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Cómo gestionar la presión social de jugar en la lotería del trabajo: cómo decir "no" sin parecer antisocial

Décimos lotería Navidad
Décimos de la Lotería de Navidad. EFE
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Cada año, más del 76% de los adultos en nuestro país vive con emoción colectiva el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, un fenómeno que genera un “optimismo artificial” con efectos tangibles en la economía local, como aumento del consumo y reducción del desempleo en las zonas ganadoras. 

Esta presión social de participar, incluso sabiendo lo improbable del premio, muestra cómo las expectativas colectivas pueden empujar a tomar decisiones individuales. En el ámbito laboral, también se juega a la lotería y es frecuente que las empresas oferten a sus empleados números de la Lotería de Navidad para jugar en conjunto. Es en estas circunstancias, en las que todos nuestros juegan, en las que rechazar participar, aunque saludable, puede sentirse antisocial.

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La psicología denomina a este fenómeno miedo a quedarse fuera o FOMO. Al final, cuando en tu trabajo o grupo cercano todos compran, es probable que sientas que necesitas hacerlo también, aunque sea por cumplir y no desentonar con lo que hacen el resto de compañeros y personas con las que compartimos el día a día. Al fin y al cabo, el pensamiento intrusivo de “y si esta vez toca”, siempre estará ahí, y la envidia natural de la mayoría de seres humanos, hace el resto.

Decir no sin sentirse culpable

La clave para reducir esta presión está en establecer límites saludables. Un recurso psicológico concreto es aprender a decir no cuando es necesario, algo que incluye usar un lenguaje claro y directo. También resulta fundamental reforzar la autoestima y los propios valores, porque el fortalecimiento de la autoestima y valores personales es fundamental para hacer frente a la presión social.

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A la hora de poner esto en práctica podemos empezar con frases breves y en primera persona como “ahora no puedo participar” o “prefiero no sumarme esta vez”, que ayudan a transmitir tu negativa sin excusas innecesarias. Además, no está de más practicar de antemano este tipo de respuestas con alguien de confianza. El objetivo es reforzar nuestra seguridad. Este tipo del juego de roles se utiliza incluso en entornos educativos como entrenamiento para resistir la presión grupal.

En cualquier caso, si no queremos quedar como antisociales, podemos proponer que, en vez de participar en la “lotería” del grupo, realizar otro gesto colectivo (un café, una cena, un detalle común) que refuerce la pertenencia sin asumir lo que no quieres.

De esta forma, decir “no” puede convertirse en una experiencia liberadora. Para muchos jóvenes, priorizar las preferencias personales frente a la presión de un entorno de trabajo supone un cambio generacional. Al fin y al cabo, lo que se busca es tomar una decisión propia, pero sin acabar separándose del grupo, lo que a veces resulta harto complicado.

La llamada “lotería del trabajo” es, en realidad, una metáfora de la presión social que todos experimentamos: aceptar un décimo de Navidad por miedo a quedar fuera. Aprender a establecer límites, reforzar la autoestima y comunicar un no claro son herramientas que permiten protegerse sin dejar de formar parte del grupo. La verdadera antisocialidad no es negarse, sino decir que sí siempre a costa del propio bienestar.