45 funcionarios electorales de 45 estados niegan las acusaciones de fraude del presidente Trump, según el NYT

  • La negativa del presidente a aceptar su derrota ante los demócratas, ha creado grandes divisiones entre los propios miembros del partido republicano

  • Trump asegura que Dominion Voting Systems borró 2,7 millones de votos a su favor

  • Texas ofrece un millón de dólares a quien ofrezca pruebas de fraude electoral

Tras la negativa del presidente Donald Trump a aceptar la derrota en los comicios presidenciales del pasado 3 de noviembre, que ha calificado de fraudulentos sin pruebas que lo evidencien al acusar a los demócratas de “robar las elecciones”, y después de que el equipo de campaña del mandatario haya interpuesto varias demandas en algunos de los estados claves para la revisión del cómputo de papeletas, funcionarios electorales de 45 estados han negado tales acusaciones al New York Times, según una publicación del periódico.

Ante las posibles sospechas de fraude, que han intensificado la división entre los demócratas y republicanos estadounidense, el tabloide se puso en contacto con altos funcionarios de cada estado para obtener respuestas que arrojaran más luz a una de las elecciones más convulsas de los últimos tiempos en Estados Unidos.

“Hay una gran capacidad humana para inventar cosas que no son ciertas sobre las elecciones”, ha dicho el secretario de Ohio, Frank LaRose. “Las teorías de la conspiración y los rumores y todas esas cosas, corren de manera desenfrenada. Por alguna razón, las elecciones originan ese tipo de mitología ", insistió el republicano LaRose.

En el estado de Minnesota, su secretario de estado, el demócrata Steve Simon, ha declarado: “No conozco un sólo caso en el que alguien haya argumentado que un voto contaba cuando no debería, o no contaba, cuando debería. No hubo fraude".

Un portavoz del secretario del estado republicano de Kansas, Scott, Schwab, ha manifestado por su parte que este territorio “no experimentó ningún problema generalizado y sistemático con fraude electoral, intimidación, irregularidades o problemas de votación", reafirmando su satisfacción por el proceso del sufragio: “Estamos muy contentos de cómo ha ido la elección hasta este momento”.

En el caso de Texas, sus funcionarios estatales no respondieron a los reporteros del NYT, aunque una portavoz del principal funcionario electoral en el condado de Harris, el más grande de Texas con una población mayor que muchos estados, dijo que solo habían surgido algunos problemas menores y que "tuvimos una elección muy fluida".

Un millón de dólares en recompensas para quienes presenten pruebas de fraude

Mientras los abogados y líderes republicanos buscan sin descanso pruebas de fraude para respaldar las acusaciones de irregularidades electorales, el vicegobernador republicano de Texas, Dan Patrick, ha ofrecido pagar a los informantes al menos 25.000 dólares por información que esté derive en una condena por fraude electoral.

Patrick, uno de los mayores impulsores del presidente Donald Trump en Texas, dijo el martes que los pagos tendrían un tope de un millón de dólares.

Si bien, la mayoría de los estados han negado cualquier posible trampa en el proceso electoral, según informa el NYT, algunos han detectado determinados problemas que a su vez han minimizado, al considerarlos propios y comunes a todas las elecciones. Estos hacen referencia a los problemas técnicos que se hayan podido desarrollar con algunos casos de votación ilegal, o doble votación, y algunos errores menores de cómputo, teniendo en cuenta que los funcionarios de todos los estados están revisando las votaciones en base a un componente estándar del proceso de certificación.

Aunque dicho proceso varía en cada estado, la certificación generalmente se completa unas semanas después de las elecciones, antes de que la delegación del Colegio Electoral de cada estado se reúna para emitir votos a mediados de diciembre.

Pensilvania, la joya de la corona que Trump se niega a perder

En Pensilvania, el estado que le dio la victoria al presidente electo, Joe Biden, al anotarse sus 20 votos electorales, los abogados de Trump presentaron una denuncia para impugnar los resultados, alegando presuntos obstáculos que dificultaron el voto a los republicanos. Una denuncia a la que se ha sumado el abogado personal del líder republicano, Rudolph Giuliani quien, en una rueda de prensa celebrada el fin de semana, afirmó una vez más que las elecciones en la ciudad habían estado repletas de fraude electoral.

Sin embargo, la oficina del principal funcionario de policía de Pensilvania ha manifestado que no había pruebas para respaldar las afirmaciones de Giuliani y que la elección en el estado fue "justa y segura".

Un portavoz del fiscal general de Pensilvania, el demócrata Josh Shapiro, aseguró que “muchas denuncias contra la mancomunidad han sido ya desestimadas”, considerando que “repetir estos ataques falsos es imprudente” al no haberse presentado “ninguna evidencia” que lo demuestre.

Brechas en las filas republicanas

La negativa del presidente a aceptar su derrota ante los demócratas, ha creado grandes divisiones entre los propios miembros del partido republicano, al punto de que Harry Logan, gobernador del estado de Maryland, rechazó de pleno las palabras que Trump pronunció desde la Casa Blanca cuando en una rueda de prensa el pasado 5 de noviembre, acusó directamente a los demócratas de fraude electoral afirmando que “si contamos los votos legales, gano fácilmente. Si cuentan los ilegales, van a intentar robarnos las elecciones”: “No hay defensa para los comentarios del presidente esta noche minando nuestro proceso democrático”, dijo Logan.

