La peligrosa moda de los jóvenes en compartir su ubicación a tiempo real con amigos, pareja o familiares: "Pone en riesgo su seguridad e intimidad"
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Un 65% comparte la ubicación en todo momento. Una opción elegida por muchos que puede poner en riesgo nuestra seguridad.
En la era de las redes sociales, la privacidad parece alejarse cada vez más. Una de las últimas tendencias entre los jóvenes de la Generación Z es compartir su ubicación en tiempo real con amigos, pareja o familiares. Lo que para muchos comenzó como una medida de seguridad o una forma de mantenerse conectados, hoy se ha convertido en una práctica habitual que puede acarrear riesgos, y una señal de dar demasiada confianza en un tema demasiado privado.
Un 65% de los jóvenes comparte su ubicación en todo momento
De noche, de viaje o simplemente por costumbre, son muchos los jóvenes que mantienen activada esta función en sus dispositivos móviles. “Yo tengo la ubicación compartida con mis amigas más cercanas y también con mi hermana”, cuenta una joven. Otro añade: “Con los amigos, para tenernos localizados, sobre todo cuando quedamos”. Para algunos, incluso es una forma de tranquilidad: “Siempre está bien tener a alguien que sepa dónde estás, o tus padres”.
Según datos recientes, un 65% de los jóvenes comparte su ubicación en todo momento, existe hasta una aplicación específica en los móviles para ello con lo que no supone una complicación, si no facilidad, una opción elegida por muchos que, sin embargo, puede poner en riesgo su seguridad y su intimidad. Los expertos advierten que esta práctica, aunque parece inofensiva, puede derivar en comportamientos de control o en relaciones tóxicas. Jorge Flores, director de la Organización Pantallas Unidas explica que “hay que tener en cuenta que en ocasiones, o en pareja, es una práctica que no se utiliza de manera adecuada”.
Compartir nuestra ubicación, más allá de la comodidad o la confianza que pueda generar, y no solo hacerlo con nuestros padres, nos recuerda que tanto la confianza como la señal pueden perderse. En un mundo cada vez más conectado, la línea entre la seguridad y el control se vuelve cada vez más delgada.