El Vaticano pide al resto de iglesias cristianas acordar una "fecha común" para la Pascua
1.700 años después del Concilio de Nicea, las iglesias cristianas no se ponen de acuerdo para unificar la fecha de la Pascua
La propuesta de una buscar una fecha común entre todas las iglesias cristiana tiene el visto bueno del Papa
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La Comisión Teológica Internacional (CTI), dependiente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano, ha publicado el documento 'Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador', con motivo del 1.700 aniversario del Concilio Ecuménico de Nicea (325-2025), en el que propone dar "un nuevo impulso" a la unidad de los cristianos y encontrar una "solución ecuménica" para fijar una "fecha común" para celebrar la Pascua.
"Uno de los objetivos de Nicea fue establecer una fecha común de la Pascua para expresar la unidad de la Iglesia en toda la Oikoumene (la tierra habitada). Lamentablemente, hasta el día de hoy no se ha llegado a acordar por unanimidad ninguna fecha común. La divergencia de los cristianos respecto de la fiesta más importante de su calendario origina daños pastorales en las comunidades, hasta el punto de dividir a las familias, y suscita escándalo entre los no cristianos, afectando así el testimonio del Evangelio que se les transmite", reza el documento, consultado por Europa Press.
Un documento con el visto bueno del Papa
El texto, que cuenta con el visto bueno del Papa Francisco, ha sido publicado con motivo del 1.700 aniversario de la apertura del Concilio de Nicea, en Asia Menor, celebrado el 20 de mayo de 325. Fue el primer Concilio ecuménico de la historia y de él surgió el Credo, que, completado por el Concilio de Constantinopla en 381, se convirtió en el documento de identidad de la fe en Jesucristo profesada por la Iglesia.
Además, el aniversario se celebra en medio del Año Jubilar, centrado en la esperanza, y coincidiendo con la fecha de la Pascua para todos los cristianos, en Oriente y en Occidente.
Precisamente, la Comisión Teológica Internacional recuerda que el Papa Francisco, el Patriarca Ecuménico Bartolomé y otros líderes de la Iglesia han pedido repetidamente el establecimiento de una fecha común para celebrar la Pascua.
"Pues bien, ahora nos encontramos con que, en el año 2025, la Pascua coincide en la misma fecha para Oriente y Occidente. ¿No sería ésta una ocasión providencial que habría que aprovechar para seguir celebrando la pasión y resurrección de Cristo, la 'fiesta de las fiestas' (Maitines bizantinos de Pascua), en comunión con todas las comunidades cristianas?", plantea el texto.
Hay varias propuestas de fechas
Además, precisa que hay varias propuestas de fechas determinadas que son "bastante realistas" y añade que "la Iglesia católica permanece abierta al diálogo y a encontrar una solución ecuménica".
Asimismo, en la introducción, la Comisión Teológica Internacional expresa su propósito de "dar un nuevo impulso a la unidad de los cristianos", y añade que "lo esencial" para los cristianos es "la fe en Jesucristo" en una época "plagada de manifestaciones de violencia e injusticias, llena de incertidumbres".
En un comunicado posterior a la publicación del documento, la Comisión precisa que con este texto tratan no sólo de recordar "el tenor y la significación" del Concilio, "sin duda de capital importancia en la historia de la Iglesia", sino también de "sacar a la luz los extraordinarios recursos que el Credo, profesado desde entonces, conserva y relanza en la perspectiva de la nueva etapa de evangelización que la Iglesia está llamada a vivir".
Al mismo tiempo, pone de relieve la "apreciable pertinencia" de estos recursos para "una gestación responsable y compartida del cambio de época que afecta a la cultura y a la sociedad en todo el mundo".
En este sentido, destaca que, "en efecto, la fe profesada en Nicea abre los ojos a la novedad disruptiva y permanente que se produjo con la venida del Hijo de Dios" e "impulsa a ensanchar el corazón y la mente para acoger y negociar con el don de esta mirada decisiva sobre el sentido y el destino de la historia".
Además, puntualiza que el documento no pretende ser "un simple texto de teología académica" sino "una valiosa y oportuna síntesis que puede acompañar provechosamente la profundización de la fe y su testimonio en la vida de la comunidad cristiana: no sólo enriqueciendo la participación en la vida litúrgica y la formación del Pueblo de Dios en la comprensión y vivencia de la fe con nueva conciencia, sino también estimulando y orientando el compromiso cultural y social de los cristianos en este desafiante punto de inflexión epocal".
Asimismo, indica que se constituye como "un punto de referencia e inspiración autorizada" en el proceso sinodal en el que hoy está inmersa la Iglesia católica, en "su empeño por vivir una conversión y reforma marcadas por el principio de relación y reciprocidad para la misión", como afirma el Documento Final de la última Asamblea del Sínodo de los Obispos promulgado por el Papa Francisco.
El documento, formado por 124 puntos, es el resultado de unos trabajos que fueron dirigidos por una Subcomisión presidida por el sacerdote francés Philippe Vallin e integrada por los obispos Antonio Luiz Catelan Ferreira y Etienne Vetö, los sacerdotes Mario Ángel Flores Ramos, Gaby Alfred Hachem y Karl-Heinz Menke, y por dos mujeres, las teólogas Marianne Schlosser y Robin Darling Young.
El texto fue votado y aprobado por unanimidad en 2024 y después sometido a la aprobación del cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, del que depende la Comisión. Tras recibir el visto bueno del Papa Francisco, el cardenal argentino autorizó su publicación el 16 de diciembre.
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