El "circo" de los antivacunas en Italia

  • A pesar de que representan un porcentaje mínimo en la sociedad son noticia cada día

  • El Gobierno italiano cerca a los negacionistas con una estrategia de vacunación cada vez más estricta

Mario Draghi acaba de anunciar que alargará el estado de emergencia en Italia hasta el próximo 31 de marzo de 2022. Lo hace a causa de las nuevas variantes y del peligro, aún latente, de que la pandemia despunte con fuerza desmesurada en una nueva ocasión. El ministro de Sanidad, Roberto Speranza, decretó, además, que se volverá a pedir a partir del 16 de diciembre una prueba a los ciudadanos que, aún con la vacuna, entren desde cualquier parte de la UE. El país se esfuerza en evitar los riesgos de las nuevas variantes y en limitar el paso a esa parte de la población que aún lucha por mantenerse fuera de la campaña de vacunación. Se suma a la entrada en vigor del super green pass, hace unas semanas, que alejaba a aquellos que habían rechazado vacunarse de la vida social; la prueba negativa los deja ahora solo asistir al trabajo, pero no a restaurantes y bares. Son pocos, unos ocho millones según los últimos cálculos, pero los novax siguen suponiendo un reto antisistema para el Gobierno técnico italiano.

Sus manifestaciones se recrudecieron desde este verano, se identificaron infiltraciones radicales, comenzaron a estar presentes en el centro de las ciudades donde cada sábado alteraban el orden público. Eso también fue prohibido por el ejecutivo, que los instó a protestar a las afueras y de forma estática. Pero seguían estando en el debate público, lo dominaban con sus historias, a veces protagonistas víctimas de un final fatal y otras por convertirse casi en un guión cómico.

Ha recorrido el mundo la historia del ciudadano que intentó vacunarse colocándose un brazo falso de plástico para evitar recibir la dosis correspondiente. Era un hombre de unos 50 años del municipio de Biella, en la región del norte de Piamonte, que se presentó, según relata la enfermera que lo atendía, Filippa Bua, con una actitud extraña. Ella, ha declarado, al tocarle el brazo sospechó y le pidió que se quitase la camisa y ahí descubrió que estaba intentando engañarla. El protagonista insistió a la enfermera para que hiciera vista gorda, pero lo único que consiguió fue una denuncia por parte del centro de vacunación por fraude ante los carabineros y la fiscalía.

El caso de algunos antivacunas que se convirtieron, tras pasar la enfermedad, en defensores de la ciencia, ha llegado también fuera de Italia. Así fue con el caso de un señor de Trieste -epicentro antivacunas en Italia con la incidencia más alta y el rechazo a la que puede llegar incluso al 40%-, Patrik Berzi, de 46 años que, tras estar 25 días en coma, ahora pide, desde la silla de ruedas donde se recupera, que nadie tenga miedo a la vacuna y lamenta que “el COVID me haya destruído”. Otro italiano, Lorenzo Damiano, conocido negacionista en las redes sociales, compartió, tras pasar la enfermedad, un vídeo en el que suplicaba a todos “creer en la ciencia”.

No obstante, muchos de estos negacionistas de la vacuna han incluido en sus discursos la idea de que no son escuchados, ocupan una parte muy destacada de las noticias que cada día genera la máquina de información y debate público en Italia.

47 millones de personas vacunadas

Los expertos alertan de la gravedad de dar espacio tan repetidamente a opiniones que se basan directamente en las noticias engañosas y en mensajes que pueden generar confusión entre la población. Hace solo unos días el conocido analista político Lorenzo Pregliasco declaraba que dejaría de asistir a tertulias televisivas que incluyesen antivacunas. Decía no querer formar parte del show que en su país se estaba comenzando a hacer a costa del ruido que creaban los negacionistas.

En Italia han sido administradas casi 100 millones de dosis, la realidad de los antivacunas, cada vez más reducidos en el porcentaje total de la población, es más ruidosa que la amplísima mayoría que ha decidido seguir la campaña y las recomendaciones sanitarias, que en realidad representa mucho más a la población italiana. Ahora mismo más del 87,9% de la población, 47 millones de personas, han sido vacunadas en el país transalpino. Se empieza además, desde hoy, a vacunar a los niños entre 5 y 11 años de edad y la solicitud de la cita para la dosis de refuerzo está abierta para mayores de 18 años desde el 29 de noviembre.