Redes sociales

OveyaNejra, el tiktoker que se ríe del mercado inmobiliario, es contratado por una inmobiliaria: "No tengo ahorros para dar una entrada"

Ángel Currás, también conocido como OveyaNejra
Ángel Currás, conocido como Oveyanejra. Redacción Galicia
Compartir

A CoruñaSe hace llamar OveyaNejra y su nombre es ya bien conocido entre quienes buscan piso (o simplemente quieren reírse de intentarlo). Ángel Currás, un joven creador de contenido gallego, ha conquistado TikTok con vídeos en los que parodia anuncios inmobiliarios reales: casas ruinosas, pisos diminutos o supuestas “mansiones” de precio desorbitado, todo narrado con ironía y una buena dosis de sarcasmo.

"Hay literalmente pocilgas por 100.000 euros y lo peor es que se venden... O tienen una sola habitación y se venden por un millón de euros solo por estar en una zona privilegiada", denuncia.

PUEDE INTERESARTE

Currás acumula ya más de 660.000 seguidores en TikTok y más de 300.000 en Instagram, donde sus vídeos han logrado viralizarse en un contexto de creciente frustración entre los jóvenes por el acceso a la vivienda.

En sus publicaciones, no duda en ironizar sobre espacios que "pueden ser una habitación o una sala de torturas" y salones con "vistas a otra habitación". O, directamente, sobre pisos que parecen más "habitaciones de exorcismos" que hogares.

PUEDE INTERESARTE

De la crítica al marketing

Pero su éxito no ha pasado desapercibido en el sector. En A Coruña, algunas inmobiliarias han decidido contratarlo para sus propias campañas. Es el caso de ‘Procesos Inmobiliaria’, cuyo gerente explica: "Él ha jugado a ser agente, a autoparodiarse, y nos ha ayudado a ampliar nuestro servicio", cuenta Álex Álvarez.

Currás, por su parte, no oculta que su sátira parte de una vivencia personal: "Yo soy uno de esos jóvenes que intenta buscar algo para comprar y poder dejar de pagar alquiler... y aun teniendo un sueldo, trabajado desde los 17 años, no tengo ahorros suficientes para dar una entrada", reconoce.

Con humor, OveyaNejra ha conseguido poner voz —y risa— a una situación que para muchos jóvenes en España no tiene ninguna gracia: el acceso cada vez más complicado a una vivienda digna.