Objetivo: volar sobre las dunas de Titán

  • La sonda Dragonfly será el primer vehículo creado por el hombre que vuele en la atmosfera de otro mundo

  • Titán es el mundo más parecido a la Tierra primigenia que existe en el sistema solar

A mil cuatrocientos millones de kilómetros de la Tierra existe un mundo que se parece mucho a como pudo ser el nuestro poco después de crearse. Es más grande que Mercurio y tiene una atmósfera rica en nitrógeno, como la de la Tierra. En ese mundo hay océanos, pero no son de agua, sino de hidrocarburos, y allí también llueve, pero lo que cae del cielo es metano líquido, o congelado, porque la temperatura media en ese mundo es de -179° C.

Ese lugar se llama Titán. Es la luna más grande de Saturno, la segunda más grande de todo el sistema solar y será el primer “planeta extraterrestre” en cuya atmósfera vuele un artilugio creado por el hombre. Ese ingenio se llama ‘Dragonfly’ y es el dron robotizado que ha diseñado la NASA para explorar la superficie de Titán.

¿Qué es la misión Dragonfly?

El plan de la NASA consiste en lanzar una nave a Saturno en 2026. Para llegar hasta allí primero orbitará dos veces la Tierra para coger impulso y emprender un viaje que la llevará a su destino 8 años después, en 2034. Una vez allí, con la ayuda de un paracaídas, la Dragonfly llegará descenderá hasta Titán y a unos 1.000 metros de altura de superficie se soltará y volará hasta la zona designada para su aterrizaje.

Un dron en los cielos de una atmósfera extraterrestre

  • La Dragonfly es una especie de helicóptero. Tiene ocho rotores y vuela como un dron. Puede aterrizar y despegar en diferentes ubicaciones y se ha diseñado para que sea capaz de volar incluso en el caso de falle alguno de sus motores.
  • Llevará un generador eléctrico alimentado por el calor de un dispositivo radioactivo compuesto por unos cuatro kilogramos de plutonio. La energía nuclear es necesaria en este caso porque Titán está tan lejos de la Tierra y su atmosfera es tan densa y cubierta de nubes que resulta inviable el uso de paneles solares como los que llevan los ‘rovers’ marcianos.
  • La baja gravedad de Titán y la alta densidad de su atmosfera (cuatro veces más que la de la Tierra) permitirá que la Dragonfly pueda volar en aquel mundo extraterrestre con un 40% menos de potencia de la que se necesitaría en la Tierra.
  • Su primer lugar de aterrizaje serán los campos de dunas ecuatoriales bautizados por los astrónomos como “Shangri- La”. Un lugar muy parecido a las dunas lineales de Namibia.
  • Una vez sobre la superficie de Titán la Dragonfly explorará la región en vuelos cortos y otros más largos de hasta 8 kilómetros. Podrá detenerse por el camino y aterrizar en lugares de interés.
  • La misión tiene una duración prevista de unos tres años y se espera que recorra más de 175 kilómetros de la superficie de Titán en ese tiempo. Una distancia que representa más del doble de la distancia recorrida por todos los ‘rovers’ que han estado o están sobre la superficie de Marte combinados.
  • La Dragonfly lleva a bordo cámaras, instrumentos meteorológicos, un sismómetro, un generador de neutrones para medir las composiciones de nitrógeno, hidrógeno y oxígeno de la atmósfera, una succionadora para recoger muestras en busca de posibles señales de vida y un sistema de comunicaciones que enviará los resultados de sus hallazgos a la Red de Espacio Profundo de la NASA con recepción en California, Australia y Robledo de Chabela en Madrid.

¿Por qué Titán es importante?

Titán es un objetivo prioritario para una misión espacial de estas características porque es un mundo análogo a la Tierra en sus orígenes. En Titán están presentes todos los elementos que dieron origen a la vida en la Tierra y a lo largo de los casi tres años que se espera que dure la misión, la Dragonfly explorará diferentes entornos que van desde dunas orgánicas hasta el suelo de un cráter de impacto donde en algún momento del remoto pasado coexistieron juntos, durante miles de años, agua líquida y materiales orgánicos complejos, esenciales para vida.

El objetivo es estudiar si en aquel mundo a 1.400 millones de kilómetros alguna vez pudo desarrollarse la vida y al mismo tiempo indagar en los procesos que dieron lugar a la vida en nuestro planeta hace unos 4.000 millones de años.