El biometano, la alternativa al gas natural que no despega en España: "No se ha apostado por su producción"

  • Puede tener los mismos usos energéticos que el gas natural, pero dado su origen es mucho más sostenible y limpio

  • "La tecnología esta madura pero sin incentivos económicos no es rentable"

  • Los expertos creen que podría ser una solución a la gestión de residuos orgánicos y ayudar a disminuir emisiones de efecto invernadero c

Con la subida del precio del gas natural como consecuencia de la guerra de Ucrania el biometano está de moda. A través de procesos como la digestión anaerobia (o el lavado del gas de síntesis que se genera en la gasificación de la biomasa) se puede obtener biometano de desechos biológicos: residuos agrícolas, cultivos energéticos, lodos de aguas residuales, y residuos orgánicos domésticos e industriales.

El gas obtenido es por tanto cien por cien renovable y tiene un poder energético muy similar al del gas natural, según asegura la Asociación Española de Biogás. Y no solo eso: "Además de su vector energético se produce un digerido que puede ser utilizado como fertilizante. La valorización de este tipo de residuos nos permite contribuir a la transición energética, la descarbonización y autosuficiente energética de las industrias", explica a NIUS Raquel Iglesias, responsable de la Unidad de Biocarburantes Avanzados y Bioproductos en el Ciemat.

Así las cosas, parece que son todo ventajas, y sin embargo, no acaba de despegar en nuestro país. "Debido a su potencial las empresas gasistas ven una oportunidad de comercializarlo a través de las redes implantadas en todo el territorio europeo. Pero en España, a diferencia de otros países europeos, no se ha apostado por la producción de energía desde residuos orgánicos", explica Raquel Iglesias a NIUS.

Lo cierto es que en nuestro país solo existen cinco plantas que convierten el biogás producido en la digestión anaerobia en un biometano que puede inyectarse a red o ser utilizado en transporte.

Pregunta: Usted trabaja en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) en una unidad que estudia los biocarburantes como el bioetanol o el biometano producidos desde biomasas residuales. ¿Es el biometano la solución para limitar la dependencia que tenemos de Rusia como proveedor de gas natural?

Respuesta: En estos momentos España está revisando el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para dar respuesta en parte a esta pregunta. Se intenta desde Europa limitar la dependencia que tenemos del gas natural ruso y el biometano ayuda a conseguir este objetivo, pero no es ni mucho menos, la única solución. Se están planteando mayores porcentajes de uso de este gas renovable dentro los compromisos que tenemos de implantación de energías renovables. Además, la hoja de ruta del biogás presentada por el MITECO este mismo año apuesta por el biogás de digestión anaerobia en zonas rurales, que es donde se genera más residuo agroindustrial y ganadero. España es el primer país europeo en generación de purines de cerdo, esto es un problema medioambiental, no energético. Si solucionando un problema medioambiental contribuimos a limitar la dependencia energética en mayor o menor medida y contribuimos a la neutralidad climática, creo que ya solo por esto, tenemos que hacerlo.

P. Pero entonces, ¿se podría producir más?. ¿Qué diferencia hay entre el biogás y el biometano?

R: Claro que se puede producir más, por biomasa y residuos no será. El biogás que produce España viene en su mayoría de vertederos y ya tenemos normativa europea y española que limita la deposición de residuos orgánicos en vertederos y la tendencia es a no tener más vertederos en Europa.  El biogás que procede en un proceso de digestión anaerobia en función de los residuos que utilicemos suele tener una composición entre el 50 y 70 % en metano, y un 30-47% en dióxido de carbono, y un 3% en otros componentes como nitrógeno, sulfídrico o los xiloxanos.  Para poder usar el biogás en calderas o motores hay que eliminar estos últimos componentes con un tratamiento de lavado, en caso que querer utilizar este biogás como gas natural tenemos que tener una riqueza de al menos el 96% en metano (en el biogás), por lo que hay que hacer un tratamiento denominado upgrading del biogás, que consiste en separar el metano del dióxido de carbono. Por tanto para tener biometano lo primero que tenemos que tener es biogás y hay pocas plantas de digestión anaerobia en España en comparación a Alemania o Dinamarca.

