Si vas con el coche sucio, especialmente los cristales, esta es la multa que podrías recibir
Llevar el coche limpio es principalmente una decisión estética por encima de todo, pero hay ciertos elementos que deben llevarse siempre limpios para la mayor seguridad vial posible.
El coche, más sucio que cualquier baño público
Limpiar el coche cuando está sucio suele ser una decisión estética por encima de todo. Según ese criterio, poco puede decirnos la Dirección General de Tráfico más allá de que no lavemos el coche en la calle, algo prohibido en las diferentes ordenanzas municipales de residuos. Sin embargo, hay ciertos elementos que siempre deben estar en un estado impecable, sobre todo aquellos directamente relacionados con la seguridad vial que pueden evitar accidentes y salvar vidas, como es el caso del parabrisas. Vamos a repasar la legislación en materia de suciedad en el vehículo.
¿Me pueden multar por llevar el coche sucio?
A la Dirección General de Tráfico no le importa demasiado lo limpio lleves el coche, no siendo este mantenimiento estético de obligado cumplimiento. Sin embargo, la cosa cambia cuando hablamos del parabrisas, ya que el Reglamento General de Circulación establece, en el artículo 19.1, que “la superficie acristalada del vehículo deberá permitir, en todo caso, la visibilidad diáfana del conductor sobre toda la vía por la que circule”.
Entre los elementos que la Dirección General de Tráfico considera susceptibles de restar visibilidad en el parabrisas está, además de la propia suciedad, la acumulación de insectos pegados al cristal, las lunas empañadas, restos de nieve, hielo o barro, cristales profundamente rayados o con impactos o grietas. Por tanto, todas esas causas serían equivalentes a nivel de sanciones que la propia suciedad en el cristal, considerándose que no permiten la circulación en condiciones óptimas de seguridad vial.
Con respecto a la suciedad en el cristal, no se requiere que todo esté impecable, sino que la superficie que cubren los limpiaparabrisas, la más importante para una correcta visibilidad, esté mayoritariamente limpia. Para ello, habrá que asegurarse que estos elementos están en condiciones, bien lubricados especialmente después de épocas de calor, donde suelen resecarse y agrietarse las gomas. En cuanto a los limpiaparabrisas, habrá que verificar que cuenta con una cantidad suficientes de líquido limpiador y que este llega a los cristales. Si no, podríamos hacer uso del 'truco del alfiler' y curarnos en salud.
En cuanto a la suciedad que puede suponer tener restos de hielo o nieve, hay que quitar esas capas pero sin poner en riesgo la integridad de las lunas, que pueden acusar un cambio brusco de temperatura si se opta por echar agua caliente, pudiendo acabar en grietas o roturas. Lo más correcto, según la DGT, sería utilizar una rasqueta con la goma en buen estado para no rayar el cristal o una mezcla de agua con alcohol al tener este último una temperatura de congelación muy baja (–114ºC).
Hay que tener en cuenta que además de la visibilidad directa de la carretera por parte del conductor, tener lo más impoluto posible el cristal también es necesario para el correcto funcionamiento de algunos ADAS (sistemas avanzados de ayuda a la conducción, por sus siglas en inglés) con sus múltiples sensores y cámaras. En caso de que el parabrisas esté sucio, las cámaras de estos sistemas de ayuda no podrían hacer funcionar correctamente ciertas características clave como el frenado de emergencia, detección de peatones para evitar atropellos, alerta de cambio involuntario de carril, control de velocidad adaptativo, etc. Todos ellos precisan de un parabrisas limpio para que las cámaras y sensores 'vean bien' y actúen como deben en combinación con el radar/LIDAR.
El parabrisas no es el único elemento que la DGT no quiere ver nunca sucio. El artículo 10.2 de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial deja claro que las matrículas deben estar lo suficientemente limpias para que se puedan leer sin problemas, sin que tengan suciedad o desgaste: “El conductor debe verificar que las placas de matrícula del vehículo no presentan obstáculos que impidan o dificulten su lectura e identificación”.
Sanciones por no llevar el coche limpio
La cuantía de la sanción impuesta tendrá que ver con la gravedad de la infracción, calculada según la merma de visibilidad que se ha producido en el vehículo y el riesgo que esta suponía para la seguridad vial. Lo más habitual es que estas multas tengan una cuantía de 80 euros, pero pueden llegar a ascender hasta los 200 euros por obstrucciones severas en la visibilidad si el vehículo está muy sucio (o con una alta presencia del resto de condicionantes). Bajo el mismo principio de la visibilidad correcta a la hora de conducir, también se podría sancionar por incumplir el artículo 19.1 del Reglamento General de Circulación la suciedad en faros o espejos retrovisores.
En cuanto al caso de la matrícula, el incumplimiento del artículo 10.2 de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial penaliza la identificación correcta de un vehículo por tener la matrícula sucia con una cuantía de 200 euros. Esto si no se considera intencional esta ocultación de algunos elementos de la matrícula. En caso de identificar esta infracción como algo intencional, podría subir bastantes ceros.