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Cómo afecta el calor extremo a los neumáticos y qué recomienda la DGT para evitar sustos

Las altas temperaturas afectan mucho a la degradación de los neumáticos
Las altas temperaturas afectan mucho a la degradación de los neumáticos. Freepik
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Conducir con altas temperaturas, algo inevitable en verano, modifica ciertos comportamientos de nuestro vehículo, como por ejemplo un mayor consumo de combustible. Hay ciertos componentes que también se ven afectados en mayor o menor medida, como la batería, los líquidos, los frenos o los neumáticos. Teniendo en cuenta que estos últimos son una pieza imprescindible, al ser el punto de conexión entre coche y asfalto, es crucial ser consciente de cómo se ven afectados cuando aprieta el calor y cómo realizar un correcto mantenimiento para minimizar los riesgos al volante.

Cómo afecta el calor a los neumáticos

La Dirección General de Tráfico elabora cada verano un documento con una serie de pautas sobre cómo proteger nuestro coche de las altas temperaturas. Si bien los neumáticos no se ven tan afectados en verano como por ejemplo la batería, en la que el ácido del interior se seca con más facilidad debido al calor, también sufren bastante en la época estival (como sucede, por otra parte, también en invierno, ya que son unos elementos bastante sensibles a los cambios de temperatura).

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La recomendación de la DGT con respecto a las gomas en verano, es la siguiente: “Es importante circular con neumáticos en buen estado y con la presión de aire correcta para evitar reventones, pinchazos y desgastes prematuros. El asfalto en verano puede registrar temperaturas muy altas y, en recorridos largos de muchos kilómetros, esto puede repercutir en la eficacia y el estado de las gomas, especialmente cuando no están en buenas condiciones”.

Hay que tener en cuenta que, sumado a las altas temperaturas de los veranos cada vez más calurosos, en el asfalto puede haber 10 grados más que la temperatura ambiental y hasta 20 grados más, por lo que nos podemos hacer una idea de que la fricción de las gomas, con semejante temperatura, hace que la banda de rodadura se caliente en exceso, por lo que a la larga supone un acortamiento de la supuesta vida útil del neumático. Este desgaste prematuro, si no se vigila el estado del neumático, se puede traducir en reventones o pinchazos.

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Además, esta mayor temperatura puede provocar que aumente la presión del neumático y que esta quede por debajo de lo recomendado. Conducir en estas condiciones, con neumáticos poco inflados, puede provocar una afectación en forma de mayor distancia de frenada y menor agarre. Además, hay que tener en cuenta que los fabricantes recomiendan que haya más presión de la habitual para compensar una mayor carga, algo bastante habitual en el tipo de viajes de verano, con el coche hasta arriba de equipaje.

Consejos de mantenimiento de las ruedas en verano

Como decíamos anteriormente, el mantenimiento veraniego comienza por prevenir y ser conscientes del estado general de los neumáticos. Una de las primeras cosas que debemos comprobar con cierta frecuencia cuando hay altas temperaturas es la presión del neumático. Hay que recordar que la recomendación es que se haga con los neumáticos estén fríos y que el vehículo no haya sido conducido por varias horas (sin haber circulado más de 4 o 5 kilómetros para que la medición sea más exacta).

Como en verano se aplica la conocida como Ley de Gay-Lussac, que en esencia establece que a la presión del gas es directamente proporcional a su temperatura, a mayor temperatura, aumentará la presión del aire en el interior del neumático. Por tanto, conviene ver que no haya aumentado la presión sustancialmente y, de ser así, deberíamos reducir la presión del mismo acorde a los baremos del fabricante. Cuando se dice que hay que quitar presión, no debes cometer el error de hacerlo por debajo de las cifras indicadas para tu modelo de coche y tamaño de neumáticos.

La rueda de repuesto suele ser la gran olvidada. Como hemos indicado anteriormente, el exceso de temperatura puede provocar reventones y pinchazos, por lo que esto puede significar una mayor probabilidad de que haya que colocarla y salga del banquillo para ser titular. Deberíamos revisar en cada comprobación de presión que está correctamente inflada e incluso las recomendaciones es que esta vaya entre 0,3 y 0,5 bares más de presión que el resto.

Algo que todavía cobra mayor importancia en verano es revisar el estado de los neumáticos valiéndonos de la referencia de la profundidad del dibujo. Si la recomendación de la DGT es cambiar los neumáticos cuando la profundidad del dibujo sea inferior a 1,6 milímetros, en verano aumenta el consejo de precaución y el punto en el que recomiendan que lo hagamos es cuando sea de 2 milímetros o inferior.

Otro aspecto de vital importancia es cambiar los neumáticos de invierno si es que optas por esa solución en los meses más fríos del año. Este tipo de gomas están especializadas para trabajar con bajas temperaturas y nunca deberían utilizarse cuando hace calor. De hecho, las recomendaciones es no usarlos cuando hay temperaturas superiores a 7 grados centígrados, lo que nos puede dar una idea del nivel de degradación que puede haber cuando hace 40 grados a la sombra. Este desgaste prematuro no solamente puede provocar que no lleguen al siguiente invierno, sino aumentar el riesgo de sufrir un accidente.