 P. De acuerdo con la Asociación Europea del Biogás (European Association Biogas, EBA) y la asociación de los operadores de infraestructuras de gas (Gas Infrastructure Europe, GIE) en Europa hay 729 instalaciones productoras de biometano, la mayoría unas 235 en Alemania, en España apenas hay cinco. ¿Por qué?

R. Lo interesante de estos números es ver como otros países han promocionado el uso del biogás-biometano y en España no lo hemos hecho. La tecnología esta madura pero sin incentivos económicos no es rentable. Hasta ahora en España era más barato usar gas natural y mandar los residuos a vertedero o dejar los purines en balsas y luego depositarlos en el suelo como enmienda orgánica. A medida que se imponen medidas medioambientales más severas en protección de acuíferos, suelos y en emisiones de gases de efecto invernadero, esta tecnología se vuelve más competitiva dentro de la gestión de los residuos y su valorización energética. Por otro lado, no podemos olvidar que de esta tecnología a parte de biogás produce un digerido, que también tiene que ser valorizado, por ejemplo como biofertilizante, y esto también tiene su coste.

 P. Y ¿por qué no se ha promocionado el biogás en España como en otros países europeos? ¿Cuál es el problema?

R. Son muchos factores, en primer lugar cada vez que se quiere hacer una planta de digestión anaerobia con residuos intervienen muchos sectores, el de los residuos, el energético y el industrial. Cada proyecto en único ya que depende de los residuos que haya en la zona y la posibilidad de valorización de los digeridos. Tenemos además marcos regulatorios diferentes en cada comunidad autónoma y en este tipo de proyecto interviene multitud de normativa energética y medioambiental.

P. ¿A qué se refiere?

R. Se precisa mejorar en el marco regulatorio de los residuos, acortar los plazos de autorización por parte de las administraciones competentes y tener voluntad política de promocionar este tipo de instalaciones. Desde mi unidad donde trabajamos dentro del marco de las biorrefinerías, es decir, el uso de biomasa para obtener bioenergía y bioproductos que sustituyan el uso de energía fósil y productos derivados del petróleo, entendemos que la integración de la digestión anaerobia en este tipo de biorrefinería ayuda implantar mejor el concepto de economía circular y reducir la dependencia energética.  

P. ¿Políticas energéticas o medioambientales?

R. El biometano contribuye a la independencia energética y a la descarbonización  de las industrias y las empresas gasistas pero de lo que estamos hablando aquí es de la gestión de los residuos y de dar solución a un problema medioambiental. El cuello de la botella de esta tecnología son los digeridos y a esto es a lo que hay que darle salida. Hay que investigar más en otros usos que no sea la enmienda orgánica de suelos o los biofertilizante. Es primordial estudiar la digestión anaerobia como tratamiento para obtener otros compuestos de valor añadido como por ejemplo los ácidos grasos volátiles que son la base para bioproductos como los bioplásticos u obtener biohidrógeno ya que está ahora tan de moda.

P. En cualquier caso ahora lo que urge es el problema energético. ¿Cree que estamos preparados para afrontar este reto de sustituir gas natural por biometano?

R. En diez años si el Gobierno apostara por dar incentivos, primas o subvenciones se podría desarrollar el mercado del biometano en España. Pero es complicado porque no solo vale con instalar plantas de biogás y biometano, hay que darle solución a la gestión del digerido con tratamientos, que son un coste y que repercuten directamente en la competitividad en el mercado de la carne de cerdo por ejemplo. Además, para poder valorizar un residuo en algún momento tiene que dejar de ser tratado como tal a nivel de marco regulatorio. Otra forma de dejar margen a la producción de biogás es gravar las emisiones de las industrias o el uso de energía renovable, o como está pasando ahora, una subida de los precios de los combustibles fósiles.

P. Pues parece que hay muchos escollos para poder implantar plantas de biometano.

R. El biometano es parte de la solución pero no es la solución de la dependencia del gas natural si es lo que me preguntas.  Lo bueno que tiene es que da una posible solución a la gestión de residuos orgánicos y disminuye emisiones de efecto invernadero contribuyendo así a los objetivos de una economía descarbonizada.