Las mentiras de Ana Julia: El dinero era su afán, no se llevaba bien con Gabriel y siempre quiso salvarse

  • Los testimonios de la Guardia Civil ponen en evidencia la verdadera personalidad de Ana Julia

Los testimonios de la Guardia Civil vuelven a plantear un semblante tenebroso de Ana Julia Quezada y deja al descubierto algunas de sus mentiras. No sorprende, pues, que Ana Julia no quisiera hoy ver las imágenes de sus actos y escuchara con la cabeza baja las declaraciones de los hombres que llegaron a hacer turnos de 24 horas para desvelar el paradero e intentar salvar a Gabriel, porque los investigadores siempre pensaron que iban a localizarlo vivo.

No es fácil mirar a la cara, no, cuando todo un capitán de la UCO de la Guardia Civil, el mismo que interrogó a Ana Julia Quezada tras su arresto el 11 de marzo en el municipio de Vícar (Almería) cuando portaba el cadáver del niño Gabriel Cruz deja claro que la relación de Ana Julia con Gabriel era mala, "en esos días llegamos a oírle hablar mal del niño. Fue una reacción de ella como mínimo chocante ya que decía que le insultaba, que decía que era 'muy fea' y que una vez que se marchó a la Republica Dominicana le dijo que 'no quería que volviera'". Según la Guardia Civil, no quería tanto Ana Julia a Gabriel como ahora dice entre lágrimas.

Respecto a su postura en la investigación, Ana Julia no estaba tan aturdida ni tan perdida ni angustiada como ha declarado en el juicio porque desde el primer momento jugó todas las bazas que pudo para intentar protegerse. "Nunca reconoció que fuera muerte dolosa, premeditada o cualquier episodio que pudiera ir en contra de ella" después de que la fiscal haya remarcado que se le había detenido "con el cuerpo". Ana Julia siempre defendió que la muerte fue accidente y "sí habló" con sus abogados "unos momentos antes" de que se le tomase declaración "porque ella así lo pidió".

El agente de la UCO, quien estuvo en contacto "desde un primer momento" con Ana Julia Quezada, ha aportado un dato nuevo con respecto al momento en que las sospechas comenzaron a recaer sobre la entonces pareja sentimental del padre y ha indicado, a preguntas de la acusación particular, que la atención en esa "se fija desde el momento en el que se descarta al acosador de Patricia Ramírez porque ya estaba mintiendo a preguntas de personas y eso no tenía sentido".

Tras matizar que, en "ningún momento" se puede decir que hubo "colaboración por su parte", ha remarcado que, desde el "primer momento" en el que habló con ella en los primeros días desde la desaparición, "ocultó ciertas verdades sobre su persona que nos despertaron extrañeza porque no tenía sentido que nos mintiera en ese momento". Tampoco en esos días dio "explicaciones lógicas" al tiempo que había pasado en la finca de Rodalquilar el día en que murió Gabriel o lo que había ido a hacer a esa casa "cuando sabíamos por el movimiento de los repetidores de teléfono que había estado allí".

Con respecto a la inspección ocular realizada en la finca de Rodalquilar donde se produjo el crimen y donde sepultó al menor durante once días, ha indicado que "llamó la atención" de los investigadores que el hacha aportada como prueba de cargo "no estaba en un lugar visible" y que estaba "como escondida, no en la escena principal de los hechos, por lo que pensamos que podía haber sido arrojado desde una casa a otra".

Restos biológicos en un cubo y una fregona

Junto al capitán de la UCO ha prestado testifical-pericial un agente del Servicio Cinológico de la Guardia Civil, quien ha precisado que, en la finca de Rodalquilar, el perro marcó por presencia de restos biológicos "un cubo de fregona, la propia fregona y un punto en el suelo" de la sala en la que se habían producido los hechos. En el exterior, dos perros marcaron el mismo punto en la pasarela de madera que rodea la alberca a cuyos pies sepultó el cadáver".

Los agentes que participaron en la investigación también han explicado el seguimiento que se realizó a Quezada el 5 de marzo cuando se desplazó en el coche de Ángel Cruz hasta el barrio almeriense de Retamar, después de que anunciara que iba a tomar un café con una familiar en Campohermoso, y diera "vueltas sin sentido" por el barrio almeriense antes de regresar "a gran velocidad" hasta Níjar. Este aspecto levantó nuevas sospechas entre los agentes porque "había mentido a la familia".

"Posteriormente supimos que fue a deshacerse de la ropa y la encontramos en un contenedor de vidrio", ha detallado el agente, quien ha explicado que, tras la declaración en la Comandancia de la sospechosa, se solicitó la colaboración de la empresa de recogida de vidrio para inspeccionar los contenedores del barrio y encontrar las prendas, lo que supuso una búsqueda de más de dos horas hasta dar con el pantalón de chándal, la chaqueta roja, la camiseta blanca y las zapatillas de Gabriel.

Los investigadores reprodujeron el itinerario realizado por Quezada y marcado por los repetidores del teléfono que llevaba para tratar de determinar si había contado con colaboradores o había concertado alguna entrevista durante su recorrido. Igualmente, han negado que la acusada especificara el lugar en el que arrojó las ropas, que no desaparecieron porque la actividad de recogida se hacía por entonces "cada 30 días".

En relación a la camiseta hallada en el barranco del Águila dos días antes y que había sido puesta por la acusada intencionadamente en un cañaveral, los investigadores han precisado que la misma presentaba signos compatibles con un "roce deliberado". "Pensamos que esa camiseta se apelmazó y se tiró contra el suelo para causar esa mancha", han indicado antes de ratificar que la prenda había sido tocada por el padre del niño y por la acusada.