La Italia que hereda Giorgia Meloni

  • La sombra de una guerra en el corazón de Europa y una creciente amenaza nuclear como grandes desafíos de política internacional

  • La inflación disparada a nivel interno pone en jaque el tejido productivo del país

  • Un invierno con un escenario energético aún más crudo, subidas de precio e inestabilidad en el mercado

Italia no se esperaba votar este otoño, pero las maneras habituales de una política siempre más impredecible terminaron con el Gobierno Draghi este mes de julio y dieron paso a un nuevo episodio. La líder del partido de extrema derecha Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, ganó las pasadas elecciones generales del 25 de septiembre, acompañada de la coalición de centro derecha. Ahora lidera el recién nombrado nuevo Gobierno que ha terminado de conformarse casi un mes después del voto. Pero el frío invierno que le espera a Giorgia Meloni como premier no es fácil. Tres son los grandes retos que le esperan: gestionar los fondos de recuperación tras la pandemia, de los que Italia es la mayor beneficiaria de Europa; el apoyo a una guerra en el corazón de Europa y una inflación que, descontrolada, amenaza a las familias italianas y pone en verdadero riesgo de blackout a un tejido productivo italiano lleno, en gran medida, de pequeñas empresas, incapaces de hacer frente, literalmente, a las facturas de gas y electricidad de este otoño, que en muchos casos cuadruplican el gasto de hace un año. 

Desde el inicio del conflicto este pasado febrero las cosas han dado un giro de 180º, atrás queda la Italia que Draghi dirigía en armonía nacional e internacional. Ahora la guerra y su desarrollo en las últimas semanas no auspician un buen invierno, tampoco en Italia, tampoco, por consiguiente, para Meloni. Es el punto del que parten, después, todas las derivadas económicas y del ámbito energético. Giorgia Meloni ha querido mantener una postura claramente atlantista y en línea con la UE con respecto al conflicto. Lo ha repetido en campaña y, recientemente, como futura premier ha querido condenar los recientes ataques que ha sufrido la capital, Kiev. “Horas de aprehensión para Ucrania. Putin, luchando en el campo de batalla, está atacando deliberadamente objetivos civiles en muchas ciudades ucranianas. Cada uno de estos misiles aísla aún más a Rusia y fortalece nuestra creencia de que estamos defendiendo a quienes luchan por su libertad“, compartió en una nota. La guerra y la gran inestabilidad internacional están estrechamente ligados a los dos grandes problemas que la líder tendrá que gestionar a nivel interno: la inflación y la posible crisis energética. Ninguno de los dos es ya visto como un fenómeno transitorio en Europa, ambos forman parte de un problema que previsiblemente empeorará estos meses y que obligará a medidas de gran alcance a nivel comunitario y nacional y que le dejan a Giorgia Meloni la complejísima tarea de enfrentar uno de los momentos más delicados de la República.

Las medidas que se han tomado hasta este momento, llevadas a cabo por el Gobierno Draghi, están orientadas a los llamados ‘caro bollette’, bonus para reducir el impacto de las facturas a familias y empresas. Pero Stefano Caselli, profesor de Economía de la Universidad Bocconi de Milán explica cómo estas ayudas no pueden solucionar el gran problema económico que ahora tiene el país. “Este nuevo Gobierno tiene que esperar a Europa. El único camino posible es ser aún más europeos que nunca, y es paradójico en un partido, Hermanos de Italia, que fue antieruopeísta en más de una ocasión. Pero hablamos de temas muy complejos como gestionar la energía y las materias primas para los que sirve solo un acuerdo de los países miembros”, dice refiriéndose indirectamente a medidas como el ‘techo al precio del gas’. Giorgia Meloni ha trabajado durante estas semanas, mientras esperaba el encargo de formar Gobierno, en consonancia con el Ejecutivo saliente, para un nuevo “decreto ayudas” -en el que se incluye el famoso caro bollette-, sería el cuarto, en la línea de amortiguar el efecto de la inflación energética. “Las ayudas que han dado pueden volver a aprobarse, pero no pueden darse al infinito, tiene que ser una medida europea estructural”, añade el experto. “La prioridad es frenar la especulación del gas”, señala Meloni en una reciente aparición pública, ya como futura premier. Pero, como indica el experto, la gran batalla está en Bruselas donde ayer Mario Draghi, en su última participación en el Consejo Europeo, dio pasos, junto a los 27, para la intervención al mercado del gas.

