Paco León y amén

  • A los cinco años estampó en un papel una de las primeras cosas que aprendió a escribir: “Voy a ser actor”

  • En los diez años de 'Aída' "pasó de todo, lo que es una familia. Y esa familiaridad se trasladó a la calle, contagió a la gente"

  • Tras proyectos como 'Carmina o revienta', 'Kiki' o 'Arde Madrid', "va a ser verdad que soy director a pesar de no haberlo pretendido nunca"

El talento se iba sembrando en aquel niño cuya voz resonaba de una calle a otra de las de su barrio en Sevilla. Una siembra de gestos y palabras en un crío que jugaba a ser lo que fue. A los cinco años lo estampó en un papel porque fue una de las primeras cosas que aprendió a escribir. “Voy a ser actor”.

Paco León nació hace poco más de 45 años en Sevilla, esa ciudad a la que, como decía Juan Ramón Jiménez, “solía descender el paraíso en la primavera universal”. Arranca nuestra conversación con su primera respuesta a mi pregunta de cuándo supo que quería ser actor: “No recuerdo cuándo tomé esa decisión porque desde siempre lo supe. Yo no me decía 'quiero ser actor'. Como bien has dicho, siendo bien niño escribí en un papel: “Voy a ser actor”. Y la verdad, no sé qué pensaría yo a esa edad sobre lo que sería ser pero nunca quise ser otra cosa”. “Con 15 ó 16 años entré en un curso de teatro, estaba todavía estudiando el bachillerato, y eso me permitió formar parte de una compañía de teatro, hacer bolos, y fue cuando me pagaron por primera vez, porque entonces yo ya pensaba que ser actor era poder cobrar de eso, y entonces con el primer sueldo sentí que ya estaba. Pensé: “Vamos bien”. Tenía la osadía de la juventud, la cabeza llena de pájaros”. Dulces pájaros de juventud.

Es casi la hora de comer y por tanto cabe un vino: “Sí, me gusta el vino. Una comida debe llevar siempre su compañía -me dice con aire de jovialidad-. Yo, cuando llega este tiempo que anuncia primaveras me inclino por los blancos. No sé, parece que lo piden la luz y el día”. Abrimos la botella que ha elegido, un Limousin 2018, que la bodega Marqués de Riscal elabora en Rueda (Valladolid). “Cada momento tiene su vino y hay que saber cuál es”, remacha.

Llegar a la tele

Antes de encarnar a Luisma, aquel yonqui desternillante de Esperanza Sur (Aída, Telecinco, 2005-2014), recorrió programas de Canal Sur y encarnó a Mario, un joven con aspiraciones, en la serie de Moncloa, ¿dígame?, emitida en Telecinco a comienzos del 2001. Su vida iba cambiando de tiempos y de escenarios, en su mochila se repartían espacios a partes iguales, las esperanzas y los sueños. “Mi contacto con la tele, prosigue en su relato, incluso con la fama, fue más paulatino de lo que parece porque comencé en Canal Sur y aquellas apariciones me proporcionaron un cierto reconocimiento en mi tierra, en Andalucía. Luego llegué a Madrid a esa serie que has mencionado, Moncloa, ¿dígame?. Y más tarde a Homo Zapping y en eso llegó Aída, el Luisma, mi gran espaldarazo”.

Aída Aídase convirtió en una compañía de la Commedia dell’arte una compañía de cómicos donde cada uno tenía su rol y cada capítulo era una obra de esa commedia. Siempre lo hablaba con Pepe (Viyuela), que se podía establecer un perfecto paralelismo con ese género. Era digno de estudio. Teníamos los mismos roles que esa forma teatral del arte clásico: Luisma era el arlequino, Pepe era Brighella, la Colombina era Paz (Melani Olivares); estaban todas las máscaras perfectamente representadas, pero los guionistas y los directores no tenían conciencia de esto, sino que se reproducía allí a modo de una maravillosa alquimia cultural. Y funcionaba”.

