Asistencia sexual

Asistente sexual de personas con diversidad funcional: "No hay ninguna interacción más allá de mis manos"

Asistente sexual de personas con diversidad funcional: "No hay ninguna interacción más allá de mis manos"
Mon García, asistente sexual de personas con diversidad funcional, en 'Vamos a ver'.. telecinco.es
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La asistencia sexual es un servicio dirigido a personas con diversidad funcional que no pueden acceder a su propio cuerpo de manera autónoma. Se trata de un tema que genera debate y polémica. Mientras algunos consideran que se trata de un derecho necesario y fundamental para garantizar la autonomía sexual de estas personas, otros lo perciben como otra forma de prostitución. En varios países, esta figura profesional está regulada y cuenta con respaldo económico por parte del Estado, lo que permite garantizar seguridad y formación a quienes la ejercen, así como un marco legal que protege a los usuarios del servicio.

'Vamos a ver' ha querido abordar el tema y ha hablado con Mon García, asistente sexual, quien explica con detalle en qué consiste su labor: "Es una figura híbrida entre trabajo sexual y asistencia personal. Realizo un acompañamiento sexual a personas con diversidad funcional, normalmente de carácter físico, que debido a su falta de autonomía necesitan un apoyo que les facilite acceder a su propio cuerpo y a su propio placer".

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Mon García: "Cobro 60 euros la hora"

Mon aclara que su cuerpo no juega un papel activo en el proceso: "No hay ninguna interacción más allá de mis manos. Si la persona tiene cierta movilidad, mis manos acompañan las suyas; si no, utilizo mis manos directamente. No hay besos, ni sexo oral, ni penetración. Simplemente es un acompañamiento a la masturbación para personas que no pueden hacerlo por sí mismas".

Además, Mon comenta los precios de sus servicios: "Cobro 60 euros la hora, que es lo que actualmente aparece en la página web de asistencia sexual, un portal donde profesionales publicamos nuestros anuncios. Cuando empecé hace cuatro años, los precios rondaban entre 40 y 50 euros por hora, y con el tiempo los ajusté a 60 euros, manteniendo la relación calidad-precio y la profesionalidad del servicio".

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El colaborador Manu Marlaska reaccionó a la entrevista con sorpresa: "Me sorprende el talante y la naturalidad con la que habla de un formato de prostitución".