Santiago limita la apertura de tiendas de souvenirs para proteger el comercio local

Santiago limita la apertura de tiendas de souvenirs para proteger el comercio local. Telecinco
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Santiago de Compostela se suma a otras ciudades españolas que han decidido frenar la expansión de negocios relacionados con la venta de souvenirs o carcasas. El Ayuntamiento ha tomado nuevas medidas con el objetivo de fomentar un modelo de comercio más tradicional y útil para quienes residen en el centro histórico.

El plan urbanístico de Santiago ya prohibía desde hace tiempo la exhibición de productos fuera de los locales, algo que aún se permite en otras ciudades, permitiendo solo la exposición en vitrinas. A esa normativa se suma ahora una nueva restricción, durante dos años no se podrán abrir nuevos establecimientos dedicados a la venta de recuerdos turísticos. La medida también afecta a negocios automatizados, como consignas de equipaje o máquinas expendedoras.

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El objetivo municipal es claro, proteger el comercio de proximidad, el que realmente ofrece servicios a los vecinos. En Santiago tienen prohibido que estos negocios “colonizen fachadas".

Riesgo de perder la identidad local

Muchos residentes respaldan estas decisiones. En las calles del centro histórico es habitual ver turistas que se detienen a mirar escaparates. Otros aseguran que “hay que llevarse siempre algo para la mamá”, reflejando cómo estas tiendas funcionan como un atractivo más del recorrido turístico.

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Sin embargo, no todos están de acuerdo con las limitaciones. Parte del comercio local considera que restringir aperturas puede perjudicar la diversidad económica. No obstante, la proliferación de este tipo de negocios, caracterizados por productos de bajo coste y producción masiva, compite directamente con tiendas que ofrecen artículos artesanales o de mayor calidad y precio. Si el público objetivo son los turistas, resulta comprensible que muchos opten por el souvenir más económico.

La crítica se extiende también a otras ciudades, donde se alerta del riesgo de perder la identidad local. Para muchos ciudadanos, este tipo de tiendas homogeneizan los cascos históricos. “Da igual estar en Madrid, Salamanca o Bilbao”, señalan, ya que la sensación es que todos los centros urbanos terminan ofreciendo lo mismo.

Reorientar el comercio hacia la cultura

El aumento del turismo ha traído consigo una mayor actividad económica. En la calle Correo de Bilbao, el número de tiendas ha pasado de 12 a 17 en apenas seis meses. Esta rápida expansión ha llevado a las autoridades a plantearse estudios más profundos sobre el fenómeno.

En Barcelona, el fenómeno también afecta a negocios tradicionales. Francisco, que regenta un establecimiento familiar de imaginería religiosa con más de 100 años de historia, explica que “al final se masifican y tampoco es negocio para nadie”. El Ayuntamiento prevé endurecer el plan de usos vigente, aunque muchos empresarios consideran que una normativa sin inspecciones es insuficiente. “Tener una ley sin poderla hacer cumplir no sirve”, advierten, y reclaman además una mayor promoción de comercios con propuestas más interesantes.

Desde distintos sectores se insiste en la necesidad de reorientar el modelo comercial hacia un eje más cultural, con negocios que aporten valor añadido y ayuden a conservar la identidad auténtica de cada ciudad.