Olentzero, el personaje de la Navidad vasca que no es Papa Noel, ni falta que le hace: así nació la leyenda del carbonero
Este carbonero reparte los regalos en Navidad en Euskadi, Navarra y el País Vasco Francés
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BilbaoSu imagen dista mucho de la del impecable Papa Noel, con su lustroso traje rojo y blanco, su inmaculada barba y su trineo tirado por renos. El personaje navideño que hoy protagoniza estas líneas no vive en Laponia, sino aquí mismo, en el País Vasco y, pese a las diferencias con el archiconocido Santa Claus, su trabajo es el mismo, al menos en Nochebuena, repartir los regalos por las casas de toda Euskadi.
Con la cara y la barba tiznadas de carbón, la txapela calada, una prominente barriga, vestido con ropa algo ajada y con una, políticamente incorrecta, pipa en la boca. Así es Olentzero, el carbonero vasco que nació como un personaje malvado al que algunos padres recurrían para provocar miedo a sus hijos y que ha logrado un hueco en el corazón de todos los vascos. Campechano y afable, a Olentzero le encanta el buen comer y el buen beber y cada 24 de diciembre baja del monte para repartir los regalos a los niños y niñas de Euskadi, Navarra y la zona de Iparralde, el País Vasco Francés. Olentzero no es Papa Noel, ni falta que le hace.
Al carbonero vasco, con su villancico propio, le ayudan desde siempre en su inconmensurable tarea de leer las cartas y preparar los regalos, los galtzagorris. Además, le acompaña su burro ‘Napo’. Pero si hay alguien que ha logrado en pocos años situarse al mismo nivel de popularidad que Olentzero esa es Mari Domingi que es el personaje fantástico de la mitología vasca que representa la feminidad, la llegada del invierno y el nacimiento del nuevo año. No, no es una mama noel vasca, Mari Domingi tiene identidad propia. Pero, descubramos cuál es el origen de estos personajes navideños vascos.
Cuenta la leyenda...
Cuenta la leyenda que, siendo solo un niño, Olentzero fue abandonado, a su suerte, en el bosque. El pequeño parecía abocado a un triste final, pero Amalur, la madre tierra, lo encontró y lo llevó a casa de una pareja de campesinos que lo criaron como si fuera su hijo.
Cuando creció empezó a trabajar como carbonero y solía bajar al pueblo a visitar a los niños huérfanos que se encontraban en los orfanatos, a los que solía llevar regalos.
Un día uno de los orfanatos del pueblo ardió y Olentzero rescató a toda la gente que estaba dentro, pero en cuanto sacó a la última persona se desplomó delante de la puerta. Amalur lo vio, y decidió reanimarlo y convertirlo en inmortal por lo que había hecho. Desde entonces, Olentzero se encarga del bienestar y de la felicidad de los y las más txikis y de llevarles los regalos a casa en Navidad. Lo hace junto a Mari Domingi, una pastora que vivía muy cerca de su caserío, un ser mitológico conocedor de la tierra y todos sus secretos.