Miles de familias con pocos recursos acuden a los bancos de alimentos para sobrevivir en EE.UU.

  • En los puntos de reparto se forman largas filas de personas y kilométricas caravanas de coches para recoger la comida

  • Cuatro millones de `sin techos´: la comunidad marginal más que vulnerable

  • Según la OIT la crisis laboral puede dejar 195 millones de parados en el mundo

Entre los millones de personas afectadas en Estados Unidos por la pandemia del coronavirus, hay una enorme comunidad especialmente vulnerable a sus desoladores efectos.

Son los ignorados por una gran parte de la sociedad, los que duermen en la calle a los pies de los edificios o bajo los puentes, en casas abandonadas; los que piden limosna por las calles y deambulan de un lado a otro sin un destino definitivo, muchos con la mirada perdida y el rostro marcado por los avatares de la vida; aquellos que, a los ojos de muchos, forman parte del escenario urbano que ya no sorprende, pese al abandonado aspecto que puedan presentar. Son, en la mayoría de las ocasiones, los grandes olvidados, los homeless, personas sin hogar; son, los `sin techo´.

En el país de la libertad y las oportunidades, según los últimos estudios de la Casas Blanca, más de medio millón de personas en precarias condiciones, viven gracias a la caridad de las personas, de las iglesias, de los centros refugio y los bancos de alimentos, básicamente.

Sin embargo, estas cifras del gobierno federal difieren bastante de otros estudios que concluyen que, en EE.UU. puede haber más de 4 millones de personas sin hogar, en una población de 360 millones de habitantes.

En condiciones normales, antes de que el coronavirus se adueñara de la vida de millones de personas en el mundo, aquellos que buscaban la protección y el amparo de la sociedad más generosa, mal que bien, lo podían encontrar. Pero ahora, en tiempos de coronavirus, las cosas han cambiado para todos.

El coronavirus pone contra las cuerdas a los más necesitados

Casi como los hospitales, pero con una imagen bastante diferente, los centros de ayuda para personas con bajos recursos y la atención a los más desamparados, se han visto desbordados por otros tantos cientos de miles de personas que han perdido su trabajo en las últimas semanas.

Según los últimos datos registrados, más de 16 millones de personas han solicitado la prestación por desempleo en las últimas semanas en Estados Unidos. Y se prevé que esta cifra ascienda considerablemente en los próximos días.

Como consecuencia, miles de personas en todo el país se han visto obligados a recurrir por primera vez, a los organismos que ofrecen comida de manera gratuita.

Es importante señalar que, en los Estados Unidos, millones de estudiantes dependen de los almuerzos escolares, de los cuales más de 20 millones se distribuyen de forma gratuita cada día, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

La catastrófica situación económica provocada por el coronavirus, deja por tanto una sobrecarga inesperada en los bancos de alimentos de todo el país que, además de recibir ayudas federales, se apoyan en la buena voluntad y en la solidaridad de la comunidad y sus vecinos.

17 millones de personas más que antes buscan ayuda en los centros alimenticios gratuitos

Feeding America, la organización de lucha contra el hambre más grande del país, estima que al menos 37 millones de personas sufren precariedad alimenticia. Eso incluye 11 millones de niños y 5.5 millones de personas mayores.

Claire Babineaux, su directora ejecutiva, ha manifestado una gran preocupación ante la precaria situación que acusan desde la llegada de la pandemia:

"Nuestras estimaciones indican que necesitaremos atender a 17.1 millones de personas adicionales como consecuencia de la crisis, además de los entre 37 y 40 millones de personas a las que ya servíamos antes".

"Por primera vez en nuestra historia, hemos tenido que rechazar a algunas personas, algo que no queremos hacer nunca, pero las circunstancias nos superan", lamenta Babineaux.

El Banco de Alimentos de NY atiende a más de 1.500.000 personas

Antes de la llegada del nuevo Covid-19, el Banco de Alimentos de Nueva York abastecía a unos 1.000 centros, comedores y otras instituciones para alimentar a los más necesitados, proporcionando, a los neoyorquinos que lo necesitan, 58 millones de comidas gratis por año.

Pero el brote del coronavirus ha obligado a cerrar el 40% de los centros de reparto básicamente “porque muchos de los voluntarios que colaboran tiene más de 60 años y se han tenido que quedar en casa”, explica Leslie Gordon, CEO del Banco de Alimentos de Nueva York.

“La demanda de la despensa de alimentos de Nueva York, se ha duplicado durante la pandemia. En lo que llevamos de crisis, ya se ha consumido mucha comida, aproximadamente 5 millones de bolsas de alimentos”, explica la activista.

Las personas que acuden al centro son las que ya han acabado prácticamente con todos sus recursos, señala Gordon: “El estadounidense tiene un promedio de menos de 400 dólares (365 euros) en ahorros, lo que hace que todo esto sea muy desafiante. Necesitamos ayuda”.

