La UE fracasa ante sus primeros presupuestos de la era posbrexit

  • Casi 30 horas de cumbre constatan las divisiones y el agujero dejado por los británicos España rechaza el recorte a los fondos agrícolas

Dicen que la elaboración de unos presupuestos es un trabajo técnico, no ideológico. Nada más falso. Pocas cosas hay más ideológicas en este mundo que decidir de dónde salen los dineros y a qué se dedican. No es lo mismo financiar más tecnología para blindar fronteras que entregar ese dinero a luchar contra la pobreza infantil cuando en la UE hay casi 25 millones de niños por debajo del umbral de la pobreza. No es lo mismo mantener sin tocar el Pilar I de la Política Agrícola Común (las ayudas directas, al pequeño agricultor y al terrateniente) que desviar una parte a la lucha contra la crisis climática.

De dónde sale el dinero, cuánto y a qué se dedica. Un ejercicio que cada siete años muestra las profundas divisiones ideológicas que separan a los 27 países de la Unión Europea (UE). Divisiones que, como estaba previsto, han forzado este viernes la suspensión, después de 30 horas, de una cumbre que no llevaba ningún camino claro.

Sin Brexit y sin ambición

La cuadratura del círculo se complica cuando todos saben que la decisión puede retrasarse unos meses y cuando hay que cerrar el agujero de 75.000 millones de euros que dejaron los británicos. Los dirigentes europeos se llenan la boca diciendo que la UE debe tener ambiciones geopolíticas y defender sus intereses en el mundo. Después pasan 30 horas tirándose los trastos a la cabeza por el reparto de poco más del 1% del PIB europeo.

Sólo un dirigente mostró otra ambición. El luxemburgués Xavier Bettel se ofreció a que su país aumentara su contribución y cargó contra su homólogo holandés, líder de los que exigen más recortes: “Mi concepción del proyecto europeo es diferente de la de Mark Rutte. Yo veo a la UE como una oportunidad, no como una factura”. Si el patriotismo se demuestra pagando impuestos, Bettel es el mayor europeísta.

Bruselas intentó un recorte suplementario

Los datos fríos dicen que a la primera propuesta de la Comisión Europea (1,11%) del PIB europeo, que ya suponía un recorte frente al período anterior (1,16%) se añadía otro segundo recorte (1,074%) de la tijera del presidente del Consejo Europeo Charles Michel. Ahí empezaron a verse las costuras. Para “los frugales” (o tacañones) Austria, Holanda, Dinamarca y Suecia, ese recorte era insuficiente. Para los “ambiciosos” (receptores netos) era un hachazo inaceptable.

Durante más de 13 horas Michel fue consultando uno a uno a los 27 dirigentes nacionales. Después permitió, durante todo el viernes, que se reunieran en bilaterales, trilaterales, grupos de diverso tamaño e ideología. Todos parecían negociar pero nadie se movía. Para romper el impasse, la Comisión Europea presentó a última hora del viernes una segunda propuesta que contaba con el visto bueno de Michel: 1,069%, menos recorte a la Agricultura y más cheques compensatorios para algunos contribuyentes natos a cambio de destrozar algunos de los nuevos programas o simplemente eliminar otros.

No convenció a nadie. Para Pedro Sánchez resultó “muy insuficiente”. Mientras los tacañones seguían exigiendo que se llegara al 1,00%, los receptores netos se plantaron. No había acuerdo. Michel constató lo evidente: “Necesitamos más tiempo”. Y prometió trabajar con los gobiernos para avanzar y convocar otra cumbre, ya en marzo o incluso en abril, cuando las posturas estén más cerca: “Creo que ha sido una reunión útil y necesaria, que arroja más claridad sobre las posiciones de cada país”.

La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, miraba cariacontecida y explicaba: “A veces hay que dejar que las cosas maduren un poco más”. Ella, que había propuesto un 1,11% de gasto sobre PIB, que poco después había aceptado un 1,074% y que este viernes tragaba ya con un 1,069%. Una fuente diplomática de un país nórdico, consultada por NIUS el miércoles, repetía al cierre de la cumbre: “esperemos a Merkel”. Alemania ostentará la presidencia semestral de la UE entre julio y diciembre de este año.

Ricos, pobres y mediopensionistas

La reunión mostró tres grandes grupos. Los cuatro países tacañones, los 17 receptores y seis que se pusieron de lado para no mancharse pero que, cuando dentro de unos meses se entre a rascar hueso para buscar los millones, también defenderán sus intereses. El francés Macron lo hizo con la Agricultura: “la PAC no va a pagar el Brexit”. En ese pequeño grupo están las tres primeras economías europeas tras el ‘Brexit’: Alemania, Francia e Italia.

A los tacañones les gustó tanto su imagen de ‘frugales’ que sus diplomacias difundieron una foto de sus cuatro jefes de Gobierno sentados ante una mesa blanca en la que sólo había dos tazas de café. Como si las hubieran compartido. Ante la falta de británicos, usan los argumentos brexiters de las transferencias fiscales.

Algunos negociadores confiaban anoche que la forma de no negociar, de esperar a obtener sus exigencias como fruta madura, aplicada por los cuatro tacañones, había sido el germen del desacuerdo. Su negativa a moverse un milímetro de su 1,00% (Rutte llegó a decir que no tenía nada que negociar y que pasaría la noche leyendo una biografía del polaco Chopin) hizo que nadie aceptara modificar su postura. Además de querer recortar al máximo su contribución, olvidan difundir que sus países están, según un documento del comité de Presupuestos de la Eurocámara, entre los más beneficiados del Merco Único.

España, de líder de los receptores natos a puente hacia los contribuyentes

El efecto estadístico que provoca el Brexit y la evolución económica hacen que España jugara en esta cumbre un papel entre dos aguas. Madrid lidera por ahora junto a Lisboa a las 17 capitales de los países receptores netos. Pero lo más probable es que en el conjunto del próximo ciclo (2021-2027) pase a ser contribuyente neto.

Tal vez por eso el presidente Pedro Sánchez jugó a tender puentes, mirando a países contribuyentes pero europeístas y que no se han prestado al juego de pagar menos a toda costa. Así, a Sánchez se le vio varias veces con los dirigentes luxemburgueses, belgas o italianos. El presidente español dijo al cierre de la cumbre: “Esperemos que entre todos logremos un camino que equilibre los intereses nacionales de todos los países”. Moncloa critica que las propuestas sobre la mesa no tienen en cuenta ni las urgencias económicas y sociales ni, en referencia a asuntos como la crisis climática, las políticas comprometidas por las instituciones europeas.