye eso de ‘truco o trato’ y se ven ‘miércoles adams’ y máscaras de 'Ghostface' por doquier, pero mucho antes de que todo eso llegara, en las zonas rurales del País Vasco la víspera de Todos los Santos, ya se celebraba Gau Beltza (La Noche Negra, en castellano) o Arimen Gaua (la Noche de las Almas). Una tradición, olvidada desde hace décadas, y que ahora renace para plantar cara a 'Halloween'.
Calabazas para mostrar el camino a las almas
Esta fiesta marcaba el inicio del largo invierno, meses de frío en los que la tierra duerme, hasta que en febrero, por Santa Águeda, el atronador sonido de las 'makilas' (palos) golpeando el suelo se usaban para despertar la tierra, que germine y llegue la primavera, tras los rigores del invierno. Pero esa es otra fiesta, volvamos a la noche negra que los vascos se afanan en recuperar tras años, prácticamente desaparecida, desde mediados del siglo XX.
La noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, en los caseríos y pueblos vascos, existía la costumbre de vaciar calabazas y meterles dentro una vela encendida para colocarlas junto a las casas o en los caminos para iluminar las almas de los fallecidos que, por unas horas, regresaban a casa.
Los más pequeños durante esta celebración pagana se disfrazaban con sábanas y trapos viejos, así en grupo peregrinaban de casa en casa cantando y pidiendo el aguinaldo. Claro que sin repetir el manido ‘truco o trato’, eso sí, es ‘made in’ Estados Unidos.
Así se celebra ahora
Este año, en la localidad guipuzcoana de Beasain, Gau Beltza se celebrará con una romeria de la mano del grupo Balantza. Además, el 31 de octubre, habrá un taller de calabazas en Igartza y una representación teatral. También en el pueblo alavés de Villodas, se ha organizado un taller de vaciado y decorado de calabazas, otro de maquillaje tenebroso y uno más, de adornos típicos de una noche como esta, en la que no faltan los murciélagos y las telas de araña. En Zuia (Álava) la tradición de Gau Beltza se recupera con el relato de cuentos y una ginkana terrorífica.
En Tolosa, unas 60 personas, entre voluntarios, actores y actrices y coristas, preparan un recorrido 'de infarto' por la Parte Vieja de la localidad durante la noche más negra. No faltará la música y el baile, pero el miedo está asegurado. Lazkao, Ordizia y otros municipios guipuzcoanos organizan también sus propias celebraciones para la noche del 31 de octubre, en el marco de Gau Beltza o Arimen Gaua.
En la cercana Vizcaya, Mungia ha organizado una noche en la que no faltará la txalaparta, espectáculos, personajes mitológicos, romería, DJ y talos. En Mallabia se ofrecerán talleres, trabajos con calabazas, ginkanas, juegos, cuentacuentos y actuaciones musicales, entre otras propuestas, promoviendo la participación y la creatividad de toda la ciudadanía para celebrar Gau Beltza.