“Recuerdo también Aída Aídacomo una gran familia. Hasta los niños crecieron dentro de ella: Eduardo (Casanova), David Castillo, Ana (Polvorosa)... Fueron 10 años. Pasó de todo, vivimos de todo, lo que es una familia. Y esa familiaridad se trasladó a la calle, contagió a la gente, que cuando te paraban te trataban como si fueras de su familia. En fin, que después de tanto tiempo solo puedo decir que guardo el mejor recuerdo de Aída

El responsable de su llegada a esta serie fue el mejor director de casting que conozco. Sus miradas enfilan un número incontable de talentos. Es un prestidigitador, un maestro de órdagos, de apuestas arriesgadas siempre interesantes: Luis San Narciso. Le llamo, le pregunto cómo descubrió a Paco: “Me lo encontré, no lo descubrí -me dice con innata humildad-. Paco es el actor completo, creativo inteligente, energético y tiene una cosa maravillosa: blanquea lo oscuro y blanquea lo blanco, y si se pone te da una línea infinita de colores, todo suena bien en él, y eso es una demostración de muchísimo talento. Nos entendimos muy bien y estuvimos diez años trabajando juntos. Es un tipo con el que da gusto trabajar, te da cosas permanentemente, es un torrente”. “Sí, puedo decirlo sin equivocarme, es lo mejor que me he encontrado en mi carrera”. Le pregunto si cree que Paco ha llegado a la cima, a su máxima expresión. “No, dice rotundo, sin duda tiene mucho más que dar

Decía el escritor estadounidense, Elbert Hubbard que “existe algo mucho más escaso, fino y raro que el talento. Es el talento de reconocer a los talentosos”.

Carminas, Kiki y Ava

Como otros grandes, primero estuvo delante de las cámaras y un buen día decidió ponerse detrás para organizar una verdadera revolución, un patasarriba de la estructura industrial. Una liada, como él mismo reconoce: Carmina o revienta, un inesperado retrato familiar con su madre en el centro de la escena: “He sido siempre muy inquieto, no era fácil estar durante tanto tiempo -los actores no estamos habituados a ello-, 10 años, defendiendo el mismo personaje. Se crea una responsabilidad, la de no abandonar ese barco, pero por otra parte era pesado y necesitaba estímulos nuevos, hacer otras cosas que me pudieran refrescar, y entonces reparé en que siempre quise contar las cosas de mi madre y veía que pasaba el tiempo y que nadie las iba a contar porque no las conocían, y me dije: 'Voy a tener que ser yo quien se ponga', y ahí empezó la aventura, gastándome mis ahorros, lo que ganaba en la serie, invirtiéndolos en hacerlo. No sabía si era un vídeo familiar caro o una película muy barata: Carmina o revienta

La colgó en internet, vendió copias en DVD nada más salir, rebajó el precio de la entrada para llamar a más público, en contra de la tendencia del negocio. Y le funcionó. Así, casi por casualidad, me cuenta, empezó a ganar premios y a verse que aquello pitaba. "Encontré un lenguaje que me impulsó a seguir investigando, progresando y así llegaron de la mano de Telecinco Cinema Carmina y amén Carmina y amény Kiki;Kiki y más tarde Arde Madrid,Arde Madrid una ficción con trazado cinematográfico. Ya no puedo decir que sean actividades extraescolares, se ha puesto la cosa muy seria. Después de esas tres películas y una serie. Aunque he de decirte que me daba un poco de vergüenza llamarme director, pues va a ser verdad que soy director a pesar de no haberlo pretendido nunca. No lo tenía en la cabeza, no era mi objetivo”.

Su madre, Carmina Barrios, la protagonista de sus dos primeras películas, es otro torrente, un campo magnético, un volcán en erupción. Paco la convirtió en una estrella que, como consecuencia, es un personaje codiciado por algunos programas de televisión.

-¿Cómo conseguiste involucrarla en tus trabajos cinematográficos?

-Mi madre es muy disciplinada con su familia, se comporta como un soldado. Me hace mucho caso, para ella sus hijos lo somos todo. Si le digo que se tire por la ventana ni lo piensa (nos sale una carcajada). Y fue así, le dije: ¿Tú serías capaz de hacer esto? Me respondió: "capaz y capataz, lo que tú me digas”. “Mi madre es también un referente para mí, en estos tiempos en los que tanto se habla de feminismo, ella es un ejemplo de valentía, es el poder de una cuchara frente a un cuchillo, capaz de sofocar cualquier rebelión solo con la mirada, sin alzar la voz.