Las caravanas de coches para recoger comida

En multitud de ciudades estadounidenses ya es habitual observar las extensas caravanas de coches que acuden a los puntos de reparto de comida para cubrir una necesidad primaria.

En el estado de Florida, la organización Feeding South Florida, que también ayuda a los más necesitados, colaboró con el Ministerio del Rey Jesús en Miami, Florida, en la entrega de alimentos a 784 familias.

En Ohio, los miembros de la Guardia Nacional han ayudado a empaquetar cerca de 1.700 toneladas de alimentos y productos de despensa para distribuir a los ciudadanos de Ohio que lo necesitan.

Pero no hay que irse a las grandes ciudades para comprobar que la precariedad está llegando a infinidad de rincones del territorio norteamericano.

En Duquesne, una pequeña ciudad de algo más de 5.500 habitantes, ubicada en el condado de Allegheny (Pensilvania), también cientos de vehículos muestran imágenes como esta:

La comunidad indígena de Lower Sioux, en Morton (Minnesota), tampoco se salva de la crisis del coronavirus y está siendo asistida por Second Harvest Heartland, una modesta organización sin ánimo de lucro, que publicó en sus redes:

“Hoy, enviamos 2 camiones con 10 (clases de) verduras diferentes (¡En cajas familiares empaquetadas por seguridad!) a la Comunidad Lower Sioux en Morton, MN. Normalmente atendemos a 200 familias en nuestros servicios regulares aquí, pero hoy se espera que aparezcan 700 familias”.

Los bancos de alimentos, están desempeñando una función crucial para todos aquellos especialmente perjudicados por la crisis del coronavirus.

Cuando se trata de atender a las personas que no tienen hogar, las circunstancias se hacen más difíciles tanto para los indigentes como para los voluntarios.

El Covid-19 podría provocar la pérdida de 195 millones de puestos de trabajos en el mundo

La Organización Internacional de Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas, calcula que en los próximos tres meses las horas trabajadas descenderán un 6,7% en todo el mundo, lo que según sus números, “equivale a 195 millones de empleos a tiempo completo” debido al cierre de negocios causado por el brote viral. La advertencia llega casi tres semanas después de que la (OIT) predijera que 25 millones de empleos estaban amenazados por el nuevo coronavirus.

De acuerdo con el análisis, "la última evaluación grave refleja las medidas de cierre total o parcial que afectan a casi 2.700 millones de trabajadores, esto es, cuatro de cada cinco de la fuerza laboral mundial”.

El Director General de la OIT, Guy Ryder, declaró en días pasado: "Los trabajadores y las empresas se enfrentan a una catástrofe tanto en las economías desarrolladas como en las que están en desarrollo".

Es la crisis más severa desde que en 1945 terminara la Segunda Guerra Mundial.

La urgencia de apoyo por parte de los gobiernos para paliar el impacto económico que ya está provocando el coronavirus es de extrema urgencia.

Los `sin techo´, los más desamparados e indefensos

El condado de Los Ángeles (California) tiene una de las poblaciones de `sin techo´ más grandes del país, superando con creces a la ciudad de San Francisco, en el mismo estado, donde 1 de cada 100 personas no tiene dónde dormir.

Suelen llevan a sus espaldas los reveses de la vida, acompañados con gran frecuencia de los excesos de alcohol y drogas. Muchos padecen enfermedades mentales no tratadas. Forman parte de la sociedad más vulnerable e indefensa.

En la ciudad de la industria cinematográfica, más de 53.000 personas han dormido alguna vez en la calle.

Durante la pandemia, los refugios de acogida de Los Ángeles tienen que adaptar sus instalaciones para cumplir con las pautas de distanciamiento social.

"No podemos tener a tanta gente en el comedor a la vez, así que lo hemos separado. Lo mismo nos pasa con las camas, que tiene que haber mayor distancia entre ellas", cuenta Herbert Smith, presidente y CEO de la organización La Misión de los Ángeles.

"También hemos tenido que reducir algunas de las comidas calientes y dárselas en la calle".

“Estamos tratando de acomodar a todos y mantenerlos a salvo, pero algunos indigentes sienten que están más seguros fuera que dentro de las instalaciones. Para ellos, la calle es su casa”.

A la dura realidad de los `sin techo`, se le suma el posible contagio por el Covid-19:

“Muchos no dan su consentimiento para hacerles el test de prueba por coronavirus. Si consiguiéramos tener los resultados en cinco minutos, sería un gran paso para poder aislarlos y tratar adecuadamente a los enfermos. Algunos llevan teléfono, pero otros muchos no tienen. Volver a dar con ellos no es fácil. Son, además los más desinformados”.

El mayor desafío, continúa Smith, “es realmente hacer que la gente entienda la gravedad de la situación, porque una gran parte de ellos no terminan de entender lo que está pasando".