¿Por qué las elecciones regionales en Emilia Romaña pueden cambiar el Gobierno de Italia?

  • Emilia Romaña, el antiguo bastión comunista, podría caer del lado de Salvini

  • El Ejecutivo se tambalearía e Italia entraría en un nuevo periodo de incertidumbre política

El pasado verano, el líder de la Liga, Matteo Salvini, decidió romper la coalición que mantenía con el Movimiento 5 Estrellas (M5E), con la intención de forzar unas elecciones anticipadas en las que impondría su mayoría en los sondeos. Sin embargo, el M5E buscó el apoyo de los socialdemócratas del Partido Democrático (PD) y formó con ellos una nueva mayoría de Gobierno. Desde entonces, Salvini busca su oportunidad para hacer descarrilar al Ejecutivo y se ha volcado en las elecciones regionales que se celebran este domingo en Emilia Romaña como el punto de no retorno.

Si gana la coalición de derechas, que encabeza la Liga, Salvini insiste en que el Gobierno no puede seguir adelante. En los últimos meses, el bloque conservador ha seguido ganando terreno en las regiones -ya gobierna en 12, por las siete del centroizquierda-, pero ningunas elecciones han tenido la importancia de Emilia Romaña. Se trata de una de las zonas más ricas del país y símbolo de la Italia comunista. Desde la llegada de la democracia, siempre la ha gobernado la izquierda.

Desde los palacios de poder romanos insisten en que no cambiará nada a nivel nacional a partir del lunes. Pero la política italiana lleva semanas paralizada, a la espera del resultado de esta cita electoral. Independientemente de lo que deparen las urnas, estos comicios traerán consecuencias en el futuro inmediato de Italia.

¿Quiénes se enfrentan?

Por un lado, el actual presidente de la región, Stefano Bonaccini, del centroizquierda. Durante su mandato, la región ha seguido manteniendo unos indicadores económicos por encima de la media italiana. Su discurso se ha basado en resaltar ese bienestar, incidiendo en la educación pública o la sanidad, banderas para la izquierda. Pero la marca PD está tan resentida, que ha evitado sus siglas y ha centrado la campaña en su propia figura.

Por otro, está la coalición derechista, formada por la Liga de Matteo Salvini, los ultraderechistas Hermanos de Italia de Georgia Meloni y la más moderada Forza Italia de Silvio Berlusconi. La candidata del bloque se llama Lucia Borgonzoni, pertenece a la Liga, y es una de las agitadoras del partido, siguiendo la línea histriónica de Matteo Salvini. No obstante, es éste quien ha protagonizado la campaña, como si fuera él quien se presenta.

Y por último, el Movimiento 5 Estrellas, que primero debatió si concurrir en una lista única con el PD y después se preguntó sobre la idoneidad de presentarse. Finalmente estarán representados bajo su marca, pero se espera que obtengan unos resultados absolutamente desastrosos.

¿Qué pasará?

Los últimos sondeos arrojan un empate técnico entre el bloque de izquierdas y el de derechas, aunque algunas encuestas internas apuntan a que los conservadores podrían estar ligeramente por delante, después de partir en desventaja. Los pocos votos que pueda conseguir el M5E se los podría arañar al PD y decantar la balanza del lado contrario, lo que sería un desastre para la coalición de Gobierno, formada por ambos partidos.

Resuelta la ecuación, si gana la izquierda, el Ejecutivo debería continuar. Tanto el PD como el M5E deben celebrar congresos internos de aquí a marzo y lo previsible es que se estreche la alianza entre los dos. La legislatura tendría muchas opciones de seguir adelante, al menos hasta 2022, cuando el Parlamento debe elegir al próximo presidente de la República. Se trata de un momento crucial, porque si hubiera elecciones y los ultraderechistas obtuvieran la mayoría, el sector institucional temblaría ante el nombramiento del jefe de Estado.

Si, de lo contrario, gana la derecha, el escenario se complica mucho más. Salvini y Meloni, los líderes de la oposición, aumentarían el ruido hasta niveles insoportables para que haya elecciones. No obstante, el M5E y el PD seguirían teniendo la mayoría parlamentaria y sólo una ruptura entre ambos obligaría al presidente de la República a disolver las Cortes.

Lo más probable, en ese caso, es que temblaran las placas tectónicas dentro de los partidos. Especialmente en el M5E, que ahora mismo cuenta con un 33% del Parlamento y que, de celebrarse elecciones, correría el riesgo de perder cerca de dos tercios de sus diputados. Una facción comandada por Luigi Di Maio, que esta semana ha presentado su dimisión como líder del M5E, podría verse tentada de recuperar la mayoría junto a la Liga, con la novedad de los ultraderechistas Hermanos de Italia.

Otra opción sería que la Forza Italia de Silvio Berlusconi prestara sus diputados para que siguiera un pie un Gobierno centrista junto al PD y el ala más institucional del M5E, comandado por el primer ministro, Giuseppe Conte. La intención de Salvini es gobernar junto a Meloni, no con Berlusconi -pese a que sea su socio-, lo que explicaría este movimiento en el centroderecha. Son sólo hipótesis, pero Italia siempre es dada a la invención y en el ADN de sus políticos no está tanto repetir elecciones como buscar remiendos.

¿Cuál será el futuro de las sardinas?

El movimiento juvenil surgido en las calles de Bolonia -capital de Emilia Romaña- contra las políticas de Salvini también se juega su futuro. Si ganan los conservadores, su efecto se podría desvanecer. Sin embargo, en caso de victoria progresista, se apuntarían el tanto por haber movilizado a la sociedad y podrían tener un papel fundamental en la refundación del centroizquierda. En el PD también miran de reojo a sus organizadores, a quienes ya han tentado.

Hay otras elecciones

No sólo se vota en Emilia Romaña, también en Calabria. Allí gobierna el centroizquierda, aunque todos los sondeos apuntan a una victoria clara de la derecha. Sin embargo, la atención mediática y política han sido inversamente proporcionales a la riqueza de esta región del sur del país. La empobrecida Calabria ha sido completamente ignorada. Todos los focos se centran en Emilia Romaña, la que un día fue la ‘Emilia roja’.