Estafas veraniegas: señales para reconocer un fraude

Con la llegada del verano abundan también nuevos tipos de fraude pensados específicamente para días en los que nos encontramos más ausentes que nunca y, también, un poco más despistados de lo habitual. Muchos de estos fraudes tienen que ver con medios de pago, como es el caso de duplicado de tarjetas de crédito o débito, pero también con prácticas típicas de las vacaciones, como la reserva de viajes o alojamientos. Toma nota de qué señales alertan de que te encuentras ante una posible estafa. 

Estafas veraniegas: cómo detectarlas

El verano es época de relajación, de descanso y de cierta predisposición a bajar la guardia cuando se trata de prevenir estafas, robos y demás desastres. Por eso conviene recordar cuáles son las estafas más frecuentes durante el verano y de qué forma podemos detectarlas. 

Por ejemplo, es bastante habitual que, durante el verano, se produzca un mayor número de duplicados de tarjeta al pagar en establecimientos de todo tipo, como chiringuitos de playa o locales de ocio nocturno. Esto se traducirá en cargos no aceptados por ti realizados por parte de quienes han robado la información de tu tarjeta.

En estos casos, existen protocolos muy definidos sobre cómo actuar. Cada banco tiene el suyo propio pero el primer paso es siempre el mismo: avisar a tu entidad cuanto antes para que pueda tomar medidas y evitar así daños mayores. Por tanto, si ves un movimiento extraño y el propio banco no lo ha detectado (muchas veces la propia entidad te alertará si detecta incongruencias en tus movimientos), lo mejor que puedes hacer es llamar inmediatamente para bloquear tu tarjeta y evitar nuevos cargos en tu cuenta.

El origen de este uso fraudulento puede ser variado: duplicación, robo o extravío de la tarjeta son los casos más frecuentes. En caso de duplicación, podrás reclamar a tu banco la devolución de las cantidades que hayan desaparecido de tu cuenta, algo que será posible siempre que el problema parta de una brecha de seguridad de la propia entidad. 

Por ejemplo, tal y como explica ING, si duplican tu tarjeta, y así se verifica, pero no lo descubres hasta que no ves los cargos en tu cuenta, el banco te devolverá el importe total de la operación (salvo negligencia grave del titular). En cambio, si te roban la tarjeta o la pierdes, serás el responsable de los gastos realizados hasta que lo comuniques, con un máximo de 150 euros (de nuevo, salvo negligencia grave del titular).

Además, al realizar compras online también es posible caer en la trampa de webs falsas que imitan a las originales: de Hacienda, de la Seguridad Social, de cualquier tipo de empresa o institución… Al realizar el pago, lo normal es que no solo pierdas esa cantidad (porque nunca recibirás el objeto de tu compra), sino que se utilicen tus datos para realizar nuevos cargos en tu cuenta bancaria.

Este tipo de estafa, durante los meses de verano, es muy frecuente en la reserva de establecimientos hoteleros y demás alojamientos. Para evitarlas, cuando realices compras por Internet, intenta hacerlo siempre en sitios seguros (presta atención a la dirección URL y fíjate en que comience siempre por HTTPS), verifica la pasarela de pago y sus sellos, y ten cuidado con las ofertas sospechosas. 

Comprobar la política de devoluciones es otro consejo clave, así como la información legal de la web. Desde el Banco de España también aconsejan que, al pagar las compras online con la tarjeta, se utilicen medidas de seguridad adicionales, como la verificación en dos pasos a través de claves SMS u otras claves. No olvides, además, que no debes facilitar nunca datos de la tarjeta para el pago vía SMS, email o por teléfono.

En el caso de este tipo de estafas vacacionales, la OCU aconseja desconfiar de los chollos y de las ofertas demasiado atractivas, así como revisar las opiniones, reseñas y comentarios relacionados con el alojamiento de que se trate. El uso de plataformas fiables y la realización de todos los pasos (especialmente, el pago) desde la propia web son otros pasos clave: jamás transfieras dinero por cualquier vía externa. 

Por ejemplo, es frecuente que el supuesto propietario ofrezca un precio más barato al usuario si éste accede a pagar fuera de la web. Este suele ser un síntoma claro de estafa. La presencia de faltas de ortografía, errores tipográficos o el uso de correos electrónicos externos son otras pistas que pueden llevarnos a sospechar. Lo mismo se aplica a los números extraños o de terceros países (especialmente si nunca contesta nadie). 

Si te han estafado, deberás reunir las pruebas documentales de todos los pasos que hayas seguido y denunciarlo ante la Policía o la Guardia Civil: ambas cuentan con unidades especializadas en delitos informáticos y tecnológicos, y pueden ayudarte a perseguir a los delincuentes que te hayan llevado a esa situación.