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De Portugal a Reino Unido, de Praga a París, distintos países europeos están reaccionando en cadena y con más celeridad que España ante el avance de la segunda ola del coronavirus. En las últimas semanas, el ritmo de contagio se ha disparado y el continente vuelve a superar a EE.UU., con unos 100.000 nuevos infectados diarios, según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La preocupación por el aumento de casos ha llevado a los países vecinos a tomar medidas con menos de 300 casos por 100.000 habitantes en la mayoría de los casos. Mucho antes que en la mayor parte de España y, desde luego, mucho antes que en focos como el de Madrid, donde el Gobierno no actuó de forma drástica hasta sobrepasar los 500 casos y, aún así, en contra del criterio de la presidenta de la comunidad, que fijó su umbral para actuar en los 1.000 casos.
España ya no tiene la incidencia más alta de la región: República Checa registra la más elevada, con 660,8 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, en sus siglas en inglés). En nuestro país la IA es de 295,9.
Pero es que otros países como Bélgica (515,4), Holanda (435,2), Francia (321,6) y Reino Unido (302,2) también han superado a España. Portugal (152,3), Italia (96) y Alemania (59,6) todavía se encuentran a una distancia considerable, aunque la tendencia de contagios es al alza.
Para entender la situación actual en el Viejo Continente, NIUS repasa las medidas aplicadas en otros territorios. Éstas se centran en la limitación de las reuniones y en horarios y aforos más estrictos para la hostelería y el ocio, especialmente en las urbes más pobladas.
El país vecino llevaba varias semanas añadiendo medidas cada vez más estrictas para detener la expansión del virus, como el cierre de bares en París y otras ciudades durante 15 días. A día de hoy 81 de los 101 departamentos se encuentran en situación de "alta vulnerabilidad". Es decir, con una incidencia acumulada de más de 50 casos por 100.000 habitantes. Una cifra mucho más conservadora que las barajadas en España, que se mueve en incidencias de entre 200 y 1.000 casos para declarar los puntos "de riesgo" del mapa.
En esta segunda ola, los contagios de COVID-19 han llegando a alcanzar el récord de 27.000 nuevas infecciones en una sola jornada y la IA nacional se sitúa en los 321,6 contagios por 100.000. En la región de París los enfermos de COVID ocupan el 46% de las camas de UCI.
La situación ha llevado al presidente Emmanuel Macron a decretar de nuevo el estado de emergencia sanitaria, finalizado el 10 de julio. En su comparecencia este miércoles 14 de octubre, el mandatario ha admitido que la situación es mala, aunque ha defendido que el país no ha "perdido el control".
Entre otras medidas, se ha impuesto un toque de queda que durará, al menos, cuatro semanas desde este sábado en París, Grenoble, Lille, Lyon, Aix-Marseille, Rouen, Toulouse y Montpellier. Entre las 9 de la noche y las 6 de la mañana ningún ciudadano podrá permanecer en la calle, salvo por motivos laborales o médicos. La limitación horaria afectará también a comercios y servicios abiertos al público.
Asimismo, a nivel nacional se ha anunciado la prohibición de fiestas privadas, entre ellas las bodas. También habrá un endurecimiento de los protocolos en bares y restaurantes, obligados a llevar un registro de su clientela y a limitar el aforo de las mesas a seis personas.
El país gobernado por Boris Johnson también ha superado a España en cifras de incidencia de la COVID, con 302,2 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Aunque se ha decidido actuar antes que sus homólogos españoles, el aumento de las hospitalizaciones en un 15% en el último día preocupa en la isla. "Estamos viendo la cifra más alta de muertes desde principios de junio", ha recalcado el ministro de Sanidad Matt Hancock.
Así, Londres ha pasado al nivel 2 de alerta de los tres posibles, con medidas que entrarán en vigor a partir del viernes. A partir de entonces, no podrán reunirse personas de diferentes hogares bajo el mismo techo -en exteriores el límite es de seis personas-, mientras que los pubs y restaurantes deberán cerrar a partir de las 10 de la noche. Tampoco se descarta la ampliación de las restricciones a más zonas de Inglaterra para contener el avance de la segunda ola.
Liverpool es la única urbe en el nivel máximo de alerta -aunque la vecina Manchester está al límite-, con el cierre de bares y pubs que no venden comida. Asimismo, en Irlanda del Norte se ha anunciado el cierre de los colegios durante dos semanas y un toque de queda para la hostelería a las 8 de la noche durante un mes. En Escocia los pubs también llevan cerrados desde el pasado viernes en Glasgow y otras zonas "calientes". Galés planea prohibir la entrada de viajeros domésticos que provengan de zonas con alta transmisión.
Por otra parte, el gobierno está barajando una cuarentena de dos semanas en las universidades inglesas antes de Navidad, sin que los estudiantes puedan salir del campus y con clases online. Las tasas de contagio en estas zonas son hasta siete veces superiores que entre la población general. En España algunos de los brotes más recientes también se han dado en residencias universitarias.
El "corazón" de Europa se sitúa como la segunda región más afectada por la COVID-19 con una incidencia de 515,4 casos por 100.000 según los últimos datos del ECDC. Además, la media de infectados diarios en la última semana ronda los 5.000, lo que supone un aumento del 166% en el ritmo de contagio de los siete días previos.
