¿Por qué nos resfriamos con mayor facilidad cuando hace más frío?

  • Existen causas por las que nos resfriamos más fácilmente con el frío: los espacios cerrados y poco ventilados tienen mucho que ver

  • Una buena alimentación, la práctica de deporte, descansar adecuadamente y protegernos frente el frío puede ayudarnos a evitar contagios

  • ¿Cuáles son los peligros del frío para nuestra salud?

Con el invierno las temperaturas bajan aún más, los días siguen siendo oscuros, aumentan las precipitaciones... y también crece el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias, como es el caso de los resfriados comunes. Estos procesos suelen ser poco graves y durar unos pocos días, y se manifiestan en forma de malestar general, estornudos, mucosidad... Afortunadamente, podemos hacer mucho por evitarlos y, para ello, puede ser de gran ayuda conocer por qué nos resfriamos en mayor medida cuando hace más frío.

¿Por qué nos resfriamos cuando hace más frío?

En general, una buena alimentación que mejore nuestras defensas, la práctica de deporte, descansar adecuadamente y protegernos frente el frío son consejos que pueden ayudarnos a evitar resfriados y demás enfermedades respiratorias en cualquier momento del año, no solo durante los meses de frío: aunque solemos resfriarnos más en invierno y otoño, también es frecuente que nos ocurra tras una noche de verano sin el abrigo adecuado, tras cambios bruscos de temperatura...

Comprender cómo funciona el resfriado puede ayudarnos a evitarlo más allá de estas pautas básicas. Si la incidencia de gripes y resfriados aumenta durante el otoño y el invierno ello se debe a la mayor presencia de virus en el aire frío y a factores como la escasa ventilación en oficinas, aulas, etc. El resultado es una acumulación de gérmenes que incrementa la probabilidad de contagio.

Además, ten en cuenta que una consecuencia clásica de los cambios bruscos de temperatura tan frecuentes en estas fechas es precisamente la aparición de resfriados y gripes. Esto tiene que ver con una mayor sequedad de las mucosas y una entrada más fácil para virus y bacterias en nuestro organismo.

En concreto, las células ciliadas del aparato respiratorio se ven afectadas por los cambios bruscos de temperatura: si descienden, el movimiento de los cilios tiende a disminuir hasta detenerse, lo que produce la acumulación de moco y favorece las infecciones que desencadenan la aparición de enfermedades respiratorias.

Para evitarlo, además de cuidar nuestra salud en general, también es importante mantener una buena higiene y, en esencia, seguir pautas similares a las que mantuvimos durante la pandemia: lavarnos las manos de forma frecuente; protegernos cuando nos encontremos en lugares públicos con mucho tránsito de personas y poca ventilación; evitar tocarnos la boca, nariz u ojos con las manos sucias o después de haber manipulado objetos ajenos; mantener limpios los dispositivos personales o de trabajo que compartimos, como el móvil o el teclado...

Estas pautas de limpieza también deben extrapolarse a nuestro hogar: es importante ventilar cada día, mantener limpia nuestra casa y todos sus textiles... También evitar el consumo de tabaco, ya que su humo irrita las mucosas de las vías respiratorias y hace que sea más sencilla la entrada de virus y bacterias. Por último, no olvides la importancia de exponerte al sol cada día: todo ello te ayudará a evitar la inmunosupresión asociada a la reducción de las horas de sol y a protegerte frente a estas y otras amenazas para tu salud.