Pasa sus primeros 13 años de vida sin poder sonreír por culpa de un tumor

Informativos Telecinco 27/06/2018 07:53

Los ejercicios de Kevin frente al espejo son diarios. El joven, con ayuda de sus dedos, tira de su cara hacia arriba y cambia la boca de posición en numerosas ocasiones, llegando incluso a forzar una sonrisa completa, algo que hasta ahora no había logrado.

Nacido en Nueva Jersey, el joven vino al mundo con un raro tumor muscular. Éste cubría la parte izquierda de su cara, apretando el ojo de esa parte de su rostro y empujando la nariz hacia la derecha. Una enfermedad a la que sobrevivió a pesar de las pocas expectativas que los médicos dieron a sus padres.

Sin embargo, le dejó sin poder hacer una de las cosas más básicas de los humanos: sonreír. El tratamiento contra el cáncer y las dimensiones del tumor afectaron al nervio facial. Lla quimioterapia con vincristina, un tratamiento al que ya se sometía a las cinco semanas de edad, fue lo que más le afectó.

Desde que comenzó el tratamiento y hasta octubre de 2015, Portillo estuvo sin poder mover los músculos que hacían posible su sonrisa. Fue entonces, con apenas 10 años, cuando el joven pidió a sus padres comenzar con el tratamiento para superarlo.

Antes, ya había sufrido las burlas de algunos compañeros de clase. “Había algunos niños que se reían de él”, afirma la madre a la CNN. “Un día, cuando tenía nueve años, estaba triste y nos dijo que algunos niños que no eran sus amigos se reían de él porque su apariencia era graciosa. Fue duro como padres”, continúa.

Un paso importante

El octubre de 2015, Kevin se sometió a una operación para recuperar la movilidad de la parte izquierda de su cara. En ella, le quitaron una parte del nervio sural del tobillo, para después implantárselo de la parte derecha de la cara a la izquierda. Así, nuevos nervios podrían crecer de una parte a la otra.

Un proceso que duró más o menos un año y tras el cual, Portillo volvió a pasar por el quirófano. Fue tras esta operación cuando el joven pudo sonreír por primera vez.

No todo ha sido fácil en este proceso, ya que tras la operación, Kevin tuvo que aprender a mover los músculos de su cara. Una larga rehabilitación que dio sus frutos por primera vez en una comida familiar. “Estábamos comiendo. Pensé que mi madre había dicho algo divertido y sonreí”, confirma. Un pequeño gesto del que había sido privado durante mucho tiempo.