Los líderes de la UE llegarán a la cumbre sin acuerdo previo para contener los precios de la energía

  • Los jefes de Estado o de Gobierno tendrán que remangarse y sacar un conejo de la chistera porque una decisión al respecto puede marcar en algunos casos su supervivencia política

  • Macron y Orban van a las urnas en abril

La subida de los precios de la energía afecta ya a los 27. Ningún Gobierno se escapa de la presión de sectores económicos enteros. Parte de la inflación se explica por el encarecimiento de la electricidad y los carburantes. Si hace unos meses España empezó a empujar en Bruselas, apenas con apoyo italiano, ahora se unen más países. Ya no es sólo el sur. Esta semana se unieron Bélgica y Polonia.

Los gobiernos por ahora ponen parches. Bruselas cree todavía que esos parches (subsidios, rebajas de impuestos) son la mejor solución y que el modelo de formación de precios funciona porque fomenta la inversión en renovables. La Comisión Europea “no es partidaria”, como explica una fuente comunitaria, a cambiar ese modelo. Pero la experiencia dice que en cuanto sean mayoría los gobiernos que lo piden y a esa mayoría se una Alemania la Comisión será partidaria.

La primera parte del encuentro se jugó este martes. Los secretarios de Estado de Asuntos Europeos repasaron las medidas y las propuestas sobre la mesa. No hubo acuerdo y todos esperan a que la Comisión proponga alguna nueva idea este mismo miércoles, pero el escenario ya está preparado para la cumbre de este jueves y viernes. Los jefes de Estado o de Gobierno tendrán que remangarse y sacar un conejo de la chistera porque una decisión al respecto puede marcar en algunos casos su supervivencia política. Macron y Orban van a las urnas en abril.

El Gobierno belga se ha convertido en protagonista final de la ofensiva contra la Comisión Europea. Después de la reunión del lunes entre el presidente Pedro Sánchez y el primer ministro belga Alexander de Croo, este dijo que “cuando un mercado no funciona tenemos que intervenir y trabajar, por ejemplo, para topar el precio del gas”. Intervenir el mercado es precisamente lo que ha rechazado la Comisión desde que el pasado verano España empezó a pedirlo.

Las palabras de De Croo sonaron a música celestial para los oídos del Gobierno español: “Hoy los precios de la energía en Europa no reflejan la realidad. Los mercados se han vuelto completamente irracionales y todos lo estamos pagando cada día”. Un hogar medio belga paga a principios de 2022 prácticamente el doble que un año antes en electricidad y gas de calefacción.

Bélgica propone que el gas en el mercado mayorista se pague a un máximo de 120 euros el megavatio hora. España había propuesto 180 pero retiró la propuesta justo ayer tras la reunión con el Gobierno belga en la que también participaron la vicepresidenta Teresa Ribera y la ministra belga de Energía Tinne Van der Straeten. De Croo habla antes de la cumbre con el alemán Olaf Scholz. Convencer a Berlín es clave para torcer el brazo a la Comisión.

España apoya la propuesta belga pero el Gobierno español lleva otra, propia, a la cumbre. Madrid quiere sacar el gas de la formación de precios de la electricidad. El Ministerio de Teresa Ribera ha preparado una propuesta al respecto: la llama “mecanismo de precios de referencia” y sólo intervendría para fijar el precio del gas que pagan las eléctricas.

La Comisión Europea llevará sus propuestas a la cumbre después de que este lunes Von der Leyen se reunieran telemáticamente con la patronal de las eléctricas.

Bruselas quiere que lo que salga de la cumbre se limite a seguir subsidiando a los hogares más vulnerables pero, por primera desde que empezaron a subir los precios de la energía, la Comisión se abre a opciones que permitan intervenir en el mercado mayorista. Aun así, su principal propuesta volverá a ser la de exigir a los gobiernos que rellenen durante los próximos meses las reservas para que estén al 80% ó 90% el próximo 30 de septiembre.

Alemania y los Países Bajos eran este martes los dos principales obstáculos a las iniciativas que piden intervenir en el mercado o limitar los precios del gas. Su argumento es que el mercado funciona y que los suministradores de gas podrían enviarlo a otros destinos si Europa le pusiera un precio máximo.

El debate ha sido técnico y complejo esta semana, desde que el lunes en el Coreper (Comité de Representantes Permanentes, los diplomáticos nacionales ante las instituciones europeas) se empezaron a revisar las propuestas sobre la mesa. Y hay dos frentes principales: precios y disponibilidad. Cuadrar esas dos preocupaciones sumaría a la mayoría de los gobiernos. Porque mientras en España, Italia, Portugal, Francia o Bélgica se habla sobre todo de precios, en Escandinavia y el este del bloque se habla más de disponibilidad.

Los ministros sí dieron un impulso a las interconexiones. Francia, que en el pasado se mostró reticente a reforzar las suyas con España, parece haber cambiado de posición. El secretario de Estado para la UE, Clément Beaune, dijo este martes que su Gobierno “no tiene reticencias” y que está dispuesto a acelerar las inversiones necesarias.