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Se veía venir en Washington. El embajador británico en Estados Unidos, sir Kim Darroch, ha presentado su dimisión tras días de polémica por la filtración el pasado domingo de cables diplomáticos secretos, en los que el embajador calificaba a la administración estadounidense de “torpe“ y “disfuncional“ y dibujaba un retrato crítico de un presidente que “irradia inseguridad“.
Trump reaccionó a estas filtraciones con su contundencia tuitera habitual.
Aseguró que Darroch es “un tipo muy estúpido“, además de “un tonto pomposo“. Y anunció que la administración estadounidense dejaría de tratar con el embajador británico tras las descalificaciones del diplomático en los correos y telegramas publicados en la prensa británica. “No conozco al embajador, pero no cae bien ni está bien considerado en Estados Unidos. No seguiremos tratando con él“, escribió Trump, que también cargó contra la primera ministra británica.
“He sido muy crítico con la manera en la que el Reino Unido y la primera ministra Theresa May manejaron el Brexit. Qué desastre han creado ella y sus representantes. Le dije cómo debía hacerse, pero decidió ir por otra vía“, añadió el presidente elevando las tensiones diplomáticas entre los dos países que presumen de una histórica “relación especial“. Finalmente las tensiones fueron insostenibles.
El embajador dimite
“Después de la filtración de documentos oficiales emitidos por esta embajada ha aumentado la especulación sobre mi posición y la duración de mi mandato como embajador. Quiero poner fin a esas especulaciones“, escribe Darroch en su carta de dimisión, en la que asegura que la “situación actual hace imposible que continúe desempeñando mi cargo como me gustaría“ y que lo responsable es presentar su dimisión y abrir la puerta al nombramiento de un nuevo embajador en Washington.
Boris Johnson respalda a Trump en esta crisis
El gobierno británico dio inicialmente su respaldo a Darroch, asegurando que se trata de un funcionario altamente respetado que se había limitado a cumplir su función dando “su opinión personal“ en los cables filtrados, cuyo uso era interno y confidencial. Pero en las últimas horas, Boris Johnson, euroescéptico y favorito para convertirse en el próximo primer ministro británico, manifestó en televisión su apoyo al presidente estadounidense en este enfrentamiento diplomático y sugirió que reemplazaría al embajador. El intercambio de descalificativos entre los dos países aliados ha entrado en el debate político nacional y llega en un momento de polarización política en el Reino Unido ante la salida de Theresa May de Downing Street en los próximos días.
May ha aceptado ya la dimisión de sir Kim Darroch, que, con 30 años de servicio diplomático a sus espaldas, llegó a Washington en 2016 y cuya estancia estaba prevista hasta finales de 2019. La oficina de Relaciones Exteriores del Reino Unido ha abierto una investigación formal sobre la filtración de los cables de 2017. Su ministro de comercio, Liam Fox ha sido el encargado de valorar el trabajo del embajador y de la situación diplomática en el Reino Unido.
La reacción de Trump, cuya regla de oro es devolver los golpes que recibe cien veces más fuerte según él mismo ha reiterado en numerosas ocasiones, puede suponer un aviso a navegantes en Washington y establecer precedentes a la hora de que otros representantes diplomáticos recopilen informaciones, perfiles y análisis sobre la administración estadounidense.
El senador demócrata, Christopher Coons, miembro del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, advierte que “lo que llevó a la dimisión fue el presidente Trump lanzándose en Twitter a insultar al embajador y a insultar a Theresa May. Creo que es desafortunado que esta última polémica esté acentuando la distancia entre los dos países.“