También el ex senador por Pensilvania, Rick Santorum, se manifestó en contra del magnate: “Espero que los republicanos se levanten en este momento y le digan a Trump lo que se tiene que decir”.

Georgia, donde todavía se disputa en una carrera muy reñida, a falta de escrutar un escaso 2% de los votos, y donde Biden lidera por una muy ajustada diferencia de menos de un punto porcentual, la senadora republicana Kelly Loeffler y el senador también republicano, David Perdue, aspirantes a una segunda vuelta para ganar la reelección, han exigido la renuncia del secretario de estado de su partido, Brad Raffensperger: “El secretario de Estado no ha logrado llevar a cabo elecciones honestas y transparentes”, dijeron los senadores en un comunicado.

Igualmente, en Whashinton, el candidato republicano a gobernador y jefe de la policía en este estado, Loren Culp, tras perder la carrera en este estado al competir contra el gobernador demócrata Jay Inslee, ha cuestionado la determinación del secretario de estado republicano Kim Wyman a cerca de que las elecciones allí fueron libres de fraude.

Las demandas de los republicanos en busca del fraude electoral

El ambiente poselectoral está sin duda en un momento más que convulso, y aunque algunos republicanos se han desmarcado de la postura del presidente Trump, una gran parte de sus funcionarios se han posicionado a su favor, recriminando manera de proceder por parte de los demócratas en el proceso electoral.

Tal es el caso del líder de la mayoría del Senado de Pensilvania, el republicano Jake Corman, que ha pedido la dimisión de la secretaria de Estado, la demócrata Kathy Bookckvar, tras acusarla de realizar cambios de última hora en el protocolo del sufragio. Boockvar ha respondido que deberían ser él quien renuncien por tomar decisiones que, según ella, impedían que Pensilvania contara las papeletas de manera oportuna. En siete condados de este estado, los republicanos han interpuesto varias demandas.

También en Wisconsin, y en Michigan, donde se da por ganador de las elecciones a Biden, los republicanos han anunciado la formación de unas comisiones para que investiguen el supuesto fraude en el cómputo de votos, con la intención de emprender acciones legales de denuncian las “irregularidades electorales” que aseguran evidentes.

En 2016 Trump ya acusó a los demócratas de robo electoral

Estas son sólo algunas de las demandas que el presidente Trump y su equipo de campaña están llevando a cabo varios estados clave, pero no es la primera vez que el mandatario recurre a las acusaciones de fraude y robo.

Antes de la celebración de los comicios, durante los meses previos, el presidente Trump insistió por activa y por pasiva que el sistema de votación por correo, por el que más de 100 millones de estadounidenses han ejercido su derecho al voto este año, no iba a ser limpio.

Pero si nos remontamos a cuatro años atrás, en 2016 cuando Trump se enfrentó a la demócrata Hillary Clinton, el líder republicano afirmó que el robo de votos le había costado el voto popular que perdió por aproximadamente 3 millones de papeletas. A raíz de las elecciones, el presidente formó una comisión de fraude electoral que se disolvió sin que se encontraran pruebas contundentes que lo demostraran.

El presidente Trump ha limitado en los últimos días sus intervenciones públicas, pero sigue muy presente en las redes sociales, especialmente en Twitter, donde insiste en que él es el verdadero ganador de las elecciones y denuncia, sin aportar pruebas, que los demócratas están intentando robar las elecciones. En paralelo, su equipo de campaña sigue trabajando intensamente para recabar las pruebas que acrediten el supuesto fraude.

Trump asegura que se han eliminado 2,7 millones de votos a su favor

En uno de sus últimos tuits el jueves por la mañana, Trump ha afirmado que, según un informe, Dominion Voting Systems, fabricante de software que los gobiernos locales de todo el país utilizan para ayudar a realizar sus elecciones, “eliminó 2.7 millones de votos de Trump a nivel nacional. El análisis de datos encuentra 221.000 votos en Pennsylvania cambiados de presidente Trump a Biden. 941.000 votos de Trump borrados. Los estados que utilizaron los sistemas de votación de Dominion cambiaron 435.000 votos de Trump a Biden”.

El miércoles, Rudolph W. Giuliani, el abogado del presidente, dijo que estaba en contacto con "denunciantes" de Dominion, aunque no proporcionó pruebas.

La empresa canadiense con sede en Denver, que además del software, fabrica máquinas para que los votantes emitan votos y para que los trabajadores electorales los cuenten, ha reconocido al NYT que se detectaron algunos problemas en el proceso de cómputo, pero que estos no han afectado el resultado final.

Edward Perez, experto en tecnología electoral del Instituto OSET, una organización sin fines de lucro que estudia la infraestructura de la votación, dijo que era justo pedir más transparencia y responsabilidad a las empresas que fabrican la tecnología que sustenta las elecciones, pero no hay evidencia de fraude o errores generalizados en la carrera de 2020.

“Es razonable que los ciudadanos y los políticos analicen el papel de los proveedores privados en la maquinaria de la democracia y hagan preguntas”, dijo. "Eso no significa que las elecciones estén amañadas".

Mientras tanto, el demócrata Joe Biden, considerado desde el sábado el presidente electo tras superar los 270 votos del Colegio Electoral necesarios para la victoria, avanza en sus preparativos para asumir la presidencia del país el próximo 20 de enero.