Biden contra todos en el peor verano de su vida

  • El mayor problema, ahora, no es el descenso de su popularidad sino la incertidumbre sobre su futuro legado en materia de Derechos Humanos y las consecuencias en las elecciones intermedias de 2022

Por primera vez en la vida política del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, la aprobación de la gestión de su gobierno por parte de la sociedad bajó del 50% debido, principalmente, a la caótica salida de Afganistán pero también al colapso de algunos hospitales estadounidenses por la variante Delta, la preocupación por la inflación y los altísimos niveles de deuda, así como el aumento de migrantes a través de la frontera con México.

Todo ello ha provocado que Biden esté pasando por el peor momento político de su larga carrera de 40 años en los entresijos del poder. Sin embargo, el mayor problema no es que su popularidad se resienta en estos momentos sino la incertidumbre sobre cuál puede ser su legado, a largo plazo, en materia de Derechos Humanos, especialmente al respecto de la población afgana y centroamericana, y cómo todo lo sucedido este verano puede afectar, en el corto plazo, a los resultados de las elecciones intermedias estadounidenses que tendrán lugar en 2022.

Un verano con dos caras

Nada hacía presagiar durante el mes de julio que las cosas se torcerían de esta manera. El virus parecía controlado y, aunque el 4 de julio el presidente no pudo celebrar la ansiada vacunación del 70% de la población, los datos auguraban una mejora progresiva de la situación. La economía iba bien e incluso el anuncio del presidente, en ese momento, acerca de la retirada de tropas de Afganistán fue recibido con alivio, al no imaginar lo que sucedería con el rápido avance talibán posterior y su toma del poder.

Pero el mes de agosto empezó de forma diferente y está acabando de la peor manera posible. Biden se vio obligado a dejar su retiro en la residencia veraniega de Camp David acuciado por las abrumadoras críticas mediáticas, políticas y de la opinión pública recibidas, hasta el punto de tener que atrincherarse con su equipo en la Casa Blanca.

Encuestas

Los resultados en contra no han tardado en llegar. Las encuestas muestran solo un respaldo del 25% de la población a su gestión en Afganistán y el pesimismo ha ocupado el lugar de las celebraciones del mes anterior. De hecho, el último sondeo realizado por NBC News, realizado entre el pasado 14 y 17 de agosto (justo durante la caída de Kabul en manos de los talibanes), desvela que solo un 40% de la ciudadanía estadounidense está contenta con los logros del actual presidente mientras que el 58% está en desacuerdo con su gestión. Unos datos muy distintos a los de la misma encuesta del pasado mes de abril, que daba un 53% de aprobación y un 39% de descontento.

Entre los participantes del último sondeo, un 53% aprueba la gestión de la pandemia, el 47% la de la economía (con una caída de 5 puntos desde la primavera) y solo un cuarto el manejo de la retirada de Afganistán. Los datos concluyen que solo el 29% de los estadounidenses confían en que el país va en la dirección correcta, lo que tiñe de pesimismo la opinión sobre la capacidad de gobierno de Biden.

El avispero afgano

Las consecuencias de la retirada de las tropas de Estados Unidos son aún incalculables. A la violencia que empieza a inundar las calles, con atentados terroristas como la del otro día en el aeropuerto, en el que fallecieron decenas de personas o la tensión existente en las calles, se une la previsible vulneración de derechos que afectará especialmente a las mujeres y niñas, y un cambio en la geoestrategia mundial que favorecerá a China, potenciando aun más su poder.

Pero dichas consecuencias han impactado sobre todo al orgullo patrio de la superpotencia norteamericana, que se ha visto obligada a salir huyendo con condiciones, tras haber dilapidado una fortuna económica y humana allí durante dos décadas. Una situación humillante que tanto el Partido Republicano, como los medios y una parte importante de la ciudadanía se están encargando de recordar, diariamente, al presidente.

La pandemia que no cesa

Un mandatario que cada vez se encuentra más solo en los diferentes frentes que asolan el país. Como la variante Delta, que ha trastocado las optimistas previsiones del gobierno acerca del control de la pandemia, ya que hace un mes solo un 19% de los estadounidenses vivían en un área de” riesgo alto” o “sustancial” de transmisión de Covid.

Sin embargo, según informaciones de CNN, el porcentaje de personas que viven ahora mismo en zonas de riesgo, especialmente debido a la variante Delta, llega al 98%. De hecho, en la semana del 10 al 16 de agosto, las muertes aumentaron un 18% de acuerdo con los datos distribuidos por la Universidad John Hopkins.

Inflación y deuda

El reciente informe de la Oficina de Estadísticas Laborables anunciando que los precios han subido un 4’3% a lo largo del último año (de julio de 2020 a julio en 2021) también ha hecho arreciar las críticas de la oposición republicana y los temores de una ciudadanía que ya incluye este tema entre sus principales temores en las encuestas. Al igual que la deuda, que según la Oficina de Presupuesto del Congreso, podría provocar que el gobierno se quedara sin efectivo el próximo mes de octubre, si no se aprueba un aumento de la misma próximamente.

Crisis también en la frontera sur

Ambos temas han sido aprovechados por los republicanos para exigir cambios en el gobierno y que incluyan también la política migratoria, ya que como dijo el pasado mes de julio el propio Alejandro Mayorkas, Secretario de Seguridad Nacional, “nos enfrentamos a un serio desafío en nuestra frontera sur, que se hace más agudo debido a la pandemia de Covid”.

Y es que, según recientes estadísticas, más de 212.000 migrantes fueron detenidos por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, en el pasado mes de julio, lo que supone la cifra más alta en dos décadas. Un tema que también cuestiona la política del gobierno y se suma los numerosos frentes abiertos, en un solo verano.

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