“Llamo madre al misterio general de la vida”, escribió Manuel Vilas en su caudalosa novela Ordesa.

-¿Y tu hermana?

-Una suerte y una maravilla tenerla. María se vino a Madrid y dijo: "Quiero ser actriz pero sé que esto es muy difícil, muy complicado". Y yo le dije: "Es verdad, es muy complicado, mucha gente quiere serlo, pero tengo la intuición de que a ti te resultará más fácil porque creo que tienes el carisma suficiente". Al principio hacía papelitos en alguna que otra serie, casi pidiendo perdón por ser mi hermana. Se buscaba la vida, fue formándose hasta que llegó La voz dormida (Benito Zambrano, 2011), en la que hizo un trabajazo por el que le dieron la Concha de Plata en San Sebastián y el Goya; a partir de ahí ya dejó de ser la hermana de Paco León y ya fue María León con todas la letras y con muchísimo orgullo. Desde ahí es ya una compañera, una colega de profesión. Recuerdo algo que me dijo Luis San Narciso, al que mucho le debo por el personaje de Luisma, me dijo que quería ver a María, le dije que la dejara, que estaba estudiando, que quizá cuando completara su formación, y me respondió: No, a mi me gusta ver a las actrices en crudo para ver cómo evolucionan. Le hizo una prueba y le pregunté: "¿Qué tal, cómo ves a la niña?" Me dijo: “No sabe actuar pero tiene una cosa que gana por encima de todo y es que gusta mirarla, y si gusta mirarla da igual, ya puedes ponerle al lado a Meryl Streep que la ves a ella". Y es verdad, María tiene esa combinación de belleza y coño (se ríe), y una fuerza muy especial, eso la define. Y eso se tiene o no se tiene. A esto le añadiría que María tiene luz, ritmo y verdad.

Madrid fue una ciudad en blanco y negro en aquella España de los 50 de secciones femeninas, manuales de esposas perfectas, de beberse la vida en Chicote, de fijar la mirada en Luis Miguel Dominguín. Estaba Ava, la condesa descalza, la de las noches sin fin, el centro de la vida de su asistenta, la protagonista de Arde Madrid (Movistar+, 2018). “La creamos Ana y yo porque queríamos hacer algo juntos. Nos topamos con anécdotas que no conocíamos: Ava Gardner vivía en Madrid, en la calle Doctor Arce, era vecina del general Perón, se llevaban a matar y por lo visto Ava le gritaba por el patio de vecinos: “¡Perón, maricón, cabrón! Y nos parecía un conflicto digno de Aquí no hay quien viva. Una dolce vita madrileña inédita”.

'Besos al aire' y Nicholas Cage

Su último trabajo para televisión, Besos al aire, que se estrenará la próxima semana en (Disney+), es un aguacero de emociones, un viaje por diferentes estaciones: el amor, la melancolía, la tristeza, la esperanza, el desamparo, las medias sonrisas y un cruzar por todos los días de una primavera que ha marcado para siempre nuestras vidas. Es rememorar lo vivido, la sombra de un tiempo oscuro atravesado por la enfermedad y la muerte en el que ha prevalecido la vida. El consejero delegado de Mediaset, Paolo Vasile, puso en ello su alma y pidió personalmente a Paco que la interpretara; el productor Aitor Gabilondo (Alea Media), el guionista Darío Madrona y el director Iñaki Mercero dispusieron su talento para rodar esta miniserie, la primera en España con la pandemia como temática. Una especie de vidas cruzadas, entrelazadas en tiempos de covid.

“Se me despertaron muchos temores -me cuenta Paco- porque venía de Croacia de rodar una película con Nicholas Cage y tenía miedo al ritmo tan intenso del rodaje, tan concentrado, y de repente fue como andar en bicicleta, el cuerpo se adaptó y enseguida me conecté con los diez años de Aída, de rodar para televisión en un plató, y lo disfruté mucho porque además Iñaki, que controlaba mucho el rodaje, al equipo, hizo que todo fuese muy cercano. Me sentí muy a gusto a pesar de la complicación de rodar con epis que limitaban la expresión pero que te resituaban mucho, te acercaban al personal sanitario, a revivir aquel momento de zozobras e incertidumbres”.

