Un barrio de Vitoria lanza la 'frigoteka', una biblioteca portátil en el interior de una vieja nevera

La muralista Eva Mena se ha encargado de transformar en ilustrar con un atardecer la vieja nevera
La muralista Eva Mena se ha encargado de transformar en ilustrar con un atardecer la vieja nevera.. Redacción Euskadi
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Vitoria-GasteizHabíamos visto antiguas cabinas telefónicas reconvertidas en microbibliotecas, pero nunca antes una ‘frigoteka’, sí, como lo leen, un frigorífico transmutado en espacio destinado para el intercambio de libros. La idea ha germinado en una ciudad en la que hace, habitualmente, ‘un frío que pela’: en Vitoria. Paradójicamente, en el interior de este viejo electrodoméstico, fabricado para conservar refrigerados los alimentos, los libros aguardarán protegidos de las inclemencias meteorológicas.

En concreto, la ‘frigoteka’ está llamada a convertirse en la biblioteca vecinal del barrio de Goikolarra, uno de los más nuevos de la ciudad y que a pesar de superar, según el último dato de 2024, los 3.400 residentes, carece de infraestructura pública.

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“La biblioteca más cercana la tenemos a 1,5 kilómetros, en el centro cívico de Hegoalde”, puntualiza Amaia, una de sus vecinas que advierte, “no parece mucho, pero el ritmo de vida que llevamos puede hacer que sea insalvable si tienes que movilizar además niños para acercarte hasta allí”.

La Asociación Vecinal Goikolarra ha "rescatado" este viejo frigorífico "llegado de Erentxun"
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A manos de la Asociación Vecinal de Goikolarra llegó un viejo frigorífico “procedente de Erentxun”, un pequeño pueblo próximo a Vitoria: “Era del tío de una vecina del barrio, que había fallecido recientemente”, recuerda Amaia. La nevera era “horrible” pero, como peculiaridad, tenía “una llave” y hubo quien vio en ese viejo electrodoméstico "muchas posibilidades".

En una o dos semanas

En manos de la muralista Ana Mena, el frigo ha adquirido una estética muy distinta a la que lucía antaño. El exterior representa un atardecer que simboliza “el momento de calma que a muchos les inspira la lectura” y tras una consulta popular, se ha rotulado con algunos de los términos que les evoca leer como “tranquilidad”, “viaje”, “introspección”. “Sentimientos transversales y en varios idiomas como euskera, castellano, catalán, polaco, ucraniano, ruso, inglés o francés”, añade.

El objetivo de este proyecto, gracias a la subvención municipal para impulsar procesos participativos, es fomentar la lectura, ofreciendo un espacio de intercambio de libros accesible para el barrio.

La ‘frigoteka’ de Goikolarra está ubicada en un “punto neurálgico” del barrio, con fácil acceso, cerca de un alcorque con arbolado y próximo a la parada del autobús. Allí espera a que los primeros libros llenen de historias su interior. “Identificaremos los libros con un sello y falta ultimar las instrucciones de uso, que colocaremos fuera, e instalar dentro unas balditas de madera para colocar los libros, que sustituirán a las viejas parrillas del frigo”. En una o a lo sumo dos semanas, la ‘frigoteka’ de Goikolarra abrirá su puerta.