La mujer en los servicios de Inteligencia, una vida secreta llena de sacrificios: "La soledad es el precio a pagar"
Mujeres agentes del CNI cuentan a Informativos Telecinco cómo es su vida trabajando para los servicios de Inteligencia
Su labor conlleva muchos sacrificios, especialmente a nivel personal, con la familia o los hijos
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La incorporación de la mujer en muchos sectores se ha ido acelerando en las últimas décadas, incluso en los menos conocidos del Estado, como son los servicios de Inteligencia. Han pasado de ser apenas un puñado a finales de los años 70 a representar más de un tercio de la plantilla.
Informativos Telecinco ha charlado con varias mujeres agentes del CNI, obligadas a ocultar su identidad por su trabajo. "Nuestro trabajo no es un trabajo cualquiera. Aquí pasas a un mundo totalmente desconocido en el que todo es secreto", cuenta una de ellas.
"Yo creo que las mujeres tenemos aptitudes especialmente buenas para desarrollarlo. Somos capaces de adaptarnos muy bien a diferentes medios, de pasar desapercibidas", cuentan.
El 35% de los agentes del CNI son mujeres
Siempre han estado ahí. En 1978, cuando el CNI era el CSIC, ingresaron las cinco primeras mujeres operativas, la mayoría, menores de 20 años. Tras ellas, vinieron muchas más. Desde entonces, la presencia femenina no ha dejado de aumentar.
Actualmente, el 35% de los agentes del CNI son mujeres. "La figura de la mujer ha ido evolucionando cada vez a más. Tenemos mujeres que están ocupando altos cargos", cuenta una de estas trabajadoras.
Su labor conlleva muchos sacrificios, especialmente a nivel personal, con la familia o los hijos. "Te preguntan y quieren saber el sitio en el que trabajas. Yo creo que es un reto enseñarles los valores que tú en tu vida profesional desarrollas sin contarles mucho", explica.
"No podemos decir por qué no vamos a una fiesta del colegio, ni tampoco podemos decir en una reunión de padres que nos tenemos que marchar"
"No podemos decir por qué no vamos a una fiesta del colegio, ni tampoco podemos decir en una reunión de padres que nos tenemos que marchar", añade otra. "Es difícil de convivir con esas dos realidades".
La conciliación, aunque ha mejorado, es especialmente complicada para ellas. "Antes no se podía conciliar, pero las medidas han avanzado mucho", sin embargo "la exigencia que nos ponemos nosotras como mujeres ha ido a más". "Vives un poco en solitario y en soledad, al final es el precio que tenemos que pagar por tener esta vida", cuenta una de las agentes.
Una vida de arduo trabajo y servicio que nunca será públicamente reconocido, siempre en el anonimato y en la sombra.
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