El efecto que está teniendo la inflación en la sociedad italiana puede incrementar, de manera exponencial a como se incrementan las facturas, un malestar que se siente que está en el país a punto de explotar por algún sitio. La factura de la luz ha subido un 59% solo en el último trimestre y del gas se esperan datos aún peores, que se sabrán en unas semanas ya que ahora el sistema de medición está cambiando. La pasada primavera la inflación comenzaba a subir y era común ver como algunos negocios se lamentaban de estas subidas, ahora, con un dato inflacionario al 8,7%, algunos empresarios directamente son incapaces de hacer frente al gasto. Al sur de Italia, en Puglia, una cadena hotelera cerró a principios de mes y, al norte, es común ver entrevistas televisivas donde las fábricas se ven obligadas a cerrar ante facturas de miles de euros. Giorgia Meloni encontró durante la campaña al tejido empresarial italiano como un cómplice, en sus discursos les hablaba a ellos y repetía ese mantra de que “la dignidad se obtiene solo con el trabajo”, ahora es allí donde puede encontrar sus primeros incendios en una Italia con el agua hasta el cuello.

Durante estas semanas se han registrado algunas manifestaciones, aún minoritarias, contra el pago de las facturas que los participantes sostenían “imposibles”. La concentración más significativa por parte de los sindicatos ha sido el pasado sábado 8 de octubre, cuando se cumplía el aniversario del asalto neofascista a la sede del uno de los principales sindicatos italianos, la CGIL, que organizó un encuentro multitudinario en el centro de Roma. La gran preocupación de los sindicatos está en los sectores más dependientes de la energía que, como hemos nombrado, pagan cada vez con más fatiga las facturas que, si siguen la tendencia que se prevé este otoño, amenazan con causar el cierre de muchas pequeñas y grandes empresas. Ellos no se pueden permitir un ahorro energético, supondría parar la producción. El secretario de la CGIL, Maurizio Landini, explicaba: “esta situación corre el riesgo de ser explosiva a nivel social y se necesitan respuestas concretas”. 

El crecimiento estimado para Italia para este año es aún positivo: del 4,2% crecimiento del PIB estimado por la Comisión Europea se ha rebajado al 2,4%, pero al menos se mantiene. Lo que se muestra es una clara desaceleración amenazada siempre por el gran caballo de batalla del país transalpino, la deuda, ahora en el 159% del PIB, una de las más altas del mundo. Ahora la prima de riesgo está en 231 puntos y nadie puede olvidar cuando tocó su histórico en un Gobierno Berlusconi, hace exactamente once años.  “Sobre la deuda Italia no puede cometer ni un solo error, ya tenemos tanto a causa de la pandemia y, terminada esa fase, el BCE compra siempre menos. El Gobierno tiene que ser lo más creíble posible y creo que Meloni esto lo ha entendido perfectamente, sino los inversores se escapan al momento”, dice el economista Stefano Caselli. Para el Ministerio económico la línea es continuista con Draghi y estará a cargo de Giancarlo Giorgetti, exponente de la Liga, y ya ministro del Desarrollo Económico en la pasada legislatura.

Es este escenario el que explica una Giorgia Meloni que no podrá ser una líder de extrema derecha aferrada a sus ideas y a lo que ella llama “patria, Iglesia y familia”. Sino una líder que tendrá que afrontar una serie de dificultades en el país que la obligarán a ponerse al trabajo de inmediato. Tras el traspaso de poderes en la ceremonia de toma de posesión, fijada para mañana domingo, se celebrará el primer Consejo de Ministros. “La sombra de la recesión está ahí, se van reduciendo las estimaciones y si la inflación crece y la inestabilidad continúa el crecimiento puede ser igual a cero antes de final de año. No creo que este Gobierno pueda tomar medidas como la flat tax, incluida en su programa, no habrá tiempo a improvisaciones ni medidas de prueba, la emergencia protagonizará los próximos meses”, finaliza el profesor de Economía de la Universidad Bocconi de Milán.