Juicio por el asesinato de Gabriel Cruz: Ana Julia Quezada se echa a llorar y pide que le quiten los grilletes

  • Es la primera mujer que se enfrenta a prisión permanente

  • La asesina confesa del niño de Almería fue sorprendida con su cuerpo en el coche

  • Su defensa ha tratado de argumentar un homicidio involuntario

Ya ha arrancado el juicio contra Ana Julia Quezada, la asesina confesa de Gabriel Cruz, el niño asesinado en Almería por la entonces pareja de su padre. El proceso durará dos semanas y será un jurado popular el que decida sobre el caso. De hecho la acusada se ha echado a llorar cuando ha entrado en la sala el jurado. La Fiscalía y la acusación particular piden para Quezada la prisión permanente revisable.

Ana Julia Quezada, asesina confesa de Gabriel Cruz, de solo 8 años, ha llegado a los juzgados de Almería, muy cambiada. Ha aparecido con una imagen muy distinta a la que solía llevar. Hoy viste de blanco, con chaqueta y lelo liso.

Ha esperado en la sala, junto a sus letrados, Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez, la entrada del jurado popular que deberá decidir si es culpable de asesinato o si la muerte del niño de Almería fue un homicidio. En ese momento la acusada a roto a llorar. Justo antes su abogada ha pedido que le quitaran los grilletes y la jueza ha accedido tras preguntarle si iba a mantener la "calma".

Su detención y confesión del crimen sacudían a todo el país tras 13 días de búsqueda de Gabriel desaparecido el 27 de febrero de 2018 en las cercanías de la casa de su abuela en Las Hortichuelas, Almería, donde ahora se le recuerda con un mural.

Ana Julia Quezada, pareja del padre del pequeño, fue sorprendida con el cuerpo del niño en el maletero del coche, cuando lo trasladaba desde la finca familiar en la que había acabado con su vida y lo había enterrado.

Atrás quedaban dos semanas de engaños, con pistas falsas como una camiseta, ante unos padres desesperados y torturados aún más emocionalmente por mantener la compostura ante ella, una vez que les confirmaban las sospechas, por la esperanza de encontrarle sano y salvo.

Su asesina confesa, aislada y con presas sombra para evitar su suicidio en la cárcel, en la fase de instrucción ha tratado de relacionar la muerte de Gabriel con un homicidio involuntario para reducir su condena. De hecho hoy sus abogados han pedido para ella solo tres años de cárcel.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular, los padres, han pedido la pena máxima de prisión permanente revisable por asesinato con alevosía.