Animales

Advertencia de un adiestrador canino: “La mayoría de perros que han atacado lo han hecho tras señales ignoradas”

Juan Carlos Castilla, adiestrador canino
Juan Carlos Castilla, adiestrador canino. Foto cedida por Juan Carlos Castilla
Compartir

En enero de 2022, los animales dejaron de ser "cosas" y se convirtieron en "seres sintientes", gracias a la modificación de la Ley 17/2021. Este cambio de concepto a nivel legislativo (y jurídico) ya era algo con lo que trabajaban adiestradores caninos como Juan Carlos Castilla, director y fundador de Noblecan, quien cree firmemente en una educación canina basada en el "acompañamiento y las compresión de las emociones de los perros", más que en una metodología centrada en los comandos, las órdenes y los castigos.

Según su experta opinión, "la imagen del perro como compañero leal, protector y afectuoso del núcleo familiar es completamente cierta la mayoría de las veces". Sin embargo, cuando se dan a conocer casos en los que los perros atacan a los miembros de su propia familia, como el de la bebé de siete meses agredida por dos American Standford en Sevilla o el del bebé de 11 meses fallecido en Barcelona tras la mordedura accidental de su perro mastín, los propietarios de este tipo de mascotas se asustan y, sobre todo, se preguntan el cómo y el por qué ha podido llegar a pasar algo así.

PUEDE INTERESARTE

Señales que alertan de un episodio de agresividad

"Cuando se rompe el equilibrio emocional del perro o se pasan por alto señales de alerta durante meses o años, pueden producirse episodios de agresividad que nadie esperaba. Esto no ocurre de un día para otro. La gran mayoría de los perros que han atacado lo han hecho tras meses (o años) de malestar, incomprensión y señales ignoradas. Y aunque suene duro, muchas veces el problema no es el perro, sino la relación tóxica que hemos construido con él", asegura el adiestrador canino en una entrevista exclusiva para Informativos Telecinco web.

La acumulación de malestar, el estrés y la presión sobre su comportamiento provoca que el perro explote y agreda

Foto cedida por Juan Carlos Castilla

Esas señales ignoradas pueden ser: bostezos, giros de cabeza, lamidos del hocico, huida, inmovilización; permitir que los niños 'invadan' el espacio de los perros sin ninguna supervisión; perros que duermen poco o a los que no se les da tiempo para juegos ni para el descanso y aquellos sobre los que no se ha trabajado en absoluto la educación emocional, dejando que lo "soporten todo". "Un perro bueno no es un perro que lo aguanta todo. Es un perro al que se le ha enseñado a comunicar, al que se ha escuchado y se ha ayudado con la gestión emocional correcta", subraya Castilla.

PUEDE INTERESARTE

Motivos y tipos de una agresión canina dentro del hogar

Por ello, cuando aparece la agresividad, la falta de atención sobre el animal y la poca información sobre este tipo de conducta pueden desembocar en un trágico final. Para evitarlo, lo primero que debemos conocer es el tipo de agresividad de la que estamos hablando. Según el director de Noblecan, existen hasta cinco tipos distintos:

  • Agresión por miedo: el perro se siente acorralado o amenazado y responde con un mordisco o un gruñido para alejar el estímulo.
  • Agresión por protección de recursos: el perro defiende comida, juguetes, un lugar de descanso o incluso a una persona, porque siente que se lo van a quitar.
  • Agresión por dolor: el animal reacciona bruscamente porque le tocan una zona sensible o dolorida.
  • Agresión redirigida: el perro está alterado por un estímulo (otro perro, un ruido) y, al no poder alcanzarlo, muerde lo que tiene cerca.
  • Agresión impulsiva o patológica (muy rara): sin señales previas, muchas veces por problemas neurológicos o genéticos.

Sabiendo esto, Castilla determina que cuando un perro “ataca” a su familia humana, en la mayoría de los casos hablamos de "una agresión por miedo o frustración mal gestionada, no hablamos de maldad ni de venganza". Y, aunque el hogar es, sin duda, su principal zona de confort, donde debe convivir en armonía con su 'manada', éste puede convertirse en un epicentro de presión emocional constante para el perro: "Esto ocurre cuando se le exige mucho control sin haber entrenado nunca el autocontrol, se le regaña constantemente por situaciones que no entiende, cuando no existen normas de convivencia claras o son contradictorias según para qué; no se respetan sus límites corporales ni emocionales, tiene dolor físico no diagnosticado o vive en un entorno caótico, desestructurado, con muchos estímulos y cambios", asegura el experto.

Juan carlos Castilla, director de Noblecan

Qué hacer para evitarlo, qué hacer si ya ha mordido

El adiestrador señala que hay perros que, tras morder una vez, "no vuelven a hacerlo si se les atiende, comprende y reeduca": "Pero si lo que se hace es reprimirles, que obedezcan a base de miedo, entonces sí hay riesgo de que repita la agresión. Esto depende de muchos factores: la intensidad del ataque, si hubo aviso previo, la edad del perro, su historial emocional, el entorno familiar… Pero en la mayoría de casos, lo que necesita ese perro es un buen diagnóstico y una modificación de conducta por parte de un profesional del comportamiento canino, no aislamiento o castigo".

En cualquier caso, la prevención siempre es el arma más efectiva, según estas bases de la educación en positivo: "Se debe enseñar al perro a gestionar la frustración y a expresar lo que necesita sin morder, nunca dejar a un niño solo con un perro por muy bueno que éste sea, enseñar a los niños a no invadir el espacio de sus mascotas, atender al bienestar general del perro proporcionándole comida, ejercicio físico, cuidados veterinarios y darles sus propios espacios seguros", concluye el adiestrador. De esta forma, el perro gozará de una conducta sana y estable, teniendo en cuenta que es adecuado llamar a un etólogo cuando se produzca cualquier cambio drástico en su comportamiento habitual. Si, eventualmente, el perro ya ha mordido, lo mejor es "no actuar desde la ira" y contactar igualmente con un profesional en este campo porque "los perros nunca muerden porque sí".