Las joyas robadas en el museo del Louvre y su posible destino: los ladrones podrían extraer las piedras preciosas para venderlas por separado
Las joyas robadas en el emblemático museo de París tienen un enorme valor económico y un incalculable valor cultural
Las primeras imágenes del robo en el Louvre: un ladrón vestido con un chaleco amarillo fuerza una vitrina de la sala Apolo
El museo del Louvre de París continúa en el centro de la atención mediática tras el robo sufrido este domingo. Como si de una película se tratase, y provocando la alarma entre los visitantes, varios ladrones se adentraron en el emblemático complejo artístico y se hicieron con distintas joyas de incalculable valor tanto desde el punto de vista económico como histórico.
En total, lograron hacerse con ocho piezas tras haber perdido una novena en la huida: la corona de la Emperatriz Eugenia, que ha quedado muy dañada. Concretamente, se llevaron la diadema de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; el collar de zafiros de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; los pendientes de zafiros de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; el collar de esmeraldas de la colección de la emperatriz María Luisa; un par de pendientes de esmeraldas de la colección de María Luisa; el broche conocido como ‘relicario’; el gran lazo de corsaje de la emperatriz Eugenia; y El gran lazo de corsaje de la emperatriz Eugenia.
El valor de las piezas robadas en el museo del Louvre
Como ejemplo, el collar de esmeraldas que el propio Napoleón regaló con motivo de su matrimonio a Maria Luis a de Austria en 1810 está compuesta de más de 1.100 diamantes y 32 esmeraldas.
Por su parte, el gran lazo de la emperatriz Eugenia lo encargó ella misma a su joyero personal y solía usarlo a modo de decoración en sus vestidos de gala. Solo esa pieza tiene más de 2.400 diamantes.
También la tiara de quien fuera la última reina de Francia, Maria Amelia, está formada por más de 1.000 diamantes y 24 zafiros.
Por todo ello, las piezas tienen un enrome valor económico, pero también histórico para Francia. Únicas y exclusivas, son también muy fácilmente reconocible. Por eso, resultaría muy complicado introducirlas así en el mercado negro. Por eso, los expertos apuntan que lo que harán los ladrones, seguramente, será extraer las piezas, las piedras preciosas, y después venderlas por separado.
¿Cuál puede ser el destino de las joyas?
En las semanas o meses posteriores a un robo de estas características lo normal es que no vuelva a saber nada de las joyas. Son demasiado reconocibles para acabar en una subasta.
“Lo más habitual es que se dejen dormir durante un tiempo hasta que puedan colocarlas”, explica Miguel Ángel Espada, jefe del Grupo II de la Brigada de Patrimonio Histórico de la UDEV, en declaraciones a Informativos Telecinco.
Detrás de las joyas podría estar también un coleccionista. “Gente que va a presumir de que lo tiene en determinados círculos donde se puede mover”, apunta, por su parte, Andrés Pérez Palatín, tasador de antigüedades y joyas.
No obstante, debido a sus características únicas, lo más probable es que el destino final de las joyas sea, en efecto, el mercado negro. “En la dark web podemos encontrar todo tipo de objetos y demás no de procedencia muy lícita”, sostiene Ángel Espada al respecto.
No obstante, hay otra posibilidad: ‘desmontar’ las joyas napoleónicas y venderlas por partes: “Descartar el valor de la pieza, así dicho, como pieza de patrimonio cultural y pensar que son solamente piedras preciosas”, como apunta Marc Balcells, profesor de Derecho y Ciencia Política en la UOC.
Ello haría perder su valor económico, que es incalculable, pero también su valor histórico y su bagaje cultural, que es “insustituible”, tal como lo define Palatín.
Mientras las autoridades francesas se hayan en la búsqueda de las joyas y quienes las robaron, todas las joyas robadas ya están registradas en la base de datos de la interpol.