¿Por qué no debes cerrar nunca los retrovisores de tu coche según la DGT?

Este es un gesto muy común en la mayoría de conductores
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Los retrovisores son uno de los elementos más importantes para la seguridad vial. Muchos conductores tienen la costumbre de cerrarlos manualmente o mediante el sistema automático de plegado de su coche cuando lo dejan estacionado. Recientemente, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha advertido que esta práctica puede que no sea tan adecuada como se puede pensar popularmente.

Esta es una práctica muy común para proteger el vehículo de sufrir posibles golpes, pero, puede ser contraproducente, no solo para la comodidad del conductor sino para la seguridad de todos los usuarios de la vía.

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El motivo por el que no se deben cerrar los retrovisores

Como hemos mencionado anteriormente, el gesto de plegar ya sea manual o de forma automática los retrovisores es un gesto muy popular entre los conductores. La principal razón es evitar que puedan sufrir daños cuando se aparca en sitios muy reducidos. Pero, los expertos en la DGT advierten que es totalmente contraproducente, ya que al plegar los retrovisores, se puede perder una parte clave de la visibilidad lateral del vehículo. Esto puede provocar que otros conductores no sean capaces de percibir correctamente la proximidad de un coche estacionado y pueda producirse un golpe.

Además, cuando los retrovisores están desplegados, pueden servir con una señal para el resto de conductores que les indica que deben mantener una distancia prudencial para evitar cualquier roce.

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Esto es muy importante cuando el vehículo está estacionado en zonas donde hay mucho tráfico o calles estrechas, en las cuales los coches aparcados pueden suponer un obstáculo invisible hasta el último momento. Cuando los retrovisores se encuentran plegados, el coche puede permanecer desapercibido y provocar que otros conductores no puedan contar con el suficiente espacio para poder maniobrar con seguridad, algo que no sucedería en caso de dejar los retrovisores desplegados.

Muchos conductores se justifican en esta razón: la de proteger el coche frente a cualquier daño que puedan sufrir estos dispositivos con la firme creencia de que así se protegen.

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Otro de los riesgos que señalan desde la DGT es que puede existir el riesgo de olvidar colocarlos debidamente cuando se arranca el coche. En ocasiones, al plegar los retrovisores, cuando el conductor vuelve a su vehículo puede olvidar esto y comenzar a conducir con ellos plegados, lo que supone una visibilidad reducida y puede poner en peligro la seguridad del viaje tanto suya como de aquellas personas que circulan a su alrededor.

Esto es especialmente peligroso cuando se han de efectuar maniobras que requieran de una visión clara, como puede ser al cambiar de carril, realizar cambios o retroceder.

¿Qué sanciones se pueden imponer en caso de no llevar retrovisores?

La DGT establece en su normativa que los retrovisores son dispositivos obligatorios en cualquier vehículo. Es obligatorio contar con al menos dos espejos, uno situado en el interior y otro en el exterior, concretamente del lado del conductor.

La legislación, además, especifica que estos han de estar homologados y en buen estado. En caso de no contar con los retrovisores adecuados o que éstos sean utilizados de manera indebida puede conllevar sanciones para el conductor. En el caso de que un vehículo circule sin retrovisores o con alguno de ellos en mal estado, la multa puede ser de 200 euros. Si la situación es más grave, las autoridades incluso podrían proceder a inmovilizar el vehículo.

Las sanciones no incluyen en caso de llevar cerrados estos dispositivos, sino que solo se centran e intervienen en caso de que no se cuente con al menos los obligatorios por la normativa.

Otras costumbres populares desaconsejadas por la DGT

Cerrar los retrovisores no es la única acción que suelen hacer la mayoría de los conductores y que la DGT no ve con buenos ojos, existen otras prácticas muy comunes que se realizan de manera habitual en las que no se tienen en cuenta sus posibles consecuencias negativas:

Apoyar el brazo en la ventana abierta

Esta es una costumbre muy popular, sobre todo durante los meses de verano. Pero, esta posición tan común puede restar capacidad de reacción ante cualquier imprevisto que pueda suceder en la carretera, y además, en caso de accidente, aumenta el riesgo de que el conductor pueda sufrir heridas o lesiones graves.

Lo que recomienda la DGT es que se conduzca con ambas manos en el volante para que se pueda mantener el control total del vehículo.

Usar las luces de emergencia para detenerse en cualquier sitio

El uso de estas luces está regulado estrictamente, y encenderlas para estacionar brevemente en doble fila o en alguna zona que no esté permitida es una mala práctica que puede obstruir el tráfico e incluso provocar accidentes.

Mantener la mano sobre la palanca de cambios

Esto puede parecer un gesto de lo más inofensivo y propio de un conductor más experto, pero este gesto genera una presión constante sobre los engranajes de la transmisión, y esto puede provocar un desgaste prematuro del sistema. Como hemos mencionado anteriormente, lo adecuado es conducir con ambas manos en el volante.