Sociedad

Uno de cada cuatro vascos renuncia a visitar familiares por carecer de ascensor

Familia en un ascensor. Europa Press - Archivo
  • Con el objetivo de acelerar la adaptación del parque residencial, el Ejecutivo autonómico ha previsto para 2026 una partida de 49 millones de euros en subvenciones dirigidas a particulares y comunidades

  • La falta de elevadores se traduce en una menor capacidad para salir de casa, mantener relaciones sociales o realizar actividades básicas, convirtiendo las escaleras en una barrera diaria difícil de salvar

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ÁlavaLa falta de accesibilidad en los edificios residenciales sigue teniendo un impacto directo en la vida cotidiana de miles de personas en Euskadi. La ausencia de ascensor, junto a otras barreras arquitectónicas, no solo limita la movilidad de las personas mayores o con discapacidad, sino que también condiciona las relaciones sociales, los hábitos de consumo y la autonomía personal. Según los últimos datos disponibles, uno de cada cuatro vascos ha dejado de visitar a familiares o amigos debido a dificultades de acceso en los edificios, ya sea en su propio domicilio o en el de su entorno cercano.

Un parque residencial con importantes carencias

El problema tiene una base estructural clara. De acuerdo con cifras del Eustat, en Euskadi existen 307.430 viviendas que carecen de ascensor, lo que representa el 28% del parque residencial. En el caso de Bilbao, esta situación afecta a 23.863 viviendas, reflejo de un parque inmobiliario envejecido y construido en gran parte antes de que la accesibilidad universal fuera un criterio obligatorio.

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Esta realidad impacta especialmente en una comunidad con una población cada vez más envejecida. La falta de elevadores se traduce en una menor capacidad para salir de casa, mantener relaciones sociales o realizar actividades básicas, convirtiendo las escaleras en una barrera diaria difícil de salvar.

Renunciar a visitas y cambiar rutinas

Las consecuencias de esta falta de accesibilidad van más allá del ámbito doméstico. Un informe elaborado por TK Elevator, a partir de una encuesta a más de 3.400 personas en toda España y entrevistas a entidades como la Fundación ONCE o Metro Bilbao, revela que el 25% de la población vasca ha renunciado a visitas sociales por encontrarse con obstáculos arquitectónicos.

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Además, más de la mitad de los ciudadanos reconoce haber modificado sus recorridos habituales para evitar tramos complicados, como calles con fuertes pendientes, escaleras, aceras estrechas o zonas donde una silla de ruedas no puede circular con facilidad. Esta adaptación constante del día a día pone de manifiesto que la accesibilidad sigue siendo una asignatura pendiente tanto en el ámbito residencial como en el urbano.

El estudio también señala que el 34% evita realizar compras en establecimientos que presentan dificultades de acceso, lo que demuestra que la falta de adaptación no solo afecta a las personas, sino también al tejido comercial y económico de los barrios.

Vivienda y accesibilidad, un binomio clave

La accesibilidad se ha convertido en un criterio determinante a la hora de elegir dónde vivir. El 44% de los encuestados afirma haber tenido en cuenta la presencia de ascensor u otros sistemas de acceso al seleccionar su vivienda. Aunque los problemas afectan de forma más directa a las personas con movilidad reducida, el informe subraya que el 30% de los menores de 49 años también ha detectado barreras arquitectónicas en los edificios que frecuenta, lo que indica una mayor concienciación social sobre esta cuestión.

Pese a estas carencias, Euskadi se sitúa entre los territorios que más avances ha logrado en materia de accesibilidad en comunidades de vecinos. No obstante, los propios ayuntamientos y el Gobierno vasco reconocen que queda un amplio margen de mejora para alcanzar la accesibilidad universal.

Ayudas públicas poco conocidas

Con el objetivo de acelerar la adaptación del parque residencial, el Ejecutivo autonómico ha previsto para 2026 una partida de 49 millones de euros en subvenciones dirigidas a particulares y comunidades. Estas ayudas permitirán actuar sobre 3.000 viviendas e instalar más de 500 ascensores, beneficiando a alrededor de 5.000 hogares.

Sin embargo, el conocimiento de estas ayudas sigue siendo limitado. Según el informe, solo el 19% de la población sabe que existen subvenciones públicas para financiar este tipo de actuaciones, un dato que apunta a la necesidad de reforzar la información y la difusión institucional.

Más autonomía y mejor calidad de vida

Más allá de la inversión económica, los beneficios de mejorar la accesibilidad son evidentes. Nueve de cada diez vascos defienden la necesidad de contar con edificios públicos y privados libres de barreras arquitectónicas. Además, el 65% considera que su edificio o su barrio se ha revalorizado tras acometer obras de accesibilidad.

Pero el impacto más relevante es personal. El 34% de la población asegura haber ganado mayor autonomía tras la instalación de un ascensor en su comunidad, una mejora que se traduce en independencia, libertad de movimientos y una mayor participación en la vida social.