Cómo responder a los argumentos de los antivacunas: "No hay nada menos científico que llamarles gilipollas"

  • Los movimientos antivacunas proliferan en las redes sociales y es interesante conocer su ideario para darles una respuesta adecuada, aseguran los expertos

  • NIUS recoge sus principales argumentaciones y sus posibles respuestas

  • Lo que no funciona nunca es insultar o exclamar "¡qué burrada estás soltando!", explica el doctor Ignacio Rosell

El proceso de vacunación en España está resultando todo un éxito y ello es, en parte, gracias a que aquí el conocido como movimiento antivacunas es minoritario. Nada que ver con la vecina Francia. Los españoles quieren vacunarse. Solo el 10% de los 10 millones de personas que quedan por recibir la vacuna en España dicen ser contrarias a ponérsela, según el CIS de julio.

Este porcentaje se traduce en cerca de un millón de individuos. Personas que, asegura el doctor Ignacio Rosell a NIUS, no son representativos de la sociedad española que "está respondiendo fenomenal a la vacunación".

Creencias "difíciles de cambiar"

Según este doctor en Medicina Preventiva y Salud Pública, a veces hay que asumir que a un antivacunas muy cerrado no se le va a convencer porque "su decisión forma parte de las creencias y estas son difíciles de cambiar". Casos hay para todos los gustos, solo hay que darse una vuelta por las redes sociales.

"No hay nada más natural que proteger a los hijos"

"Una estrategia que yo explico a mis alumnos -indica el profesor Rosell- es la idea de alinearse con su ideología, entender lo que está diciendo, sin enfrentarse, y desde ahí llevarlo a otro terreno".

El docente de Universidad de Valladolid pone un ejemplo: ante el clásico "yo no vacuno a mis hijos porque defiendo la vida natural", se puede dar como respuesta "¿acaso hay algo más natural en una madre que proteger a sus hijos?". Lo que no funciona nunca -sostiene el experto- es responder "¡qué burrada estás diciendo, eres un antivacunas!".

En Twitter y en redes sociales, explica Ignacio Rosell, hay gente que defiende presuntamente la ciencia diciendo que "yo soy muy prociencia y los antivacunas por tanto son gilipollas, esa gente en realidad no está defendiendo la ciencia porque la ciencia lo que dice es que llamando gilipollas a alguien no le vas a convencer, no hay nada menos científico".

De hecho, tal y como explica a NIUS el doctor, "a nosotros la palabra antivacunas o negacionistas no nos gusta mucho porque los antivacunas son un extremo de una situación, pero hay mucha gente que simplemente tiene una duda vacunal".

Tildar de "antivacunas" a todo el que duda es un error

De todo ello sabe bien este médico de Medicina Preventiva y Salud Pública. Hace dos años, meses antes del estallido de la pandemia, publicó junto a Azucena Santillán García, enfermera del Hospital Universitario de Burgos, un estudio titulado: "Discurso antivacunas en las redes sociales: análisis de los argumentos más frecuentes".

Un documento que hoy está más vigente que nunca y que recoge los principales argumentos de las personas contrarias a la vacunación para poder hacerles frente. Porque, asegura el profesor Rosell, "los patrones no han cambiado". Tildar de antivacunas a todo el que duda es un error, insisten los autores, y es importante conocer sus argumentos para poder ofrecer una respuesta adecuada.

Principales argumentos y sus posibles respuestas

Tal y como recoge el estudio, los principales argumentos dados por las personas reacias a vacunarse son:

  1. Las vacunas no son seguras.
  2. Producen otras enfermedades como el autismo o pueden tener efectos secundarios fatales.
  3. No está demostrado que funcionen.
  4. Hay alternativas mejores.
  5. La información que se da es incompleta, los Gobiernos están aliados con las farmacéuticas, son una estafa de las compañías.
  6. Las alternativas naturales son mejores.

Las respuestas a estos argumentos, según el estudio, deberían ser:

  1. Las vacunas son uno de los productos más seguros que existen, con controles de seguridad muy exigentes para su aprobación y vigilancia continua.
  2. Las vacunas no producen autismo, es una falacia que ha sido retractada en el ámbito científico. La posibilidad de algún efecto adverso, en su mayoría leve, nunca es descartable porque el riesgo cero no existe, pero el balance del beneficio-riesgo es muy elevado. "Yo no conozco nada que produzca más trombos que el coronavirus", destaca Ignacio Rosell.
  3. Las vacunas funcionan, solo hay que ver los datos de incidencia y mortalidad antes y después.
  4. Actualmente no hay alternativas.
  5. La evidencia científica independiente avala el uso de las vacunas. El estado no impone el uso de las vacunas, aunque su uso es necesario para mantener la protección individual y colectiva.
  6. La vida natural es una opción de vida, pero proteger a los hijos es algo natural y consustancial a todas las especies. La protección de la salud de los niños constituye un principio ético y un valor moral ineludible.

Libertad de expresion frente a protección de la salud

Respuestas para combatir unos argumentos que proliferan en medios de comunicación y redes sociales donde, durante años, han calado mensajes como los del propio Donald Trump quien, ya antes de convertirse en presidente de Estados Unidos, vinculaba las vacunas con el autismo.

Hoy Trump tiene la cuenta de Twitter cerrada por la compañía. Su sucesor, Joe Biden, ha acusado a varias plataformas de "estar matando gente" al permitir la difusión de noticias falsas de las vacunas y la pandemia. El debate no es nada sencillo, constata Ignacio Rosell a NIUS, pero "yo siempre digo que tan válido es el artículo 20 de la Constitución, el de la libertad de expresión, como el artículo 43, el de la protección de la salud", concluye el experto.