Paco encarna a Javi, un enfermero que ayuda a sus pacientes a través de mensajes, citas de comedias románticas de Meg Ryan, videollamadas... Es una especie Cyrano contemporáneo, un eco de aquel personaje de Massimo Troisi en El cartero de Pablo Neruda que proclamaba que la poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita. A su lado, la doctora Cabanas (Leonor Watling), que, inmersa en el sin parar hospitalario, no repara en los guiños de Javi. El amor en los tiempos del covid.

Por alusiones, llamo a Iñaki Mercero y le pido que nos ayude a recordar cómo fue esa experiencia con Paco: “Siempre he admirado a los grandes actores de comedia y él es uno de ellos. Tiene mucho mérito hacer reír a tanta gente y durante tanto tiempo como lo hizo él con su Luisma. Y también saber desembarazarse de Luisma y, demostrando su versatilidad, hacernos reír con muchos otros registros. Pero Paco, con los años ha demostrado que no solo es un gran actor de comedia, sino también un magnífico director de comedia. Tiene la cualidad de hacer enorme lo que a priori es pequeño. Sus dos 'Carminas' son un ejemplo de ello, de saber coger el pulso del espectador y no soltarlo, de conjugar a la perfección la comedia de trazo fino y la de trazo grueso. Y en mi opinión, con Arde Madrid se ha doctorado, demostrando que con talento no hacen falta grandes presupuestos.

Tenía ganas de conocer a Paco, y hace pocos meses lo he logrado. Además ha sido trabajando. Y lo ha vuelto a hacer: con enorme sutileza ha conseguido con su interpretación en la miniserie Besos al Aire que una historia pequeña se cargue de comedia, dulzura y emotividad y se haga grande.

En los tiempos que corren hay una enorme necesidad de reír, de sonreír, de pasarlo bien; y gracias a artistas como él, la gente consigue olvidarse de sus problemas durante un buen rato. Gracias, Paco”.

Por abundar en experiencias regreso al rodaje con Cage y le pido que me cuente cómo fue: “Una experiencia muy loca, muy extraña por el período de confinamiento, con muchísimas precauciones. Una especie de Gran Hermano. Con el plus de hacer un personaje de villano, de asesino. Una película de acción con un tipo con la experiencia infinita de Nicholas Cage. Estuve muy a gusto. Descubrí a Pedro Pascal, que en la película encarna a mi primo pero que ya es como mi hermano. Estoy muy contento”.

Progresar es algo físico. Paco ha ido madurando inspiraciones, ejercitándolas en la escena. En este continuo pasillo de existencia le queda todavía un proyecto recién rodado, Desde la sombra, de Félix Viscarret,Desde la sombra basado en la novela de Juan José Millás, en la que repite pareja con Leonor Watling. Y también trabaja en su nueva película de la mano de Telecinco Cinema, que espera rodar a finales del próximo verano: “Creo que de nuevo me he metido en camisa de once varas -dice riendo- y no tengo ni idea de cómo voy a salir. Es una película más grande, más ambiciosa de producción, pero el concepto es muy bonito. Tiene más riesgo pero seguro que merecerá la pena. La protagonista será Dora Postigo”. “Ser audaz y abandonar las zonas de confort me ha llevado siempre a sitios buenos”.

Doy la palabra a Alvaro Augustin, director general de Telecinco Cinema, que ha trabajado con Paco en dos de sus tres películas y ahora en esta próxima: “Uno de mis mayores privilegios como productor ha sido poder escuchar a Paco contar sus películas. Es impresionante ver cómo antes incluso de escribir una línea de guion, él ya tiene en su cabeza, fotograma a fotograma, lo que quiere expresar y cómo lo quiere mostrar. Cuando empieza a narrar con detalle su historia, es como si la luz del proyector de una sala de cine comenzara a plasmar en la pantalla su desbordante imaginación. Después de hora y media de relato, no necesitas esperar a que la película se estrene. Ya la has visto. Yo no paro de elogiarle por su talento como director, pero él siempre, con sincera modestia, niega la mayor: “Qué va, si yo soy actor. Lo de director es un lío en el que no sé ni por qué me meto…”.

