Iara Martiñán, la periodista gallega que relata su cáncer ultrarraro: “Yo sigo peleando por mi vida”

Iara Martiñán, la periodista gallega que cuenta su cancer ultra raro mientras sigue luchando por su vida
Iara Martiñán, en el hospital madrileño donde permanece ingresada. CEDIDA
  • Iara sufre un cáncer ultrarraro, un sarcoma del que solo hay 15 casos similares reportados en el mundo

  • Desde el hospital madrileño donde está ingresada repite su mantra vital: "insistir, persistir y nunca desistir"

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A CoruñaIara Mantiñán es una periodista “de guerra” aunque su trinchera esté ahora en una habitación de un hospital madrileño. Esta coruñesa lleva diez años luchando contra cáncer ultrarraro, un condrosarcoma mixoide extraesquelético, un tipo de cáncer poco frecuente, con más de 70 subtipos, y que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. “Solo hay 15 casos reportados en el mundo con ese tipo de metástasis”, recuerda.

Desde diciembre, se enfrenta a seis metástasis en el cerebro. “El pronóstico no es muy bueno, metástasis cerebral, y varios trombos, yo sigo peleando por mi vida, pero me encuentro mucho mejor, y he ganado dos semanas de vida desde que me fui de A Coruña, donde me dijeron que me iba a morir”, confiesa desde el Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, a donde llegó en ambulancia, hace dos semanas en una aventura de supervivencia extrema.

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Iara se agarró a su última esperanza: un traslado extremo a Madrid

Tras complicarse su situación médica, mientras estaba ingresada en el CHUAC en A Coruña, Iara decidió apostar por un desplazamiento hasta el Hospital San Carlos de Madrid, único centro español de referencia en Europa para sarcomas y tumores ginecológicos raros. Su última esperanza. En A Coruña, cuenta, la querían derivar a paliativos, pero “el doctor Casado, de Madrid me prometió que, si llegaba al hospital, me pondría tratamiento de inmediato". Así que consiguió una ambulancia privada, y asumiendo los riesgos que implicaba el alta voluntaria y el traslado en ese momento, se desplazó al centro madrileño, acompañada de su pareja su mejor amiga. Allí lleva unos días siendo tratada con un nuevo tratamiento, con ciclofosfamida y pembrolizumab, una quimioterapia combinada con inmunoterapia que podría frenar el avance de su cáncer. “Me la jugué totalmente porque llegué sangrando”, recuerda.

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Iara es una “paciente experto”. Tras 10 años luchando con su enfermedad se ha rodeado de los mejores especialistas, asistido a congresos y visitado varios hospitales de referencia en sarcomas. Pero además de su lucha personal, tiene otra batalla en marcha, la que ella llama la “revolución de los pacientes”. Uno de los retos de la asociación que fundó la asociación de sarcomas de Galicia, Asarga, es la derivación de los pacientes, algo que no es obligatorio hasta ahora. “Queremos que por ley se haga la derivación automática, que el paciente se traslade al centro que más experiencia tenga en su patología, y que pueda ser tratado con los mejores especialistas”. “Cada comunidad tiene sus normas, sus recursos, sus tiempos, como si los pacientes fuéramos de primera o de segunda según el código postal. Es inhumano”, denuncia Iara, y recuerda que muchos enfermos luchan a la vez contra la enfermedad y contra la burocracia.

"El paciente debe decidir cómo vivir", pide Iara desde la asociación que fundó

“Igual que el paciente decide cómo morir, que decida cómo vivir” pide Iara, que defiende que se pase de un sistema paternalista pasar a un modo activista. Para el sarcoma hay pocos fármacos, apunta, “y lo que pedimos es una medicación mucho más personalizada, atendiendo a la información genética de cada paciente. La nueva generación de las vacunas y los medicamentos para el cáncer tiene que ir por ese camino”.

Iara pasa estos días entre sesiones de radioterapia, masajes y tratamientos, y compartiendo su día a día en las redes sociales. Además está en una lista de espera para una vacuna rusa contra el cáncer que se prepara para ensayos humanos en este 2025.

"Si lo consigo, habrá valido la pena. Porque, al final, de eso se trata: de seguir respirando, aunque duela. De creer, incluso cuando todo parece perdido" , escribía Iara hace solo unos días, como reflexión. Y añadía: "Porque vivir, a veces, no es más que eso: atreverse a luchar, incluso cuando todos los pronósticos dicen que no".

Y desde su habitación en el Hospital Clínico San Carlos, rodeada delos suyos, repite el mantra que luce en su camiseta: "Insistir, persistir y nunca desistir". Porque en su cabeza solo cabe una convicción: pelear hasta el final.

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