En Italia gobernará la derecha tras la victoria de Meloni en las urnas

  • Estas generales convierten a Hermanos de Italia en el primer partido del país

  • Giorgia Meloni puede convertirse en las próximas semanas en la nueva primera ministra italiana

  • La gran caída de Matteo Salvini y el éxito del M5S en el sur marcan colateralmente la noche electoral

Italia ha votado este domingo 25 de septiembre en lo que muchos coincidían en señalar que eran los comicios más importantes de las últimas décadas. La derecha gobernará en Italia y lo hará con el partido de la derechista Giorgia Meloni al mando tras ser la formación política más votada, con superando, según los últimos recuentos, el 26% de los votos. Un dato que confía el peso fundamental del futuro Ejecutivo a su partido, Hermanos de Italia, que gobernará con la coalición conservadora que comparte con la Liga de Matteo Salvini y Fuerza Italia de Silvio Berlusconi, ambos por debajo del 10% de los votos. Los comicios, que duraron desde 7 de la mañana hasta las 23 de la noche y se celebraron en 61.000 secciones electorales de todo el país, confirmaron unos datos de abstención, no solo más altos que en 2018, sino destacables a nivel histórico con una afluencia a las urnas que se ha quedado en el 63,9%, la más baja desde 1948. Unos datos marcados sobre todo por el desencanto por la política y por la falta del voto por correo para los nacionales que viven en otras regiones. En definitiva, más 51 millones de italianos, 5 de ellos que viven en el extranjero, que estaban llamados a las urnas y que han diseñado el nuevo Parlamento italiano. 

La victoria de Meloni abre la formación de Gobierno para el centro derecha que cuenta con una mayoría absoluta. Su posición como primer partido y como líder de la coalición la coloca como primera candidata a primera ministra, el acuerdo entre los tres líderes conservadores es que el partido, de los tres, que obtenga más votos, tiene la potestad para nombrar el primer ministro. La derecha no gobierna en Italia desde 2011 y este, por la representatividad de Meloni, será el Ejecutivo más conservador de la historia de la República. En los próximos días y semanas los acuerdos para formar gobierno delinearán los puntos cardinales del Ejecutivo conservador que, en lo económico, heredará la agenda Draghi vinculada a los fondos de recuperación europeos tras la pandemia (PNRR en italiano). La elección del equipo de Gobierno será fundamental para entender si la línea de Meloni es continuista con el ex presidente del BCE o de modelo propio.

Giorgia Meloni, tras meses liderando los sondeos y con un perfil político que crecía tras tres Ejecutivos, los dos Gobiernos de Conte y el Ejecutivo de consenso de Mario Draghi, de los que rechazó formar parte, se convirtió en la gran opción de oposición política en Italia. Su partido, Hermanos de Italia, creado de los rescoldos de la posfascista Movimiento Social Italiano, formación política en la que comenzó su militancia Meloni, tuvo en el Parlamento un 4% en 2018 y creció durante estos cuatro años como la espuma mientras su socio de coalición, Matteo Salvini de la Liga, bajaba sin frenos. Bajada que se ha confirmado en estas elecciones en las que ha obtenido un 9%, un dato que para muchos compromete la supervivencia del líder. Lo es así también para el resultado de PD, el principal partido de centro izquierda, que con un 19,5% a pesar de ser el segundo partido tendrá que ajustar cuentas con su secretario general, Enrico Letta. El dato es también bajo para Fuerza Italia de Silvio Berlusconi con un 8,1% y, mejor de lo esperado, para el M5S de Giuseppe Conte que recupera fuerza tras meses donde las encuestas daban un resultado pésimo, se queda con un 15%. El Terzo Polo, del ex primer ministro Matteo Renzi y Carlo Calenda, entra en Parlamento con un 7,7%. 

Otro dato que era sintomático era el de la poca afluencia al sur, la que había sido un feudo de esperanza en los últimos días para la izquierda con la posibilidad de compensar la extensa mayoría que se preveía para Giorgia Meloni. El clima, indican los medios italianos, ha sido un factor importante en la Italia más meridional que ayer sufrió unas lluvias torrenciales que empeoraron las condiciones de voto. Las grandes colas, sin embargo, en toda Italia, parece que se explican por el gran retraso que ha generado el nuevo sistema de voto que preveía una “barrera antifraude” en la que el proceso de introdución del voto de la urna era mayormente supervisado. Además de otro gran factor el que se ha hablado largo y tendido también durante la campaña: la ley electoral. El 'Rosatellum' favorece las coaliciones, ha premiado, indican los datos, al partido ganador, Hermanos de Italia. 

En la calle, durante la jornada de los comicios, el termómetro social de los colegios electorales marcaba dos grandes opiniones: la del miedo a un gobierno derechista de la izquierda y la del momento de una primera ministra elegida en las urnas, y no técnica como en los últimos años ha hecho Italia -el país no tiene un pm elegido en las urnas desde que ganó Silvio Berlusconi en 2008-, argumento que defendía la derecha. Esta asegunda idea ganó en las urnas. A pesar de que un gran denominador común dominaba la conversación en la calle: el desapego de la política que muchos definen de forma recurrente en un “todos son iguales”. La gran obsesión de Meloni, ha dicho en sus primeras palabras tras la victoria, es precisamente recuperar la credibilidad en la política. El nombre de Meloni sonaba y sonaba en las colas de los que esperaban para votar a lo largo del país y, sea a izquierda y a derecha, para muchos estaba claro que era la protagonista de estos comicios.