Operación contrarreloj para salvar el acuerdo de Boris Johnson

  • El compromiso cerrado por Londres y Bruselas se votará este sábado en una sesión extraordinaria en la Cámara de los Comunes

  • Según los expertos, la victoria o derrota del primer ministro podría ser muy ajustada, incluso por uno o dos votos

  • Los unionistas de Irlanda del Norte rechazarán el plan porque sienten que el Gobierno los ha vendido en las negociaciones

¿Conseguirá Boris Johnson que el Parlamento apruebe el acuerdo que ha negociado con Bruselas? Esta es la pregunta que se hace todo el mundo en el Reino Unido. Theresa May lo intentó tres veces y fracasó. Ahora es el turno del nuevo líder conservador este sábado en una sesión extraordinaria en la Cámara de los Comunes. A estas horas, aunque lo tiene más fácil que su antecesora, no las tiene todas consigo.

Aritmética complicada

Para ganar esta batalla necesita 320 votos. El Partido Conservador cuenta en este momento con 287 diputados. Se espera que casi todos apoyen el acuerdo, incluidos los 28 más euroescépticos bautizados como "Los Espartanos", los mismos que votaron en repetidas ocasiones contra el plan de Theresa May.

Luego están los 21 diputados que recientemente se rebelaron contra el Gobierno porque querían evitar una salida sin acuerdo y fueron expulsados de la formación. Se cree que esta vez la mayoría de ellos lo respaldará también.

El Partido Laborista, que cuenta con 235 parlamentarios, ha dejado claro que rechaza el acuerdo. Sin embargo, algunos de sus diputados se encuentran en una difícil tesitura porque representan distritos electorales en los que ganó el Brexit en el referéndum de 2016. El Financial Times calcula que, al menos 7 de momento, podrían votar a favor.

Lo harán en contra los liberal demócratas (19 diputados), los nacionalistas escoceses del SNP (35) y los galeses del Plaid Cymru (4), así como los Verdes (1).

Los unionistas de Irlanda del Norte

Si las cosas se han puesto difíciles para Boris Johnson, a pesar de congratularse por lograr un acuerdo, es principalmente porque no cuenta a estas horas con el apoyo de su socio en el Parlamento, el Partido Democrático Unionista (DUP en sus siglas en inglés), que tiene 10 diputados.

Hace menos de un año, el ahora primer ministro fue el invitado estrella del Congreso de ese partido. Fue allí para dinamitar el acuerdo de May y su discurso entonces ha sido rescatado ahora por los medios de comunicación británicos porque contradice una parte fundamental de lo acordado en Bruselas. "Con controles regulatorios y aduaneros entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte en el mar de Irlanda dañaremos la estructura de la Unión. Ningún gobierno conservador debe firmar estos arreglos", dijo Johnson.

Ahora, los unionistas creen que el Gobierno británico los ha vendido en estas negociaciones. Se sienten traicionados. Según su número dos, Nigel Dodds, el primer ministro "estaba demasiado ansioso por llegar a un acuerdo a toda costa; debería haber permanecido sereno y así habría logrado mejores concesiones para mantener la integridad económica y constitucional del Reino Unido".

Y es que el DUP no quiere que Irlanda del Norte sea un ente diferente, separado del resto del país. En palabras del líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, "un anexo de la UE". A esta formación no le gusta que haya una frontera en el mar y se queja también de no tener poder de vetar estas disposiciones. Estas podrán recibir el visto bueno de la Asamblea de Irlanda del Norte, según lo acordado en Bruselas, pero por mayoría simple.

El DUP (pro Brexit) fue el partido más votado en las últimas elecciones en la región, seguido muy de cerca por el pro europeo Sin Feinn, el brazo político del IRA. Gobernaban juntos, mano a mano, a pesar de ser tradicionalmente enemigos. Según la normativa, las medidas polémicas deben aprobarse por una mayoría de ambos partidos, de ahí la reticencia ahora de los unionistas. Independientemente de eso, el entendimiento se rompió y la Asamblea lleva suspendida más de dos años y medio.

En Irlanda del Norte ganó la permanencia en la Unión Europea por 55,8 por ciento frente a un 44,2 que votó Brexit. A lo largo de estos tres años y medio desde la consulta, los unionistas han puesto continuas pegas a todas las propuestas que se han puesto sobre la mesa. No está muy claro lo que quieren pero sí lo que no quieren: que se rompa el Reino Unido, ni una frontera entre las dos Irlandas ni tampoco entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

Portadas prensa británica

Este viernes los titulares de portada de los diarios pro Brexit son mensajes contundentes dirigidos a los diputados para que apoyen el acuerdo. The Sun dice “Abrid los ojos... ¡Aceptad el acuerdo!; Daily Mail: “El ha cumplido con su deber. Ahora los diputados deben cumplir con el suyo”; Daily Express: ¡Simplemente hazlo! o The Daily Telegraph: “Es mi acuerdo o no acuerdo”.

Los periódicos pro europeos como The Guardian destacan que “ahora es un juego de números”; The Times habla del “obstáculo final”, mientras que el Financial Times (FT) incide en “la amenaza de veto del DUP”.

Horas críticas

Medios de comunicación y expertos están haciendo sus apuestas. Algunos piensan que la victoria o la derrota podría ser ajustadísima, incluso por uno o dos votos. Según el cálculo del FT, 318 diputados podrían votar a favor y 321 en contra.

Robert Peston, uno de los periodistas políticos más respetados del Reino Unido, asegura que “hay una genuina posibilidad de que el acuerdo de Johnson sea aprobado; nunca dije eso sobre las votaciones de Theresa May”.

Las próximas horas son clave. Desde Downing Street están echando toda la carne en el asador para convencer a los indecisos. Y es que si el compromiso alcanzado entre Londres y Bruselas no recibe luz verde por parte del Parlamento, entrará en juego la llamada Benn Act. Esta es la ley aprobada por la Cámara de los Comunes hace unas semanas para frenar la posibilidad de una salida a las bravas y obligaría al primer ministro a pedir a la UE una nueva prórroga.