El dilema ético de los "superbebés": empresas estadounidenses crean bebés "a la carta" por 43.000 euros
Empresas en Estados Unidos ofrecen seleccionar genéticamente embriones para reducir el riesgo de enfermedades y aumentar el coeficiente intelectual
Un negocio de hasta 43.000 euros que abre un dilema ético
¿Hacia dónde camina la sociedad si es posible elegir bebés con un cociente intelectual altísimo y con un riesgo mínimo de enfermedades a cambio de decenas de miles de dólares? La pregunta ya no es teórica: algunas empresas en Estados Unidos lo anuncian abiertamente. Prometen seleccionar embriones que se conviertan en hijos "a la carta", optimizados para ser más inteligentes, sanos y, según dicen, hasta más felices.
Los Collins, un matrimonio de empresarios de tecnología y capital de riesgo, son uno de los rostros más visibles de este fenómeno. Se identifican con el nuevo pronatalismo, una ideología que defiende tener hijos -cuantos más, mejor- como vía para "salvar el mundo antes de que sea demasiado tarde". Siguen la estela de Elon Musk y no ocultan que buscan no solo familias numerosas, sino "familias óptimas".
El quinto hijo que esperan ha sido seleccionado genéticamente, igual que sus cuatro hermanos, esta vez con criterios de bajo riesgo de cáncer y un percentil 99 en inteligencia. "Nuestro movimiento defiende que, si quieres tener hijos o más hijos, hay que eliminar todo lo que lo dificulta", aseguraban en un reportaje publicado por The Guardian el año pasado.
Para lograrlo, recurrieron a Genomic Prediction, una empresa de Nueva Jersey respaldada por Sam Altman, que ofrece análisis genéticos de embriones para determinar su riesgo de enfermedades y estimar su potencial de coeficiente intelectual. El servicio incluye pruebas que afirman poder anticipar qué hijo será más feliz o tendrá más éxito económico. "Cuantos más hijos tengas, más probabilidades habrá de que alguno destaque en algo" defienden Malcolm y Simone Collins.
La pareja pone rostro a la obsesión por el coeficiente intelectual entre los altos ejecutivos de Silicon Valley, en un país donde el expresidente Donald Trump llegó a declarar en campaña que quería "producir bebés" y prometió un “baby boom”. Todos quieren bebés genéticamente superiores. El negocio no es barato: las pruebas pueden costar hasta 43.000 euros, con la opción de seleccionar donantes y realizar fecundación in vitro.
La tendencia, según expertos en bioética, abre un debate profundo sobre el futuro de la reproducción asistida, los límites éticos de la ingeniería genética y el riesgo de crear una "élite biológica".
En un país donde el expresidente Donald Trump llegó a declarar en campaña que quería "producir bebés" y prometió un “baby boom”, la selección de embriones por inteligencia encaja con una cultura en la que el coeficiente intelectual se ha convertido en una obsesión para ciertos sectores, especialmente en Silicon Valley.