Goiat, el oso repudiado por Aragón, pierde el collar GPS y ya no quedan ejemplares geolocalizados en el Pirineo

  • Aragón vincula a Goiat con la muerte de ovejas, cabras, terneros, caballos... en 15 ataques detectados

  • La Generalitat, encargada de la reintroducción de este ejemplar bajo un programa europeo, ha encontrado el dispositivo en la Ribagorza aragonesa

  • A Goiat le salió un voraz competidor: el oso Cachou, cuya muerte sigue bajo secreto de sumario por un presunto envenenamiento

Nuevo episodio en la vida del voraz Goiat en los Pirineos. Este oso pardo procedente de Eslovenia y "reiteradamente depredador", según denunció el Gobierno de Aragón, ha perdido el collar GPS que lo mantenía geolocalizado en la Ribagorza aragonesa. Así lo ha anunciado el Departament de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Cataluña, que lo liberó en 2017 dentro del programa europeo PirosLIFE de reinserción del oso pardo en la cordillera.

El dispositivo llevaba 15 días sin transmitir ningún movimiento, por lo que el oso lo perdió el pasado 15 de octubre; aun así, podrá ser identificado gracias a las marcas auriculares que lleva. Los técnicos de la conselleria se han acercado a la última ubicación registrada por el collar y lo han encontrado en buenas condiciones, por lo que podrán recuperar localizaciones no enviadas y datos de su actividad los últimos dos años.

Goiat destaca por devorar caballos, potros, terneros y yeguas en vez de ovejas, como es habitual en los osos pardos y, desde que las autoridades constataron su presencia en la comunidad aragonesa en junio de 2019, han detectado al menos 15 ataques a ganado y colmenas. Por ello, el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Joaquín Olona, criticó en mayo de este año que la reintroducción de osos llevada a cabo por Francia y Cataluña en los Pirineos genera efectos "indeseados" en Aragón que se traducen en "alarma y rechazo" de la población local al amenazar la ganadería extensiva, por lo que destina una línea de ayudas para compensar las pérdidas a los ganaderos y proteger su ganado con vallado y perros mastines.

Por su parte, fuentes del Departament de Territori i Sostenibilitat aseguran que el número de ataques detectados en Cataluña ha disminuido (sin tener en cuenta la Vall d'Aran, que tiene sus propias competencias en la materia y lleva su propio registro) e insisten en que no se pueden atribuir todos los ataques a Goiat o al resto de osos pardos, puesto que lobos y perros también los llevan a cabo.

Goiat era el último oso con geolocalización

Goiat fue puesto en libertad en los Pirineos catalanes en 2017 con el collar GPS ahora encontrado por los técnicos de la Generalitat. De hecho, la administración catalana ha constatado que no quedan ejemplares geolocalizados en la cordillera después de que el Gobierno francés haya confirmado que la transmisión de Sorita y Claverina, hembras reintroducidas por su administración, no funciona.

El objetivo de la geolocalización es investigar los hábitos y los movimientos de estos ejemplares, un método aplicado en todo tipo de especies reintroducidas. No obstante, las autoridades aragonesas critican que no sea eficaz para prevenir ataques al ganado de sus ganaderos ya que el collar envía su localización con posterioridad.

Cataluña sigue la normativa europea y utiliza dichos fondos para traer ejemplares de Eslovenia porque estos son los que guardan una mayor similitud con los naturales del Pirineo, según fuentes de la conselleria. Los últimos datos muestran que hay 52 ejemplares (12 más que en 2018) en los territorios catalán, aragonés, navarro, andorrano y francés de la cordillera en la lucha por evitar su extinción en la zona.

La muerte de Cachou, en secreto de sumario

No obstante, Goiat no es el único oso temido en los Pirineos por su voracidad, sino que le salió un competidor: Cachou. Su comportamiento se asemejaba al de Goiat y también fue vinculado con el aumento de ataques en la cordillera hasta su muerte. Su cadáver fue encontrado el 9 de abril y, según los primeros informes del Conselh Generau d'Aran, el animal murió de forma natural al caer rodando por un barranco tras el ataque de otro oso. Una versión que no convence al Juzgado de Vielha, por lo que abrió una investigación que mantiene bajo secreto de sumario.

El juzgado indaga sobre si la muerte pudo ser criminal a causa de un posible envenenamiento para evitar más ataques a ganado. De hecho, pocos días después de que agentes de medio ambiente del Conselh Generau d'Aran encontraran el cadáver del oso, las entidades animalistas Ipcena-EdC, Seo Birdlife Cataluña, FAPAS y la Federación Ecologistas de Cataluña pusieron en duda que el animal muriera de esta forma. Descartan que Cachou se hubiera peleado con otro oso porque el animal no tenía signos de lucha y apuntan a que la "sonrisa sardónica" que mostraba en las imágenes de los agentes rurales podía apuntar a un envenenamiento.

En medio de la polémica por un presunto delito contra la fauna, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha reclamado en varias ocasiones a la Generalitat y al Ministerio de Transición Ecológica que aclaren, de forma urgente, las causas para descartar que hubiera sido una muerte premeditada.