La tendencia al alza llevaba gestándose varias semanas, por lo que el pasado 9 de octubre el gobierno de Alexander De Croo -que apenas asumió el puesto hace una quincena- anunció nuevas restricciones. Asimismo, a lo largo del fin de semana el Ejecutivo ha señalado que no pueden descartar un nuevo confinamiento.
Entre las medidas acordadas por Bélgica, está la limitación de las reuniones privadas y públicas a cuatro personas, tanto en exteriores como en interiores. Además, solo se puede tener contacto con tres personas al mes fuera del círculo de convivencia. También se ha decretado el cierre de cafés, bares y discotecas en Bruselas y el límite de las 11 de la noche en el resto del país. El Parlamento también baraja nuevas medidas como un toque de queda en las zonas más afectadas.
La situación es más preocupante en Rotterdam, La Haya, Utrecht y Ámsterdam, los grandes núcleos urbanos. Entre el 7 y el 13 de octubre se han registrado casi 50.000 nuevos casos de COVID-19, lo que ha provocado un aumento en la presión hospitalaria. En incidencia acumulada se sitúa como el tercer país más afectado del continente con 435,2 casos por 100.000.
Así, este miércoles se anunciaron una serie de medidas, en vigor hasta el 27 de octubre. También se ha decretado el cierre de los locales que sirvan bebida y comida, aunque el servicio de reparto a domicilio continua funcionando. Las tiendas deben cerrar a partir de las 8 de la noche y se ha prohibido la venta de alcohol desde esa hora hasta las 7 de la mañana.
En el ámbito púbico y privado, las reuniones están limitadas a cuatro personas. Asimismo, se ha vuelto obligatorio el uso de la mascarillas en el transporte público y en el interior de los locales. En los locales con mesas, el aforo máximo en el interior es de 30 personas.
El país aprobó el estado de emergencia el pasado 5 de octubre, ante el aumento de casos. La situación ha colocado a República Checa a la cabeza de países europeos afectados por la segunda ola, con 660 casos por 100.000 habitantes en las últimas dos semanas.
En este momento, las regiones de Bohemia Central, Moravia del Sur, Zlín y Hradec Králové, así como la ciudad de Praga, se encuentran en el nivel tres de alerta. Así, desde el pasado 9 de octubre, los restaurantes, bares y salas de fiesta deben cerrar a partir de las 8 de la noche -incluidos los famosos 'coffee shops'- y puede haber un máximo de cuatro personas por mesa.
Además, desde este lunes se ha aplicado una segunda remesa de medidas más restrictivas. Se han prohibido los eventos de más de 10 personas en interiores y de 20 personas en exteriores; también se han clausurado cines, teatros, salas de conciertos, piscinas, instalaciones deportivas, zoos o museos. A partir del 19 de octubre se limitará la asistencia a bodas, funerales y eventos similares a un máximo de 30 personas.
Con la mitad de incidencia acumulada que España (152,3 casos por 100.000 habitantes), el país vecino ha decidido este miércoles establecer el denominado estado de calamidad. ¿Qué implica? Las reuniones se han limitado a cinco personas, las bodas y los bautismos tienen un aforo máximo de 50 invitados y se han prohibido las actividades no lectivas en las universidades.
Los brotes en estas últimas han disparado la alerta en el país, con 100 casos entre alumnos en Oporto y 80 estudiantes infectados en Aveiro, tras participar en fiestas. Aunque la escalada de contagios se nota en todo el país, con siete días consecutivos con más de 1.000 casos diarios.
El primer ministro, Antonio Costa, también presentará una propuesta al Parlamento para hacer obligatorias las mascarillas al aire libre, así como el uso de la aplicación de rastreo StayAway Covid.
Por el momento la incidencia nacional se mantiene por debajo de los 100 casos por 100.000 habitantes, aunque en algunas regiones la situación se complica. Preocupa especialmente el avance del virus en Lombardía, que ya a finales de febrero se convirtió en el epicentro de la pandemia en Europa.
Por ello, el gobierno de Giuseppe Conte comunicó este martes nuevas medidas para frenar la expansión de la COVID-19, que estarán en vigor hasta el 13 de noviembre. Los restaurantes y bares y demás deben cerrar a medianoche, si tienen servicio de mesas, o a las 9 de la noche, si no lo tienen. También se ha prohibido la celebración de fiestas privadas y públicas y se recomienda no reunirse más de seis personas.
De momento, el primer ministro ha excluido la posibilidad de confinar todo el país de la misma manera que en marzo, aunque sí dijo que en caso de necesitarlo cerrará áreas limitadas del territorio nacional.
En las últimas 24 horas en Alemania se han registrado 6.638 casos nuevos de coronavirus, lo que supone un nuevo récord diario para el país, desde marzo. La incidencia acumulada en el país se mantiene entre las más bajas del continente (59,6), pero hay preocupación de que la situación se pueda "descontrolar".
Por ello, el equipo de la canciller Ángela Merkel decidió este miércoles extender algunas de las limitaciones establecidas en Berlín en las semanas previas. La capital y otras grandes ciudades como Múnich, Frankfurt y Colonia son los núcleos de mayor riesgo. Por el momento, en las zonas que registren altas incidencias se prohibirán eventos deportivos, ferias, conciertos y similares.
Además, en las zonas que se supere una incidencia de 35 nuevos contagios por 100.000 en la última semana se extenderá el uso obligatorio de la mascarilla. Si escala hasta los 50 casos, se clausurará la vida nocturna a las 11 de la noche y se prohibirán las reuniones, también privadas, de más de diez personas.