Karkubi, la ‘droga de los pobres’ que mezcla potentes ansiolíticos con hachís

  • 27 detenidos de una red dedicada al doble tráfico de drogas

  • Compraban medicamentos con recetas falsas que mezclaban con hachís

  • Año y medio de cárcel para un acusado por tráfico de 'Karkubi'

La Policía Nacional ha desarticulado una de las mayores bandas de venta de hachís en nuestro país. Hay 27 detenidos que se dedicaban a un doble tráfico de drogas. Por un lado traían por El Estrecho hachís de Marruecos para vender por toda España. Pero por otro, compraban estos medicamentos en España con recetas falsas.

Son unos potentes ansiolíticos y mezclados con hachís se convierten en la droga conocida como ‘Karkubi’. Aprovechaban la estructura que tenían para traer el Hachís desde Marruecos, para, de vuelta llevar al país africano los ansiolíticos.

El ‘karkubi’ se consume mucho en Marruecos, lo llaman la droga de los pobres. Mucho beneficio para los narcos, bajo precio para los consumidores, pero unos efectos secundarios brutales en quien lo consume. Los ansiolíticos potencian por cuatro el efecto del hachís o de cualquier otra droga que se combine.

"Soy un mero gilipollas en manos de esta gente, no sabía lo que hacía"

La Audiencia de Valladolid ha impuesto penas que suman año y medio de prisión a un vecino de Madrid, Raúl V, por utilizar recetas falsificadas con las que adquirió en una farmacia de la ciudad una caja del medicamento llamado Rivotril, perteneciente al grupo de las benzodiacepinas, que se mezcla con hachís para fabricar 'Karkubi', una droga que causa furor en Marruecos.

En su sentencia, la Sección Segunda de lo Penal halla responsable a Raúl V. de un delito de tráfico de drogas, de las que no causan grave daño a la salud, y de otro de falsedad documental y resuelve imponerle seis meses de cárcel por el primero y un año por el segundo, así como sendas multas de 1.664 y 1.080 euros, respectivamente, condena que contrasta con los cinco años y medio de prisión que había pedido el Ministerio Fiscal, según informaron fuentes jurídicas.

Durante el juicio, el ahora condenado, defendido por el letrado Alberto Gómez Durántez, del despacho AGG Abogados, reconoció que viajó a Valladolid con las recetas para adquirir Rivotril pero por indicación de una banda de magrebíes que le había sustraído el DNI y su tarjeta sanitaria.

"¡Soy un tonto, un mero gilipollas en manos de esta gente!", así se autodefinió Raúl V. al declararse instrumento de una banda dirigida por Hassan y Mohamed que primero le pidieron su documentación y luego se la sustrajeron para lograr así que les hiciera el trabajo de desplazarse de Madrid a la capital del Pisuerga para adquirir el referido medicamento.

"¡No sabía lo que hacía, fui un mero gilipollas en sus manos en un momento en el que estaba en proceso de divorcio y consumía mucha cocaína. Me pillaron en un muy mal momento, pero yo lo único que quería era consumir!", resumió el ahora condenado para explicar por qué se prestó al juego.

Aseguró también que desconocía que las recetas que portaba eran falsas, un total de seis que habían sido sustraídas a una pediatra en el centro de salud de Tres Cantos, en Madrid, y también mantuvo que si bien había llegado a un acuerdo para repartirse con la banda las pastillas, finalmente decidió adquirirlas todas para él y denunciar la sustracción de su DNI y tarjeta sanitaria. "No tengo antecedentes, en mi vida he hecho nada malo", remarcó el encausado pidiendo una sentencia absolutoria de la sala basada en la adquisición de la mercancía para su propio consumo.

Para confeccionar 'Karkubi'

Sin embargo, el fiscal del caso mantuvo su petición de pena debido a las "contradicciones" e "incoherencias" advertidas en las manifestaciones de Raúl V, al que acusó del uso, a sabiendas de ello, de recetas falsificadas para adquirir el medicamento Rivotril, perteneciente al grupo de las benzodiacepinas, con el fin de mezclarlo luego con hachís y fabricar 'Karkubi', una droga que está causando furor entre las clases más desfavorecidas de Marruecos.

De hecho, en el momento de la detención, después de que el acusado adquiriera una caja en una farmacia de la capital, los agentes de la Policía Nacional le ocuparon en su coche, estacionado en las inmediaciones, un total de 360 comprimidos de dicho medicamento, una "cantidad exagerada", tal y como aseveró uno de los policías que participó en el dispositivo.