Marqués de Riscal y su Limousin

En los años 70, las bodegas Marqués de Riscal decidieron añadir un vino blanco a su portafolio y desembarcaron en tierras de Rueda (Valladolid). Desde entonces han ido declinando dos variedades de uva: la verdejo, autóctona de la zona, y sauvignon blanc, importada de Francia. Sus vinos son frescos y alegres y por ello no me sorprende la elección de Paco. Llamo a Pedro Aznar, director comercial de las bodegas, que gentilmente me conecta con Luis Hurtado de Amézaga, el enólogo que hace Marqués de Riscal Limousin y que esto nos cuenta de su vino: “Procede de una selección de verdejos de viñas viejas cultivadas en vaso, de diferentes zonas de la denominación de origen, principalmente procedentes del municipio de La Seca y de varios municipios de la zona de Segovia como Moraleja de Coca, Nieva o La Aldehuela.

En el caso de la Seca son viñas situadas en zonas tradicionales de cascajo o canto rodado procedente de las terrazas altas del rio Duero, entre 750 y 800 m de altitud. Suelos muy sanos que drenan muy bien el agua.

En la zona de Segovia, de suelos más arenosos sobre un fondo de pizarra, la altitud puede llegar hasta los 900 metros. En esta zona podemos encontrar el viñedo más viejo de la DO, con viñas que superan los 100 años, cultivadas en pie franco desde antes de la entrada de la filoxera

Los rendimientos no suelen superar los 3.000 kg/ha y la gran variabilidad de tipologías de verdejo hace de esta mezcla de fincas un vino con fuerte personalidad y gran complejidad.

La altitud nos permite aprovecharnos de las grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche, lo que beneficia la elaboración de vinos frescos con una buena acidez natural gracias a su lenta maduración.

Las viñas viejas, gracias a su mejor colonización del suelo por parte de las raíces, son capaces de movilizar las reservas de agua y nutrientes del suelo necesarios para una correcta maduración de la uva, incluso en las condiciones mas extremas. Gracias a esto se pueden producir de manera consistente vinos más equilibrados, con buena acidez y gran longitud en boca.

La uva se vendimia a mano en cajas y los racimos se prensan enteros, sin despalillar. Así obtenemos un mosto limpio y de poca turbidez que fermenta directamente en fudres de roble francés de 600 litros de capacidad.

Una vez terminada la fermentación con levaduras autóctonas estas mueren y se depositan en el fondo de los fudres formando lo que llamamos "lías". Estas lías se ponen en suspensión una vez por semana girando los fudres por medio de soportes giratorios. Las lías aportan al vino estabilidad de color y aromas, además de una mayor untuosidad en boca, que los hace más agradables al paladar

Este proceso de crianza sobre lías dura unos seis meses, luego el vino se estabiliza por frío y se embotella, normalmente durante el mes de Junio posterior a la cosecha.

El Marqués de Riscal Limousin es un vino largo, fresco y con unas notas de crianza muy integradas, son vinos que gracias a su buena acidez natural y bajo pH, tienen una buena capacidad de envejecimiento en botella para poder disfrutar de su complejidad con el paso de los años. Es un vino en el que hemos intervenido lo menos posible en su elaboración para así respetar el carácter varietal y la personalidad de los diferentes terruños. Se filtra muy ligeramente para conservar todo su sabor y se utilizan dosis moderadas de sulfuroso que permiten una mejor expresión aromática de toda su personalidad”El Marqués de Riscal Limousin es un vino largo, fresco y con unas notas de crianza muy integradas.

Terminamos la conversación, los últimos tragos nos devuelven a Sevilla, a la ciudad a la que Rubén Darío buscó su alma y le escribió: “Aunque es invierno, he hallado rosas en Sevilla”, ahí donde Paco, el niño que ya se sabía actor, dibujaba esferas, triángulos, pájaros y sueños, con la ternura pálida de su mirada.

Palabra de vino.