Tras la restauración de la Puerta de Alcalá y con el fin de garantizar su adecuada conservación, el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha un plan de choque experimental a través de la cetrería, como método de dispersión y control de aves.
Algunas de las patologías que sufría este icónico monumento madrileño tenían como germen a unas inquilinas poco higiénicas, las palomas. Por eso, desde su inauguración tras ser restaurada, un halcón y dos águilas las mantiene a raya.
David Gil es el cetrero de estas aves y cuenta que las rapaces no están entrenadas para cazar, sino para realizar únicamente vuelos disuasorios.
La patrulla rapaz, como han nombrado desde el consistorio municipal a estas protectoras de la Puerta de Alcalá, está integrada por dos águilas Harris, hembra y macho. Sarita, que pesa un kilo, y Falcon, de algo más de 600 gramos. Además, les acompaña un halcón peregrino macho de menos de 500 gramos de peso que, con solo cuatro años, ha rodado anuncios por ser un competidor excelente en vuelos en línea recta. Se llama Indy, por Doctor Jones.
“Son nobles, unos auténticos profesionales y currantes de primera. Para ello el peso en vuelo es clave”, explica Gil. Están en ayunas 24 horas antes de ponerse a trabajar. Si se van a enfrentar a un descenso de temperaturas, pensando en su bienestar, ingerirán algo más de alimento. Pero, ¡cuidado!, si están por encima de su peso ese día no toca volar porque reducen su eficacia. Todo para trazar una ‘línea roja’ entre el Retiro y la Puerta de Alcalá. Las bandadas de palomas se quedan así en su medio y el monumento, libre de excrementos.
Durante la restauración se desveló que la afección biológica más acusada de la puerta era la ocasionada por la colonización de aves, principalmente palomas, que generan alteraciones estéticas y daños químicos. Sus deyecciones contienen elementos muy agresivos para la piedra y sus excrementos se convierten en sustrato y fuente de nutrientes para otros organismos como bacterias y hongos, lo que hace que se convierta en lugar de crecimiento de líquenes y musgos.
También podrían llegar a picotear y anidar sobre la puerta. En otros monumentos es factible colocar impulsos electromagnéticos, pero en la Puerta de Alcalá este sistema alteraría la percepción del monumento. En este sentido, y para evitar la puesta, se han habilitado redes grises en algunos puntos.
Para la protección de este emblema se ha optado por un método natural que se emplea en aeropuertos para crear temor a las palomas, pero no al resto de las especies, y evitar que vuelva a ser su área de descanso.
Durante los próximos meses y de lunes a viernes, preferiblemente sin lluvia, Indy, Sarita y Falcon, con sus GPS incorporados, van a surcar los cielos velazqueños. Entre tres o cinco veces al día realizarán vuelos de 10 a 15 minutos a diferentes horas para que las palomas no se habitúen y así implantar su actividad en la zona.
Proceden del Instituto Zoológico Deiroleucus en Madrid y residen en una finca a las afueras de Toledo, pero están muy habituados al entorno urbano. “Después de volar mucho en campo y cuando comen de la mano, empiezan los primeros contactos con la ciudad y en dos meses son capaces de volar en casco urbano”, dice orgulloso su halconero.
Un halcón normalmente no vuela a velocidades superiores a los 100 km/h, pero en picada o cuando caza y efectúa un ataque en picado puede alcanzar más de 300 km/h, lo que lo convierte en el animal más rápido del mundo.
Tras la mayor intervención realizada centímetro a centímetro en sus 245 años de historia del monumento, con más de 100 expertos participantes y un gasto de tres millones de euros, mantener el monumento en las mejores condiciones de conservación es fundamental.
Este programa piloto, sin antecedentes en la conservación de monumentos urbanos, ha contado con la autorización de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad y la asesoría del Ministerio de Cultura, a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). A continuación, se obtuvo la autorización de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior para la realización de estos vuelos.
Tras la valoración de la efectividad de la medida, se llevaría a cabo un tratamiento de mantenimiento a largo plazo, con vuelos cada dos días.
Indy se pone cara al viento y analiza su entorno como si fuera un perro por las alturas. David levanta la mano y el halcón despega desde el edificio de la plaza de la Independencia y comienza la persecución.
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.