La primera semana de Meloni: brazo duro en política interna y sonrisa a Bruselas

  • La norma contra las raves será corregida tras duras críticas por penas excesivas

  • El tema migratorio llama a la puerta cuando el Gobierno aún se niega a dejar desembarcar a unos mil migrantes rescatados en los últimos días

  • La semana se cierra con un Consejo de Ministros centrado en economía, el primero de gran calado

Giorgia Meloni exclamó a su llegada a Bruselas, mientras saludaba de manera informal a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, “hace frío aquí, en Roma hacía calor”. Esa frase desenfadada podría ser una buena metáfora para resumir los dos frentes abiertos que tiene ahora la nueva premier italiana en esta primera etapa de su Gobierno. Aunque ayer el encuentro con los vértices de la UE saliese con buenas sensaciones, declaradas por las dos partes, las batallas más difíciles serán para Meloni en los próximos meses con EU, para intentar hacer sentir “la voz de Italia”, como ella misma dice, sin convertirse en un socio poco fiable para Bruselas. En cambio, en Roma, en casa, las cosas, por ahora parece que van según lo previsto. Al menos después de esta semana en la que el Ejecutivo ha conseguido imponer una imagen de “brazo de hierro” en temas tradicionalmente afines a la derecha, como la seguridad, en sus primeras medidas. En concreto con el decreto contra las raves lanzado este lunes y, a modo más general, con la temática migratoria que durante toda la semana ha estado encima de la mesa del Gobierno con casi mil migrantes esperando puerto seguro en Italia. En ambos temas el Ejecutivo ha mantenido sus posturas y así lo han rebatido en el último Consejo de Ministros de esta semana, el viernes, donde han afrontado también el tema más complejo de este invierno: la economía. 

Giorgia Meloni ha anunciado que destinará 30 mil millones de euros para la emergencia energética hasta 2023. “Ante la situación en la que nos encontramos es lo que toca hacer”, expresó la primera ministra. Inversión para combatir el encarecimiento energético para familias y empresas y que se materializará en un “decreto ayudas”, con los primeros 9,5 mil millones, probablemente en la próxima semana. Financiación que llega gracias a la llamada NADEF, la previsión económica sobre crecimiento y deuda que sienta las bases de los presupuestos, para los que Italia trabaja a contrarreloj de cara a su aprobación a final de año. Estima que permite saber cuántos fondos tiene disponibles el país y para qué problemáticas o carteras. “La manera de afrontar esta materia, será prudente realista y sostenible”, expresó e Ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, que acompañaba a la premier en la rueda de prensa posterior al CdM. En energía se anuncia también la activación de una norma que permite retomar las concesiones para producir “gas italiano” que llegará hasta 2 mil millones de metros cúbicos que podrán distribuirse con precios calibrados. 

Además de afrontar algunos de los principales puntos de la estrategia económica de los próximos meses, Meloni ha utilizado la última rueda de prensa para retomar los dos temas en materia de seguridad que han marcado el ritmo de esta primera semana en plenas funciones del Ejecutivo. Sobre el tema de la ley contra las raves, que durante toda la semana ha sufrido críticas en la oposición pero también dentro de su propia mayoría, como reclamó Forza Italia, por establecer penas demasiado duras de hasta 6 años de cárcel, las más altas entre los países europeos. El Ministro de Interior Matteo Piatedosi ha confirmado que se realizarán en su paso a las Cámaras las rectificaciones pertinentes, pero con un tono severo Giorgia Meloni defendía la norma diciendo que Italia “ya no será un país bananero”. Con esta aclaración el Gobierno intenta cerrar la gran polémica de estas semanas y reafirmar su dura posición.

En cambio, en la temática migratoria, como ha señalado el Ministro Piatendosi, el seguimiento es casi hora a hora. Unos mil migrantes se encuentran aún en las costas sicilianas tras solicitar a Italia hace días el desembarco, que, por indicación del Ministerio de Interior, se niega a aprobar por haber sido rescatadas por ONG extranjeras. Giorgia Meloni repitió este jueves en Bruselas la intención de mostrar una línea en temas migratorios propia e insiste en el reparto europeo de los migrantes y en la violación de estos equipos de rescate de las fronteras italianas. La misma idea que Piatendosi repitió en la rueda de prensa en la que insiste que el procedimiento a seguir será el permiso de navegar en aguas italianas solo para los ejercicios de rescate y para recibir asistencia de emergencia, pero no para el desembarco al que pide, de nuevo, hacerse cargo a los propios países a los que pertenecen las naves. Alemania y Noruega advierten que Italia, lo han hecho estos días, vulnera el derecho internacional desatendiendo el socorro a estas naves, Francia se ofrece voluntaria para acoger los migrantes y la Comisión Europea recuerda el deber de Italia de socorrer a los migrantes.

Giorgia Meloni cierra así su primera semana, con un primer paso en Bruselas en positivo, principalmente para asegurar su figura a nivel internacional, una de las cosas que más preocupan a la premier. A nivel interno, junto a estos primeros temas, los dossier encima de la mesa son diversos. Desde las pensiones a la justicia, Meloni gobierna una nueva etapa en la que, a diferencia del Ejecutivo Draghi, tendrá que afrontar medidas más allá de las emergencias, también enormes reformas, sobre todo vinculadas a los fondos del Recovery Fund, el vínculo de 210 mil millones de euros que une hasta 2025 a Roma, quiera o no, a Bruselas.