Dimitri, asistente sexual: “Acompaño a las personas con discapacidad para disfrutar de su sexualidad”

  • Fundó la Asociación Sexualidad Funcional, junto con una médico después de conocer el caso de una madre que mantenía relaciones con su hijo tetrapléjico

  • "Las personas con discapacidad tienen los mismos deseos sexuales, pero se ven excluidas y frustradas", asegura

  • Esta actividad es alegal en España y desde la asociación reclaman una regulación como ha sugerido el presidente Macron en Francia

Con 15 años, cuando todavía vivía en su Atenas natal, un reportaje periodístico despertó la curiosidad de Dimitri Zorzos. Relataba la historia de una estudiante universitaria francesa, que para pagarse los estudios, comenzó a ofrecer sus servicios como asistente sexual de personas con discapacidad. “A la chica le marcó tanto que dejó los estudios y se dedicó a ello porque le enriquecía como persona, no por empatía”, explica Dimitri. Aunque lo que realmente cambió su vida, fue una embolia cerebral que le dejó paralizado medio cuerpo. Fue entonces cuando entró en contacto con personas discapacitadas y descubrió las carencias afectivas y sexuales que sufren en sus vidas. Empezó a investigar y a formarse como terapeuta corporal.

Pregunta: Dimitri, ¿cuándo das el paso y comienzas a dedicarte a la asistencia sexual a personas con discapacidad?

Respuesta: Fue en Barcelona. Yo fui fundador de Sex Assistant en Cataluña y de Tandem Team, participé activamente en estas iniciativas para acompañar sexualmente a las personas con discapacidad.

P: Poco o nada se habla sobre la sexualidad de las personas con discapacidad. Después de 10 años de experiencia, ¿cómo viven la sexualidad?

R: Hay personas que por sus limitaciones físicas y por los tabúes existentes, no encajan en los modelos sociales aceptados y no tienen posibilidad de desarrollarse sexualmente. La mayoría tenemos la oportunidad de aprender a través de la prueba y error, mientras que ellos no.

Son personas con las mismas ganas y deseos que los demás, pero se ven excluidas y frustradas. Por una falta de medios, de apoyos y de contacto se ven obligadas a aceptar propuestas sexuales que de otra forma no aceptarían y no siempre son satisfactorias. Ahí es donde entramos nosotros. Les damos la oportunidad de experimentar con su cuerpo, de disfrutar de su sexualidad.

P: Muchas personas con discapacidad sufren esta limitación de nacimiento. ¿Cómo afrontan sus familias el tema del sexo?

R: Lo más habitual es que no se trate el tema en las familias. Hay padres que nos dicen que no les hablemos de sexo, porque luego no van a querer parar de follar. Pero la experiencia nos dice lo contrario. Cuando lo prueban y saben lo que es, disminuye su ansiedad. Saben que tienen esta vía de escape y cambia su vida. De hecho, en torno al 70% de las personas que acuden a nosotros solo vienen una vez. Cambia la relación con sus familias a mejor e incluso encuentran pareja.

P: Hace 3 años viniste a vivir a Valencia, donde trabajas con Charo Ricart, una médico y sexóloga, con discapacidad con la que fundaste la Asociación Sexualidad Funcional. ¿Cómo nació este proyecto?

R: Una colega de atención primaria le contó a Charo la historia de una mujer que siempre llegaba a la consulta con hematomas en el pubis. Después de hablar con ella en varias ocasiones, le confesó que mantenía relaciones con su hijo tetrapléjico para cubrir sus necesidades sexuales. Era un acto de amor hacia su hijo. Esta es una realidad poco conocida, que se produce frecuentemente, y que destroza psicológicamente a las dos personas. Charo y yo empezamos el proyecto y fundamos la Asociación Sexualidad Funcional.

P: ¿Qué buscan las personas que contactan con vosotros?

R: Buscan compartir momentos de intimidad, pero no es para todas las personas porque no son conscientes de lo que vamos a hacer. Esto no es follar y ya está. Nosotros nos entrevistamos previamente y si no son conscientes de este planteamiento inicial no son aptas. Este es un servicio de acompañamiento que no hay que confundir con la afectividad personal.

P: Entonces, ¿cuál es el proceso que se sigue una vez se ha realizado esta primera entrevista?

R: A partir de ese momento, se establece un encuentro previo entre el acompañante y el usuario y se fijan unos límites, hasta donde va a llegar el acompañamiento. En ocasiones, llegan con la idea de que haya penetración o sexo oral, pero no siempre es posible. Entonces, les descubrimos otras opciones que también les pueden satisfacer sexualmente. A partir de ahí, si van a haber nuevos encuentros, hablamos para intentar mejorar la experiencia.

P: ¿Cobra un asistente sexual por ofrecer este servicio?

R: Yo soy un trabajador sexual y cobro. Es menos de lo que se cobra por un masaje y no hay límite de tiempo. En ocasiones acepto un trueque, porque las personas con dependencia suelen tener dificultades económicos. Me han llegado a pagar con un poema o con artesanía.

P: ¿Qué otros servicios ofrecéis en el centro?

R: Hacemos numerosos talleres sobre sexualidad, inclusivos para formar personas con discapacidad. La problemática está tan extendida que hay muchas asociaciones y personas individuales que piden esta atención para sensibilizar y formar.

P: ¿Cuántos asistentes sexuales sois en la asociación?

R: El número fluctúa mucho. A veces somos 15 y otras 5. Es una actividad muy complicada que te puede afectar personalmente y no todo el mundo lo soporta y abandona.

P: En Francia, el presidente Macron ha abierto un debate para regular la asistencia sexual a personas con discapacidad. En España, ¿cuál es la situación actual?

R: Aquí es una actividad que no está regulada y es alegal. Nosotros creemos que si esto se va a abordar primero se debería de hablar con los usuarios de los servicios y con nosotros. Este es un tema complejo en el que intervienen emociones. No hay que caer en el error de Suiza que se ha regulado tanto que ya no sirve para nada. Debe debatirse con profundidad para favorecer el bienestar de las personas con discapacidad.

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